Fuente: Información
Fumar en presencia de los niños no es la única forma de perjudicar su salud. Los expertos alertan de los potenciales daños del llamado «humo de tercera mano», que son las sustancias que se depositan en pelo, ropa, paredes y muebles después de haber consumido un cigarrillo. Y es que los efectos que sobre la salud pueden tener estas sustancias no deben minimizarse. «Algunos estudios han encontrado hasta 11 compuestos cancerígenos, incluido el polonio», señala Francisco Pascual, neumólogo del Hospital General de Alicante. Se trata además de unas sustancias, «que permanecen en estas superficies durante más tiempo que otras y que además resisten a los productos de limpieza». De ahí su peligrosidad para los más pequeños. «Es muy fácil que los niños toquen los muebles donde hay restos de tabaco y después se lleven las manos a la boca, ingiriendo estas sustancias tan dañinas». Francisco Pascual intervino ayer en el I Curso Nacional de Tabaquismo en Pediatría, organizado por el Hospital General de Alicante.
En este sentido, los especialistas reunidos ayer en estas jornadas reivindicaron una legislación más dura que prohiba fumar dentro de los coches en presencia de niños, algo que otros países ya han regulado, pero con muchos problemas a la hora de aplicar sanciones, puesto que al fin y al cabo el coche es una propiedad privada.
En las jornadas de ayer también se analizó el impacto que las leyes antitabaco de 2005 y 2010 han tenido sobre la población fumadora. Una cuestión que invita al optimismo, como reflejan las cifras expuestas por Joan Quiles, jefe de la sección de Educación para la Salud de la Conselleria de Sanidad. El número de adultos que fuman se ha reducido desde el 32% de 2001 al 19,5% del año pasado. Entre los jóvenes la tendencia también es positiva, al descender la cifra en el caso de los chicos del 17,8% de 1994 al 8,7% de 2014. En el caso de las chicas ha descendido del 25,4% al 9,1% en los mismos años. Precisamente, Quiles puso el acento en que el tabaco es ahora un hábito más propio de las jóvenes y cómo la clase social es un factor determinante en este hábito. A menos clase social y nivel educativo, mayor es el consumo de tabaco.
Los asistentes también alertaron de cómo el consumo de tabaco está aumentando en general entre las mujeres, lo que está provocando que los casos de cáncer de pulmón aumenten entre el sexo femenino, mientras que descienden entre los hombres.
Entre las novedades legislativas, abordadas también en este curso, el Ministerio de Sanidad ha comenzado a «meter mano» a los cigarrillos electrónicos. Los fabricantes están ahora obligados a declarar todas las sustancias y se prohíben los aromas de frutas o los colorantes de humo, que los hacen demasiado atractivos para los jóvenes. En países como EE UU, los cigarrillos electrónicos ya empiezan a ser considerados un problema de salud. «Se ha visto que fomentan el consumo de tabaco entre los jóvenes y que a la larga producen síntomas de bronquitis, como se ha visto ya en estudios a largo plazo», señala la pediatra del Hospital General de Alicante Teresa Toral. Además, este tipo de cigarrillos «contienen conservantes y saborizantes que por vía oral son inocuos, pero de los que se desconoce su efecto al ser inhalados».
El pediatra Eugenio de la Cruz reivindicó la necesidad de que el consumo de tabaco sea nulo entre las embarazadas. «Los estudios han demostrado que los hijos de aquellas mujeres que fumaron durante la gestación tienen tres veces más posibilidades de hacerse fumadores antes de los 14 años». De la Cruz reivindicó también una mayor regulación de la presencia del tabaco en las series de televisión y alertó que el tabaco de contrabando se está convirtiendo en una vía de acceso de los jóvenes a la nicotina.