Entre los problemas de salud que pueden presentarse entre la población, sobre todo durante los meses de verano, son las toxiinfecciones alimentarias. Pero, ¿qué son exactamente y por qué se producen?.
En primer lugar, deberemos diferenciar dos términos que a menudo, por desconocimiento o costumbre, confundimos:
Algunas de las infecciones alimentarias más conocidas son:
Muy frecuente durante los meses de calor, suelen producirse debido al consumo de alimentos con presencia de microorganismos del género Salmonella elaborados con huevos crudos (mayonesas, cremas pasteleras, tortillas poco hechas, etc.), carnes y productos lácteos, pricipalmente.
Para evitarlo se deberá extremar las medidas de seguridad en la conservación y elaboración, manteniendo huevos, carnes y productos lácteos a temperatura de refrigeración (4- 5ºC), y evitar tomar productos lácteos sin pasteurizar o las carnes poco hechas. La cocción adecuada y la higiene en la manipulación puede prevenir las infecciones causadas por estos micoorganismos.
La anisakiosis se produce por la presencia de un parásito, el Anisakis, un gusano cuyos huéspedes son la mayoría de los peces de consumo habitual (boquerones, merluza, besugo…) que suelen ser ingeridos crudos o pre-cocinados (escabeche, ahumado, salazón, etc.). Para evitarlo se recomienda congelar siempre el pescado a -20ºC durante 72 horas, así como la cocción a más de 70ºC.
Es posible contraer Campylobacter consumiendo leche sin pasteurizar, carnes o aves crudas o poco cocidas así como por aguas contaminadas. Es de las infecciones alimentarias más frecuentes y se puede prevenir conservando los alimentos a temperaturas de refrigeración para inhibir su crecimiento y cocinandolos a suficiente temperatura para eliminar al microorganismo.
Se produce por la ingesta de carne cruda o insuficientemente cocida contaminadas con el parásito Toxoplasma gondii. Es especialmente grave en mujeres embarazadas, puesto que la infección producida por la ingesta de alimentos contaminados durante el período de gestación puede tener graves consecuencias para el feto.
Por otra parte, esta serían algunas de las intoxicaciones alimentarias más conocidas:
Provocada por las toxinas preformadas de Staphylococcus aureus, un microorganismo que se transmite por la ingestión de alimentos que han sido elaborados a temperatura inusficiente o que se han mantenido a temperatura ambiente (carnes, productos de ave y huevo, cremas pasteleras, leche y productos lácteos, etc.) siendo la causa más frecuente la contaminación cruzada debido a una manipulación y una higiene inadecuada de las instalaciones o de los manipuladores de alimentos.
El botulismo se produce por la presencia de toxinas de la especie Clostridium botulinium en alimentos enlatados (conservas de frutas, carnes o verduras). Para evitarlo se recomienda no comprar latas abolladas, rotas o abombadas y calentar las materias primas y los envases, en el caso de elaborar conservas caseras, a temperaturas superiorees a 110ºC durante 35 minutos, al menos, y dentro de ollas a presión, para eliminar la toxina, considerada la toxina biológica más potente que existe y que, si no se trata a tiempo, puede llegar a provocar la muerte.
Aunque poco frecuente, se produce por la presencia de las toxinas producidas por este microorganismo en alimentos contaminados previamente, recién cocinados (carnes y salsas especialmente) que se mantienen elaborados a temperatura ambiente con mucha antelación a su ingestión (banquetes).
Para evitar ese tipo de intoxicación se recomienda no consumir carnes crudas, así como las comidas precocinadas, enfriadas con lentitud o recalentadas.
Diez reglas básicas para la preparación segura de los alimentos según la OMS:
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Es importante recordar que en caso de presentar náuseas, dolor abdominal, vómitos, diarrea, fiebre, dolor de cabeza o fatiga, se debe acudir inmediatamente al profesional sanitario más cercano, con el fin de recibir el tratamiento más adecuado, huyendo siempre de la automedicación.