FUENTE: El Mundo
¿A qué hora debo tomarme el medicamento? ¿Podré conducir después? ¿Es compatible con otros tratamientos que tengo indicados? Estas son algunas de las dudas que se plantean cada día en las oficinas de farmacia. Sin embargo, pocas personas hacen esta otra pregunta, que también es importante: ¿Debo protegerme del sol cuando lo tome?
Existen más de 300 fármacos que pueden producir fotosensibilidad, es decir, una reacción anormal en la piel que está mediada por la exposición solar. La combinación de rayos ultravioletas con determinados principios activos farmacológicos genera un efecto dañino sobre la piel que, en ocasiones, puede llegar a ser grave. No se trata de medicamentos 'especiales', sino que muchos de ellos forman parte del botiquín casero, como antibióticos, antiinflamatorios, antihistamínicos, antihipertensivos y otros productos de uso común.
Según explica Javier García Pellicer, tesorero de la Sociedad Española de Farmacia Hospitalaria (SEFH), existen dos tipos de reacciones de fotosensibilidad. La más frecuente, que se produce en casi el 95% de los casos, es una reacción de fototoxicidad, que "suele se similar a una quemadura solar [incluso con vesículas y ampollas], aparece en las zonas expuestas a la radiación después de unos minutos u horas tras la exposición y suele desaparecer entre dos y siete días tras la suspensión del fármaco causante, aunque a veces puede producirse una marcada pigmentación de la piel que puede durar meses".
"Cuanto más elevada es la dosis del fármaco, mayor es el riesgo y también la reacción fototóxica", apunta Leandro Martínez, miembro de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) y dermatólogo del Hospital Carlos Haya de Málaga.
En un pequeño número de casos, aclaran ambos expertos, se produce una reacción de fotoalergia. En este tipo de reacción lo que se desencadena por la combinación de un determinado fármaco y la exposición solar es una reacción inmunológica que a menudo "se manifiesta como una lesión inflamatoria de tipo eccematoso, o bien con erupción y prurito, asemejándose a una dermatitis atópica" que no sólo está presente en las zonas del cuerpo expuestas al sol.
Esta reacción, que necesita la existencia de una exposición previa, sólo se produce en personas genéticamente predispuestas y "el daño no depende ni de la dosis, ni del tiempo de exposición a la radiación", explica Martínez. Además, continúa, puede provocar una reacción cruzada y que el mismo efecto aparezca tras la ingesta de un fármaco similar, lo que no ocurre con las reacciones fototóxicas.
Aunque no todos los pacientes sufren lesiones tras una exposición solar, porque la reacción también depende de otros factores, como las diferencias en el metabolismo o el grado de pigmentación de la piel, cuando se va a tomar un fármaco que puede provocar fotosensibilidad, "lo mejor es tomar precauciones", apunta García Pellicer. Utilizar filtros solares del mayor factor de protección posible, repetir la administración cada dos horas, sobre todo en las zonas más sensibles, utilizar ropa oscura y protegerse con gafas y sombreros es lo indicado en estos casos, señala.
Además, si la indicación es tomar el medicamento una vez al día "es mejor hacerlo por la noche, para que la concentración del principio activo fotosensibilizante sea menor en el momento de la exposición a la luz solar", añade.
Si a pesar de estas medidas, el paciente observa una lesión en la piel, "debe consultar lo antes posible con su médico para que confirme o descarte si se trata de una reacción asociada al medicamento y le indique cómo tratarla", indican ambos especialistas.
"En algunos casos, como en el caso del ácido retinoico, cuyo riesgo de fototoxicidad sabemos que es alto, evitamos el uso en verano si esto es posible", ejemplifica Martínez.
Los medicamentos que pueden provocar una reacción de fotosensibilidad llevan un símbolo en el cartonaje en forma de triángulo rojo con un sol parcialmente tapado por una nueve en su interior y una leyenda que advierte de sus riesgos. Lo ideal, además, es que tanto médicos como farmacéuticos adviertan del riesgo cuando indiquen y dispensen el medicamento. Sin embargo, muchas veces el mensaje no llega.
"Probablemente no existe en la sociedad una concianciación que es necesaria sobre este tema", señala García Pellicer, quien subraya que el problema "puede suponer la aparición de una reacción cutánea en ocasiones grave o el desarrollo de una hipersensibilidad persistente a la luz, por lo que la posibilidad de producir fotosensibilidad debería conocerse siempre".
"No hay que bajar la guardia, y no sólo en verano, ya que la utilización de cabinas de bronceado o la exposición a la nieve puede dar lugar a la reacción", concluye.