FUENTE: Levante
La artrosis es una enfermedad degenerativa de las articulaciones que puede ser de origen primaria o secundaria a otras lesiones como traumatismos, infecciones o enfermedades inflamatorias. Cuando aparece, va produciendo un desgaste progresivo de la articulación que puede llevar a la necesidad de realizar tratamientos médicos y operaciones complejas como implantación de una prótesis.
Clásicamente se ha dicho que si hay un desgaste de la articulación, el hecho de correr puede llevar a un mayor y precoz deterioro, y en muchos casos se ha desaconsejado su práctica. De la misma manera se ha dado por hecho que la práctica continuada e intensa del running puede favorecer la aparición de un desgaste precoz en las articulaciones.
Estudios recientes han demostrado que la práctica intensa del running no aumenta el riesgo de padecer una artrosis. Los deportistas de élite que lo han practicado de forma intensa no han aumentado su riesgo de padecer artrosis en las articulaciones de rodilla y cadera a diferencia de lo que ocurre con los deportes de contacto tipo fútbol, rugby o baloncesto, que sí han supuesto un factor de riesgo para padecerlas.
Sin embargo, el hecho de padecer una artrosis previa puede ser agravado al practicar el running si no se tienen ciertas precauciones. Es conveniente que un especialista analice tu situación particular y te aconseje sobre las medidas que son recomendables en tu caso si quieres seguir practicando el running. Seguir corriendo, de hecho, puede ser un factor de protección para tus articulaciones si se practica de forma adecuada.
Detallo a continuación el decálogo del runner para prevenir un desgaste precoz:
1. Alterna las salidas a correr con otras actividades de bajo impacto como bicicleta, baile, natación, elíptica o remo.
2. Mantén un buen equilibrio entre elasticidad y fuerza. Si tus articulaciones son más laxas necesitas compensar con un buen soporte muscular.
3. Corre en superficies menos exigentes, césped, tierra o incluso en una cinta de rodar. Castigan menos las articulaciones y el patrón de apoyo permite distribuir mejor las zonas de carga.
4. Sigue un estilo de vida sano. Utiliza dietas antiinflamatorias. Un buen descanso es fundamental. La fase REM del sueño tiene un alto poder antiinflamatorio y regenerativo.
5. Realiza un buen calentamiento paseando o trotando suave antes de correr y estirando al finalizar.
6. Sé consistente y progresivo. Evita bajones en tus rutinas de entrenamiento seguido de grandes esfuerzos para compensar. No intentes alcanzar tu objetivo de entrenamiento de forma brusca, sino con pequeños incrementos en tu actividad.
7. Distancia la programación de carreras largas permitiendo más tiempo para recuperarte.
8. Usa una buena técnica. Si es necesario, consultando con un biomecánico.
9. Utiliza buenas zapatillas y si es necesario unas plantillas adecuadas a tu pisada. Un biomecánico, podólogo o traumatólogo deportivo te puede orientar
10. Mantén un registro de tu actividad, dieta y sueño para poder analizar lo que te sienta mejor o peor.
Otra cuestión que se nos plantea con una frecuencia creciente es si el hecho de ser portador de una prótesis de cadera o rodilla limita la capacidad de practicar el running. Durante mucho tiempo se ha recomendado no practicar deportes de impacto a los pacientes portadores de una prótesis con la idea de que podría llevar a un deterioro y aflojamiento precoz de los implantes. Sin embargo, estudios recientes prueban que la evolución de los pacientes portadores de prótesis es mejor que la de los que no practican deporte. Aún son necesarios estudios con tiempos de evolución más prolongados a 10 ó 15 años para realmente valorar el impacto real del running en las prótesis, aunque la sensación inicial durante los primeros siete años parece satisfactoria. En cualquier caso, es recomendable seguir el decálogo recomendado.