FUENTE: Levante
La Conselleria de Sanidad está empeñada en marcar un antes y después en lo que a alimentación saludable se refiere durante este mandato. Así, la Administración dirigida por Carmen Montón ha puesto en marcha ya trabajos para que en los menús escolares se aumenten las raciones de verduras y pescado o para eliminar, por ley, que las bebidas azucaradas y las chocolatinas se vendan en las máquinas expendedoras de hospitales o centros educativos. Ahora, dando un paso más, Montón busca que la alimentación pública sea, además de saludable, sostenible.
Con esta intención, el Consell está tramitando un decreto en el que se establece la cantidad mínima de frutas y verduras «frescas de temporada» que los adjudicatarios de los servicios de restauraciones colectiva en hospitales, centros sociales o colegios deberán de adquirir, además, sin salirse del territorio de la Comunitat Valenciana.
Así, según el proyecto de «Decreto de fomento de una alimentación saludable y sostenible» que acaba de salir a exposición pública, las compras públicas de alimentos y los pliegos de condiciones para contratar servicios de restauración en estos ámbitos deberán garantizar un mínimo del 40 % de productos locales de temporada (los llamados productos de kilómetro 0) y un 3 % de productos ecológicos del total de las compras.
Estos mínimos se aplicarán en las compras públicas de alimentos y bebidas destinados a los ámbitos educativo, sanitario o de servicios sociales y a todas las empresas que ofrezcan sus servicios de restauración en estas tres áreas, incluyendo, según especifica la ley, a los centros concertados con la Generalitat Valenciana o a todos aquellos establecimiento públicos «que dispongan de un comedor colectivo». En su preámbulo, la consellera de Sanidat defiende que garantizar una alimentación saludable y sostenible está dentro del IV Plan de Salud de la Comunitat Valenciana y que las compras públicas son una buena herramienta para «generalizar» la cultura de la sostenibilidad. «Esto implica ir más allá de la compra y contratación de productos, servicios y obras con un precio bajo y tomar en consideración las consecuencias económicas, sociales y ambientales...», justifican.
El nuevo decreto marca además que estos productos de temporada (cuyos mínimos deberán de ir actualizándose con el tiempo) sirvan para que en los comedores de hospitales, centros educativos y sociales se garanticen los menús «saludables», siempre basados en la dieta mediterránea.
Aunque las bases de esta dieta son de sobra conocidas (elevado consumo de frutas, verduras y legumbres, cereales integrales, consumo moderado de pescado, lácteos con bajo contenido en grasa, carne magra y pollo, poca carne roja...), la conselleria elaborará una guía que sirva de base para desarrollar estos menús y que estandarice qué alimentos y en qué proporción son recomendables.
El decreto no olvida tampoco a los celiacos ya que prevé que los responsables de estos menús en comedores colectivos se abastezcan obligatoriamente de alimentos que permitan «elaborar menús adaptados a las necesidades de las personas con enfermedad celiaca».