Son casi imperceptibles para el ojo humano. Pueden pasar una semana adheridas a nuestro cuerpo sin que lo notemos. Y pueden transmitirnos hasta 50 enfermedades. Algunas de ellas altamente incapacitantes o incluso con resultados fatales. La semana pasada, el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad presentó los resultados de un estudio realizado en cuatro regiones –Madrid, Extremadura y las dos Castillas– para conocer la presencia de las garrapatas del género Hyalomma, potenciales portadoras de la fiebre hemorrágica Crimea-Congo, un virus que, en agosto del año pasado, causó una muerte y un contagio. En todas las regiones dio positivo, concretamente en siete de once comarcas estudiadas. El riesgo de contagio sigue siendo bajo: sólo se han reportado los dos casos mencionados. Sin embargo, los organismos sanitarios llaman a la prevención. Sobre todo en estos meses de primavera y verano, cuando las garrapatas salen de su letargo y están más activas. No hablamos de garrapatas «urbanas»; se encuentran en el campo, por lo que pueden «atacar» durante actividades como el senderismo.
En un encuentro organizado por el Colegio Oficial de Veterinarios de Madrid, expertos en este campo han aportado datos no sólo sobre las del género Hyalomma, sino de todas aquellas que pueden resultar dañinas.
«En España hay registradas unas 20 especies de garrapatas que pueden transmitir más de 50 enfermedades, tanto en animales como en personas», afirmó Horacio Gil, investigador del Centro Nacional de Microbiología-Instituto de Salud Carlos III.
Así, a la ya mencionada del Crimea-Congo, de tipo vírico, se hallan también la babesiosis –de tipo parasitario–, y la enfermedad de Lyme, la anaplasmosis o la rickettsiosis –estas tres de tipo parasitario–. En lo que respecta a la de Lyme, causada por garrapatas del género Ixodes, este 1 de mayo se celebra el Mes Mundial de lucha contra este trastorno, que contabiliza ya 70.000 casos en Europa y cuya prevalencia en España puede estar en los dos casos por cada 100.000 habitantes. Con todo, en algunas regiones como Castilla y León –13,3% de seroprevalencia– o La Rioja –9,8 casos por cada 100.000 habitantes– las tasas son más altas. «Pueden estar una semana adheridas sin que nos demos cuenta», explicó Guadalupe Miró, presidenta en España del Consejo Europeo para el Control de las Parasitosis en los Animales de Compañía (ESCAAP). «Poseen unos lípidos, péptidos y proteínas en sus glándulas salivales que nos ‘‘anestesian’’», añadió.
¿Las precauciones? Si estamos en el monte, llevar manga y pantalón largos, revisar el cuerpo en busca de picaduras y, sobre todo, en caso de detectarla, acudir a un centro de salud antes de 48 horas, que es el tiempo que tarda nuestra sangre en infectarse.
Hace ya más de 15 años, Ana Navarro, tarraconense de 40, comenzó a sufrir fuertes dolores musculares. Se le llegó incluso a paralizar una pierna. «Siempre piensas que es el estrés del día a día», dice. Al atenderla en el hospital, le dieron el alta. Sin embargo, en 2012, comenzó a empeorar: no se podía mover. Le dieron muchos diagnósticos: fibromialgia, síndrome de fatiga crónica... «Mi familia encontró un médico en Bruselas, con técnicas más punteras. Me diagnóstico la enfermedad de Lyme», afirma. Ana era muy aficionada al senderismo. No recuerda la picadura que le causó el mal, pero es consciente «de que estuve muchas veces en contacto con garrapatas». Además, dio positivo en otras tres enfermedades que transmiten los ácaros: borrelia, bartonella y rickettsia. Lo peor es que su hija, en edad adolescente, «ha dado positivo en borrelia y tularemia. Según algunos estudios, estas enfermedades se pueden transmitir a través de la placenta».
Como explica, se trata de una enfermedad multiorgánica. En su fase aguda, provoca pericarditis, encefalitis, artritis, trastornos motores... Después, llegan las lesiones del sistema nervioso, problemas cognitivos, de concentración y memoria... Ana ha tenido que ir en silla de ruedas, pero, tras el tratamiento que recibió en Bruselas, se vale de un andador. Eso sí: tiene una incapacidad del 75%. «No hay cura, se cronifica. Pero se pueden minimizar los síntomas».
Pacientes como Ana o Leonor Morales, ambas ayer en la presentación de los estudios sobre la presencia de garrapatas en España, conforman Alce-Asociación de Lyme Crónico en España. Estos días ponen en marcha la campaña «Muerde una lima por el Lyme», coincidiendo en mayo con el mes mundial de la lucha contra esta enfermedad, en la que retan a los internautas a morder una lima, compartir uno de los datos que reflejan la realidad del Lyme, y subir su vídeos a redes sociales. «Somos 180 socios. Hay incluso niños. Pedimos más investigación y pruebas más fiables en España», dicen.