FUENTE: Las Provincias
Hincar el diente a una naranja nos deleita con su sabor al tiempo que el envolvente aroma que desprende regala un momento de bienestar que se destila en jugoso bocado de salud. Le bastaría su condición de fruta para -en disputada competición con otras de su género- cosechar un título de los grandes. "Es un alimento muy rico y muy equilibrado", dicen de ella autorizadas opiniones cuando hablan de la conjunción de elementos que se dan cita entre sus gajos concediéndole las propiedades que la definen. Y lo es para el adulto que toma el cuchillo y la monda sin que la espiral de su piel se rompa, como para el niño que a tirones le retira el envoltorio.
De ella hablan médicos, farmacéuticos e investigadores. “La naranja es un mundo”, afirma Lorenzo Zacarías, profesor de investigación del Instituto de Agroquímica y Tecnología de los Alimentos (IATA) del CSIC en Valencia. ¿Y qué esconde ese mundo? Muchos valores ya conocidos, pero todo apunta a que también otros sin desvelar: "La naranja todavía guarda secretos; conforme avanza la ciencia los vamos descubriendo".
La referencia histórica que ofrece el farmacéutico Ricardo Folgado, vocal de Fitoterapia del Colegio de Farmacéuticos de Valencia, abunda en esa realidad. Recuerda que el doctor Marañón escribió un estudio sobre las propiedades de la naranja. Entonces la preciada fruta era “ya suficientemente importante”. Desde ese tiempo, en la primera mitad del pasado siglo, los científicos no han cejado en el empeño por conocerla. No sorprende, pues, el interrogante que Folgado deja en el aire al señalar que si en ese ayer histórico ya era “importante, ahora con todo lo demás que se ha visto...”
Mientras la investigación sigue su curso, el doctor Christian Salom, miembro de la unidad de Nutrición del servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Doctor Peset, afirma que es "una fruta para recomendar; un buen elemento nutricional en todas las edades".
El endocrinólogo inicia la descripción deteniéndose en el aporte de Vitamina C y la presencia de pectina como las sustancias "más importantes" que esconde la piel naranja. De la primera siempre se ha dicho que es buena frente a los resfriados. El doctor Salom lo aclara: "Está relacionada con la mejora del sistema inmune" convirtiéndose en buena ayuda "para mejorar los resfriados y también otras afecciones".
¿Y qué es la pectina? "Es fibra", esa segunda piel blanca que recubre la acuosa carne de la naranja y que el especialista recomienda no retirar del todo porque sus cualidades la convierten en aliada "para la absorción de grasas e hidratos de carbono". El complejo y preciso proceso que su acción desencadena puede contribuir a "mejorar la flora del intestino". De ahí su condición laxante: "Ayuda a controlar el ritmo intestinal" y así, cabe que algo aporte “a la lucha contra la obesidad".
El facultativo, también miembro de la directiva de la Sociedad Valenciana de Endocrinología y Nutrición, no deja de citar sustancias. Cuesta llegar al final de la enumeración de valores. Habla de los oligoelementos, capítulo que se despliega en "calcio, magnesio, ácido fólico, fósforo, cobre, zinc y potasio". Todos son aportes importantes ante un organismo aquejado "de un déficit".
El ácido fólico se recomienda "a las mujeres embarazadas y también en casos de desnutrición" por su capacidad para contribuir al "recambio de glóbulos rojos". ¿Y el cobre y el zinc? Son oligoelementos útiles "sobre todo ante carencias que debilitan el sistema inmune". Ayudan cuando se detectan "problemas capilares".
El viaje emprendido por la labor investigadora ofrece una estación en la que varios de los expertos consultados se detienen: la condición antioxidante. Todo apunta a que la naranja "podría ir de la mano del rejuvenecimiento celular, ayudar al recambio", propiedad que, "aunque está por ver", le otorgaría la posibilidad de jugar algún papel ante las "enfermedades crónicas o las neoplasias", apunta el doctor Salom. También Folgado destaca el valor “antioxidante, que ayuda a rejuvenecer las células y a que sean más activas” y apunta que se investiga este factor para “estudiar si influye en reducir el riesgo de cáncer”.
“Es un alimento muy rico y muy equilibrado”. Gozar del equilibrio se considera una virtud, que a juzgar por las palabras del profesor Zacarías, puede predicarse de la naranja. El estudio de esta fruta descubre que no “destaca en algo notable sobre las demás, pero tiene una composición muy equilibrada; muy ajustada. Contiene muchos componentes en la forma adecuada”. La conversación de Zacarías se detiene en las bondades que acompañan a la letra C cuando se habla del cítrico, sin dejar de señalar que hay frutas que albergan en su carne “más Vitamina C que la naranja, como el kiwi o la piña”. Pero a la fruta que analiza la acompaña “una popularidad”, una presencia en los fruteros, que la lleva a regalar un gran aporte de la estimada vitamina.
No se resiste el experto del IATA a enumerar cualidades: “Apropiada para los resfriados, laxante y diurética...” Vuelve a referir la importancia de que el fiel de la balanza se encuentre en el punto medio. En este caso “en azúcar y ácidos”, que son los que en justa concurrencia “le dan el sabor, que unido a la percepción retronasal del aroma, llenan la boca”. Y aclara entonces la trascendencia de “recolectar en el punto óptimo”, aunque, claro está, no se puede olvidar la libertad de la que goza el paladar.
De ese “mundo” que, según Zacarías, dibuja la naranja, hablan otras voces que ponen sobre la mesa la capacidad para el cuidado de la piel o su papel en el territorio de las fragancias. El farmacéutico Ricardo Folgado insiste en el alimento por “el aporte de magnesio, ácido fólico, sales minerales” e incluso su influencia en “reducir el colesterol y en estimular las glándulas sexuales”. A continuación devuelve la Vitamina C al escenario para señalar que “ayuda a la cicatrización por su factor antioxidante”, lo que puede contribuir a mejorar “imperfecciones de la piel, da más brillo”.
María Ruíz, doctora en Tecnología de los Alimentos en le Escuela Superior de Ingenieros Agrónomos de la UPV, se detiene en la piel de la fruta, de la que “se extraen los aceites esenciales, que le concede un valor añadido”. Especifica que “se ha visto que tienen propiedades antimicrobianas”, algo que puede llegar a tener traducción “en la conservación de alimentos”. Y ya en otro campo, no olvida destacar el agradable aroma que trasladan, convirtiéndolos en útiles en la “fabricación de perfumes”.
Y dicen los expertos que aún no ha desvelado todos sus secretos.