FUENTE: Mediterráneo
El estudio más extenso realizado hasta ahora en España para determinar las consecuencias de la obesidad, una investigación en la que han participado 55.000 personas escogidas entre la población general, coordinada desde el Hospital del Mar, de Barcelona, ha detectado que el exceso extremo de grasa abdominal que caracteriza a la persona obesa implica, en sí mismo, un elevado riesgo de sufrir cáncer o una patología cardiovascular. La amenaza es significativamente más grave para las mujeres. Se trata del primer estudio que demuestra que la obesidad es, en sí misma, un factor de mortalidad. El trabajo se ha publicado en la revista científica Preventive Medicine.
Una mujer obesa tiene 12 veces más de posibilidades de sufrir un cáncer que la que mantiene un peso considerado normal, frente al doble de riesgo de padecer un tumor maligno que recae en un hombre obeso, indican las conclusiones de la investigación. Las mujeres con obesidad, además, tienen un riesgo cinco veces superior a las de peso normalizado de sufrir una enfermedad cardiovascular, en especial, infarto de miocardio. El riesgo coronario no es significativo en los hombres obesos.
"De esa forma, hemos podido demostrar que la obesidad es, en sí misma, un riesgo de muerte por cáncer o patología cardiovascular, y no una consecuencia de sufrir diabetes, hipertensión u otras enfermedades", afirma el doctor Albert Goday, responsable de endocrinología en el Mar y coautor del estudio.
Los datos obtenidos, "muy preocupantes" a juicio de los autores de la investigación, se distribuirán a las autoridades sanitarias implicadas. La obesidad ha ganando trascendencia en España, y en el resto de Europa, a medida que las cifras de afectados rompían todas las previsiones. En la actualidad afecta, en Catalunya, al 26% de los adultos. Otro 45% sufre sobrepeso. La población infantil catalana está considerada, de forma recurrente y variable, la más obesa de España, o incluso de Europa, según las fuentes.
Las administraciones sanitarias expresan públicamente su intención de frenar la que ya se considera una epidemia de obesidad, pero las evidencias sobre la gravedad de la situación no han conseguido hasta ahora modificar el concepto con el que se clasifica a este problema médico.
"La obesidad no está reconocida como una enfermedad en España -asegura Goday-. El Ministerio de Sanidad la sigue considerando un factor de riesgo asociado a la diabetes, la hipertensión, la apnea del sueño o los niveles elevados de colesterol en la sangre". "Esto condiciona la dotación de especialistas que se destinan a abordar la obesidad en los hospitales -posigue el especialista-, y mantiene sin financiación pública los fármacos autorizados para frenar la acumulación de grasa".
La obesidad se define a partir de un índice de masa corporal superior a 30 [se obtiene dividiendo el peso en kilos por la altura de la persona elevada al cuadrado]. El peso excesivo de un obeso se debe a la acumulación de grasa, especialmene grave en la zona abdominal. No es obesa una persona extraordinariamente musculada.
Hasta hace pocos años, se consideró que la grasa que define la obesidad era una masa pasiva que no ejercía ninguna función en el cuerpo. Buscando las razones que expliquen porqué una persona obesa desarrolla un cáncer, los investigadores han descubierto que la grasa excesiva (no la que quema energía, llamada parda) produce unas sustancias que pueden favorecer la aparición de células neoplásicas, las que dan lugar a un tumor maligno. La masa grasa, además, produce inflamación de bajo grado en el tejido donde se acumula, lo que provoca que determinados genes que tendrían que estar en reposo se activen.
Cuando esto sucede, el sistema inmunológico que debería frenar el proceso de mutación celular que define al cáncer no puede hacerlo, porque las sustancias fabricadas por la grasa, y la propia inflamación, se lo impiden. La persona queda indefensa ante las células tumorales, que avanzan.
La razón por la que esto sucede muchísimo más en las mujeres se encuentra en la intervención de las hormonas femeninas en la aparición de los cánceres más frecentes, en especial los de mama y ovarios. En los hombres, solo el cáncer de próstata está vinculado a las hormonas masculinas.