FUENTE: ABC
El sarampión se había convertido en una rareza, en una enfermedad del pasado gracias a la vacuna. Pero los síntomas de esta infección tan contagiosa están volviendo a verse en las consultas de muchos países de Europa. En lo que va de año se han notificado casos en España, Austria, República Checa, Francia, Alemania, Irlanda, Italia, Reino Unido, Portugal, Suiza y Ucrania, relacionados en su mayoría con un brote epidémico que comenzó en Rumanía en diciembre del año pasado y que aún sigue activo. En este país del este ya han muerto 17 personas de los 3.446 casos documentados hasta el 10 de marzo. En Italia, solo durante la última semana, se han registrado 17 casos que se suman a los 1.473 contabilizados desde comienzos del año.
En el vecino Portugal, el último recuento suma por ahora 22 infectados, uno de ellos tuvo un desenlace fatal, con la muerte de una joven de 17 años que se ha convertido en la primera víctima mortal del brote portugués.
Como en la mayoría de los casos, ninguno de los afectados estaba vacunado. La joven portuguesa fallecida se había contagiado al estar en contacto con un niño de 13 meses que tampoco había sido inmunizado. El pequeño tenía una fiebre muy alta y los médicos desaconsejaron la vacuna en semejantes circunstancias. Así se fraguó el contagio de esta joven y de otras seis personas más.
En nuestro país, el brote más importante ocurrió a comienzos de año en Cataluña con un caso importado de China que desencadenó otros 21. Aunque en lo que va de año ha seguido habiendo un goteo de casos en otras comunidades. Solo en la última semana de marzo, se han identificado a seis afectados en Canarias (1), Murcia (3) y Navarra (2). La Organización Mundial de la Salud teme que la enfermedad siga propagándose por el continente europeo con la posibilidad de causar grandes brotes en lugares donde la cobertura de inmunización ha caído por debajo del umbral necesario del 95%.
En la Europa rica, donde el acceso a las vacunas no es un problema, se está produciendo la tormenta perfecta para que el virus del sarampión circule con facilidad: la llegada de población desfavorecida sin vacunar a la que se suman cada vez más padres que deciden no inmunizar a sus hijos por un miedo infundado a los efectos secundarios. Y el virus vuelve a circular cogiendo desprevenidos a quienes no están protegidos.
Nuestro país aún está en ese envidiable umbral de vacunación del 95%, aunque algunos pediatras temen que los movimientos antivacunas y el auge de las terapias naturales estén calando entre los padres españoles. Tanto, que en comunidades como Cataluña se está estudiando exigir la vacunación infantil para acceder a una guardería pública o escuela infantil.
En Portugal el último brote también ha encendido el debate. El país vecino ha decidido censar a todos los menores que no se han vacunado e incluso están estudiando alguna penalización para los padres que no protejan a sus hijos.
l presidente de la Asociación Española de Vacunología, Amós García Rojas, cree que se está bajando la guardia con las enfermedades infantiles de transmisión como el sarampión o la difteria. «Se cree que las vacunas ya no son necesarias porque se piensa que son problemas de salud del pasado, pero las enfermedades no se olvidan de nosotros», advierte. García Rojas, que participó ayer en una jornada organizada por GSK con motivo de la Semana de la Vacunación, no cree en la inmunización obligatoria. «Mi opinión es que daríamos alas a los movimientos antivacunas. A los padres que no quieren vacunar a sus hijos hay que entenderles; no demonizarlos y educarles para que comprendan lo ridículo y acientífica que es su actitud. Es absurdo que un niño tenga sarampión en el siglo XXI».
El peligro de contraer el sarampión no es solo para los hijos de las familias que deciden no vacunar. Que un virus tan contagioso como el sarampión empiece a circular también expone a terceros. En el grupo de mayor riesgo esta la población extranjera de países donde no se han extendido las campañas de vacunación o los ciudadanos españoles que por edad no han sido vacunados. Bien porque son menores de 12 meses (momento en el que se vacuna) o porque tienen entre 25 y 40 años, un grupo de población que en su infancia no pudo vacunarse y tampoco ha pasado la enfermedad.
En los años en los que se logró mayor cobertura de vacunación, el virus del sarampión dio una tregua. Dejó de circular por el continente, pero al mismo tiempo descendió la inmunidad natural que se adquiere al estar en contacto con la enfermedad. Ahora el virus vuelve a tener capacidad de contagio y se convierte en una amenaza en el corazón de Europa.
Antes el riesgo se pensaba que llegaba de fuera, de países sin capacidad económica para vacunar a su población. Ahora la OMS se pregunta si el peligro está en Europa. Expertos como Jacques Kremer y Claude Muller han advertido que hay que empezar a contar el número de casos de sarampión que exporta Europa a países con sistemas de salud deficientes y altos índices de mortalidad y no al revés.
El sarampión es muy contagioso, pero por lo general es una patología benigna. Como la mayoría de las enfermedades típicas de la infancia en niños pequeños dan pocos problemas. El mayor peligro es para los adultos con un sistema inmune menos potente que el de los pequeños.