FUENTE: La Razón
El trastorno del juego se relaciona con los trastornos por comportamientos adictivos, y según la OMS, se caracteriza por un "patrón de comportamiento de juego persistente o recurrente" que se manifiesta a través de "un control deficiente sobre el juego", en cuanto frecuencia, intensidad, duración; "una prioridad en aumento dada al juego", hasta llegar a sustituir otros intereses vitales o actividades diarias; así como "una continuación o escala del juego a pesar de la ocurrencia de consecuencias negativas".
La OMS resalta en la definición un patrón de comportamiento "suficientemente severo" como para que acabe por invalidar a la persona en lo personal, familiar, social, educacional u ocupacional, e indica que se hace evidente al cabo de unos 12 meses, lo que permite realizar un diagnóstico, aunque si los síntomas son graves, el período puede ser menor.
Junto a los trastornos de juego, la OMS ha recogido otra definición relacionada con los videojuegos: el juego nocivo. En este caso, se hace referencia a un patrón de juego "que incrementa apreciablemente el riesgo de daño físico o de consecuencias para la salud mental del individuo o de otros alrededor del individuo".
El peligro al que hace referencia el nombre se vincula con la frecuencia de juego, el tiempo que se dedica a ello, las actividades y prioridades que se dejan de lado por jugar o a los comportamientos de riesgos relacionadas con el juego, su contexto o las consecuencias adversas de jugar.
Según advierte la OMS en este caso, los patrones de juego "suelen persistir pese a que se pueda tener conciencia del incremento del riesgo de daño para el individuo u otras personas".