FUENTE: La Razón
¿Qué hacemos mal? El «runner» español ni calienta, ni estira, «ni conoce las pautas de alimentación e hidratación». Además, corre más de la media recomendada. Concretamente, de las tres horas y 22 minutos que hace a la semana, le sobran los 22 minutos. «La Sociedad Europea de Cardiología ya ha avisado de que correr más de tres días una hora a la semana puede provocar una hipertrofia del ventrículo izquierdo, lo que produce alteraciones en la conducción eléctrica del corazón, dando lugar a arritmias y taquicardias», afirma el doctor José González, médico deportivo y fundador del Centro Deyre.
Pero, básicamente, el corredor no interpreta bien los años que tiene. Por la facilidad para su práctica, el «running» es el deporte estrella entre aquellos que, llegada una edad, toman la decisión de adoptar hábitos saludables. «Hasta los 40, uno puede hacer lo que quiere. Después, la salud no es gratuita», dice González. «En la tercera o cuarta década de la vida se elevan los factores de riesgo: obesidad, hipertensión, colesterol alto, sedentarismo...», dice Manonelles. Y muchos de los «runners» son «de nueva incorporación, o retoman la práctica olvidando que ya no son jóvenes».
Sorprende así que dos de cada diez de los corredores que sufrió algunos de los síntomas citados «no hizo nada». Sólo la mitad acude al médico. «La verdadera intención de muchos de los que se incorporan es correr una maratón en tres meses. Éso es muy peligroso», dice Manonelles. «Lo primero que deben hacer es someterse a un reconocimiento, incluyendo una analítica y una prueba de esfuerzo. A partir de ahí, se establecerá, dependiendo de su estado de forma, las pautas para preparar la maratón», apunta Rodríguez.
Muy pocas carreras populares, que ya se cuentan por miles, exigen certificado. La Semed pone el ejemplo de la Quebrantahuesos, la marcha cicloturista con salida y meta en Sabiñánigo (Huesca): la organización cuenta con una plataforma digital en la que comprueba que los corredores se han hecho el chequeo obligatorio. Otras carreras se han sumado, pero parece que no hay prisa. «No llegan a la docena. Queda mucho recorrido por hacer», afirma Manonelles. «Desde hace muchos años llevamos pidiendo al Consejo Superior de Deportes la obligatoriedad del certificado», critica el fundador del Centro Deyre.
No olvidemos, como dice Rodríguez, que Filípides, en el 490 a. C., tras recorrer 200 kilómetros para anunciar a los espartanos el desembarco persa en Maratón (Grecia), cayó al suelo fulminado. «El exceso no es sano», concluye.
Nos hemos pasado de revoluciones con el «running». Una práctica saludable, con múltiples beneficios a nivel físico –incremento de masa muscular, aporte de oxígeno al corazón, mejora del sistema inmunológico...– y psicológico –reducción de estrés y ansiedad, disminución de síntomas de depresión...–, se está empezando a convertir en un problema. Ya son más de tres millones los españoles que salen a correr de forma habitual. Pero algo debemos estar haciendo mal. El «VI estudio Cinfasalud: percepción y hábitos de los corredores y corredoras españoles 2017», realizado junto a la Sociedad Española de Medicina del Deporte (Semed), pone sobre la mesa cifras preocupantes. Casi 693.000 corredores (23,1%) afirman sufrir fuertes dolores de cabeza; 294.000 (9,8%) dicen padecer mareos, desvanecimientos o desmayos; unos 267.000 (8,9%) han presentado palpitaciones; otros 200.000 (6,7%) tienen problemas de falta de respiración, y en torno a 165.000 (5,5%) sienten dolores en el pecho. A todos ellos habría que añadir la elevada franja (38%) que ha sufrido lesiones musculares. Sólo cuatro de cada diez no tenido estos percances. O lo que es lo mismo: seis de cada diez están en riesgo.
«Los porcentajes son muy altos», asegura a LA RAZÓN el doctor Pedro Manonelles, presidente de la Semed. «Los mareos, síncopes, taquicardias... aparecen con frecuencia en enfermedades que pueden causar episodios de muerte súbita», añade. No hay cifras oficiales al respecto, y menos para un deporte tan específico como el «running». Sin embargo, Manonelles cree que podemos hablar de «200 fallecimientos al año en España de deportistas por muerte súbita. El deporte no es peligroso por sí mismo. Pero puede ser un desencadenante», afirma.
Los dolores de cabeza «quizá responden a un esfuerzo de la presión intracraneal»; los mareos pueden deberse a «una disminución de la tensión arterial de forma brusca»; las palpitaciones y la taquicardia pueden ser fruto de una extrasístole –«es cuando notamos que los latidos se anticipan o se retrasan»–, un síntoma que, si el corredor nota, debe descartar que «esté acompañando a una patología». Sin embargo, el síntoma más inquietante es el del dolor torácico. «Puede ser la manifestación de una angina de pecho o un infarto de miocardio, que es la principal causa de muerte súbita en mayores de 35 años», avisa.