FUENTE: Las Provincias
Una cruz verde luminosa sobre la puerta de un establecimiento es el símbolo inequívoco de que en su interior se venden medicamentos legales y eficaces, y no cualquier sustituto de dudosa procedencia y peor calidad. Pero en el gran mercado que es internet, y sin la garantía que ofrece este característico lucero, el remedio puede ser mucho peor que la enfermedad. «El problema es que existe desinformación y muchos ciudadanos no saben diferenciar entre webs legales e ilegales», advierte Luis González Díez, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid (COFM). Por ello, esta institución ha iniciado una «potente campaña» para concienciar sobre los riesgos de «comprar a ciegas» medicamentos en la red.
El Colegio de Farmacéuticos no es el único que se ha puesto en pie de guerra contra este peligroso fraude. El pasado mes de septiembre, la Guardia Civil, en colaboración con la Interpol y organismos policiales de 123 países, llevó a cabo una operación global –con nombre en clave ‘Pangea X’– para desarticular el tráfico ilícito de fármacos en internet. La actuación se saldó con 25 millones de medicamentos incautados en todo el mundo, 4,5 millones de ellos en España, donde 62 personas fueron detenidas y otras 22, imputadas.
‘Pangea X’ ha sido la última y la más voluminosa, pero otras similares realizadas este año –’operación Dianu’, 3.000.000 de dosis de anabolizantes y 14 detenidos; ‘operación Vitra’, 4.200.000 unidades y 41 detenidos– o el anterior –‘operación Valonia’, 70.000 unidades de medicamentos incautadas– ponen de manifiesto el auge de este mercado, cuyo impacto económico es difícil de cuantificar por el uso como pantallas de personas jurídicas inexistentes y testaferros. Según las estimaciones de la Guardia Civil, la red desarticulada en la ‘operación Vitra’ movería dos millones de euros al año en el país. El Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid estima que la venta ilegal de medicamentos ocasiona pérdidas anuales de 1.170 millones en España.
Los compuestos más solicitados son los potenciadores de la función sexual y de la masa muscular, seguidos de psicoestimulantes, suplementos y complementos vitamínicos, analgésicos, antibióticos y adelgazantes, pero también se han detectado transacciones crecientes de cosméticos, lentes de contacto y productos veterinarios.
Narcotráfico de medicinas
El mercado clandestino del medicamento tiene una estructura similar al del narcotráfico. Por ejemplo, en la ‘operación Valonia’, la organización implicada importaba los principios activos de China –país de procedencia de la mitad de las falsificaciones que se venden en el planeta–, así como excipientes y otros elementos de Reino Unido. El cartonaje y los envases también provenían de China, convenientemente rotulados con una marca y utilizando logos de un laboratorio que no existía y que simulaba encontrarse en Alemania (‘made in Germany’). Estos elementos llegaban por envíos de paquetería a diferentes ubicaciones y se reenviaban a otros destinos usando buzones de paquetería de empresas –donde no radica ninguna persona física– y estableciendo una cadena de envíos de difícil seguimiento. Posteriormente, se elaboraban los productos en un laboratorio clandestino, si se puede llamar laboratorio a un almacén sin ninguna adaptación ni equipo homologado. Y por medio de otras empresas de paquetería, se hacían llegar posteriormente a los compradores.
El acceso a estos productos se realiza principalmente a través de páginas ilegales que se publicitan con llamativos anuncios que prometen resultados milagrosos. Sus principales reclamos son el anonimato que ofrecen al comprador –especialmente en el caso de los potenciadores sexuales– y unos precios reducidos. En la reciente ‘operación Pangea X’, se cerraron 3.584 webs –88 de ellas, españolas– dedicadas a la distribución ilícita de medicamentos. Estas páginas suelen estar
alojadas en países donde no existe una fluida cooperación internacional, lo que dificulta la actuación policial. En su memoria anual de 2016, la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) destaca que se investigaron 993 páginas web por supuesta venta ilegal, de las cuales se cerraron 92.
Las ‘apps’ de compraventa de segunda mano también son un portal muy utilizado para el tráfico ilícito de fármacos. Recientemente, el COFM recopiló y denunció numerosos anuncios publicitados en una aplicación móvil sobre ofertas de vacunas aprovechando el desabastecimiento de algunas marcas concretas. «¿Quién, en su sano juicio, puede comprar a ciegas una vacuna en internet contra el rotavirus a alguien que afirma en una página que le sobra una vacuna para bebés?», se pregunta el presidente del Colegio.
El precio del comprimido también es un aliciente para el comprador. Es el caso, por ejemplo, del ‘kamagra’, un potenciador sexual que en España no está autorizado al no haber pasado los oportunos ensayos que garantizan su seguridad. El precio de una pastilla es inferior a un euro, frente a los 15 que cuesta su competidor legal, el Viagra.
Hay delincuentes que adquieren grandes cantidades en la red para luego ‘menudear’ en la calle. Muchos de estos medicamentos se distribuyen a través del ‘boca a boca’ en gimnasios, herbolarios, sex-shops o parafarmacias. En el marco de la ‘operación Pangea X’, la Guardia Civil realizó 1.442 inspecciones en distintos establecimientos. Se acreditaron 545 infracciones administrativas, 186 de ellas con incautación de género ilícito, y se tramitaron dos supuestas infracciones penales.
La colaboración entre la Policía y las empresas farmacéuticas pirateadas es fundamental para identificar los medicamentos falsos. «La Guardia Civil nos avisó de que habían detenido a una persona que comercializaba uno de nuestros productos», revela Inma Vallés, directora técnica de Angelini. El posterior análisis en laboratorio demostró que los viales incautados eran sutiles falsificaciones. «Si no se conoce el original, resulta muy difícil de identificar». La paquetería brilla por su imitación fidedigna y solo bajo el microscopio se hace presente el fraude. Pero, para Vallés, el punto de venta es suficiente razón para desconfiar. «Como comprar un bolso en Louis Vuitton o comprarlo en Las Ramblas», ironiza.
La venta de fármacos falsificados se hace especialmente cruda en Estados Unidos, donde el resurgir de la heroína –2,5 millones de adictos y 33.000 muertes por sobredosis en el último año– hace que muchos yonquis busquen su chute en el mercado negro de internet. De ahí que el principal objetivo de ‘Pangea X’ fuesen las falsificaciones de opiáceos, particularmente del Fentanyl.
Riesgo mortal
«No existe ninguna certeza sobre lo que compras», advierte González Díez. «Puede ser una sustancia inocua y no tener ningún efecto salvo el de retrasar el tratamiento o puede estar adulterada de tal forma que provoque graves daños en la salud que conduzcan incluso a la muerte». Según datos de la Interpol, en el mundo se producen un millón de muertes por ingesta de medicamentos falsificados.
Aunque en España no se han apreciado casos de envenenamiento masivo por consumo de estas sustancias, una empresa nacional estuvo indirectamente implicada en uno de los casos más trágicos. En 2006, al menos 130 personas perdieron la vida en Panamá por ingesta de un jarabe adulterado con dietilenglicol, un compuesto normalmente utilizado como anticongelante de motores.