Conocí a Ana María Abadía en la I Convención del Modelo Mediterráneo de Farmacia a la que asistieron más de mil farmacéuticos de toda España en el año 2000. Los hechos sucedidos en aquel año todavía repercuten sobre la economía de las farmacias como el decreto-ley que luego vino a sumarse a otras muchas medidas que han cambiado nuestro panorama económico; aunque lo que más preocupaba en aquel momento era el modelo de farmacia, puesto en cuestión en la Comunidad Navarra, por quienes buscaban, y aún buscan, la liberalización..
Ana María pertenecía a la Junta de Gobierno del MICOF, que lideraba Salvador Ibáñez, y tuvo un gran protagonismo en la sombra, al conseguir que acudiese el Presidente de los farmacéuticos chilenos, para transmitir una visión de primera mano de las desgracias acaecidas en su país con la liberalización. Y digo protagonismo en la sombra, porque Ana María nunca buscó estar en primera línea, aunque hizo una excelente labor en su vocalía de ortopedia y relación con las asociaciones de pacientes, durante más de quince años.
Sabía de primera mano lo que acarreaba la liberalización de las farmacias, ya que un hermano suyo había tenido que cerrar su farmacia en Chile, cuando el gobierno democrático de Eduardo Frey en 1994 comenzó a hablar de liberalización, un proceso que continuó con Ricardo Lagos a partir del año 2000 y que ha culminado en un oligopolio que perjudica a los pacientes y consumidores. Por eso Ana María se implicó en la Ley de Iniciativa Popular promovida por el MICOF que, con la perspectiva que tenemos ahora, no fue ni mucho menos una acción inútil, para contraponer argumentos ante el Dictamen Motivado de la Comisión Europea. Ella vivió con todas las Juntas de Gobierno del MICOF, en años posteriores, la lucha y la victoria en el Tribunal de Luxemburgo. Pero también le tocó vivir los impagos y las arbitrariedades de los políticos que han gobernado en la Comunidad Autónoma.
Con farmacia abierta en Valencia desde 1976, supo trasmitir a sus hijas el amor a la profesión y a su especialidad en ortopedia. Dos de sus hijas regentan una ortopedia, y otra, Adela Lorenzo Abadía, es la actual Tesorera del MICOF
Además de su capacidad técnica y discreción, auténticas virtudes de su carácter, pienso que es un referente moral para todos los farmacéuticos que pretendan representar a sus compañeros participando en la Junta de Gobierno de un Colegio.
La última vez que cambié unas palabras con Ana María fue en un momento muy triste: el fallecimiento de Paco Moratal nuestro Vicepresidente, otro referente de entrega a sus compañeros, otro magnífico farmacéutico. En esa ocasión iba acompañada de su hija Adela y nada dejaba traslucir que su problema de salud habría de complicarse. Nos dejó el pasado 14 de abril, y creo que todos los que la conocimos, tenemos una inmensa deuda de agradecimiento hacia ella, y una profunda pena por la ausencia, de una persona que había sabido ganarse el cariño de todos.