Ante las críticas, una cadena de alimentación explica que su selección 'Azul' no se refiere a productos más saludables, sino a los que no contienen, por ejemplo, aceite de palma

FUENTE: El País

En las últimas semanas, la cadena de alimentación Alcampo se ha visto inmersa en una polémica que le enfrenta directamente a los consumidores. Su campaña de etiquetado la 'Vida azul' que define a varios productos procesados dirigidos a niños como saludables ha despertado las críticas de varios nutricionistas y usuarios en las redes que entienden como sano algo distinto. Mientras el centro comercial define este etiquetado como "productos que no contienen aceite de palma o no contienen Organismos Genéticamente Modificados (OMG)", algunos expertos advierten que la campaña podría ser engañosa y perpetuar los hábitos no saludables en las familias.

¿Qué diferencia existe entre un chocolate 70% negro con almendras sin azúcares añadidos y otro, en la misma estantería, elaborado con pasta y manteca de cacao, azúcar y almendras? La diferencia son 38 gramos de azúcar más en el segundo. ¿Y entre hacer palomitas de maíz naturales o picar “cresitos”, aperitivos de maíz extrusionado con sabor a queso? En este caso, los “cresitos” añaden extra de grasa vegetal de palma, bien de glutamato monosódico y sal.

Ambos alimentos ultraprocesados y poco saludables aparecen bajo el sello “La Vida Azul” de Alcampo, que en los últimos días ha incendiado las redes sociales, indignadas por el mensaje contradictorio de su selección aparentemente saludable. No es la primera vez. La campaña –lanzada el pasado septiembre– ya levantó ampollas en diciembre cuando las asociaciones de consumidores italianos presentaron quejas por “engañar a los clientes que buscan alimentos seguros y saludables”, según informa el periódico italiano Corriere della Sera.

El nutricionista Carlos Ríos -creador del movimiento Real Fooding- ha impulsado en España el #BoicotAlcampo por lo que define como publicidad engañosa del supermercado, que contribuye a seguir perpetuando malos hábitos alimentarios entre las familias.

“El mensaje que lanza la campaña “La Vida Azul” habla de recuperar el control sobre la salud, de ayudar al bienestar, comer bien, comer equilibrado. ¿Cómo interpretan esto las familias? Como recomendaciones de comida saludable o, al menos “no perjudicial”. Ahí está la primera incoherencia, porque lo que señala el sello azul ni es saludable ni es la mejor opción dentro de su categoría: por ejemplo recomiendan yogures naturales con topping de chocolate frente a yogures naturales sin azúcar. ¿Cómo es posible?”, plantea el nutricionista.

Y añade: “¿Se les ha olvidado marcar con ese sello azul los productos frescos, frutas y verduras, pescados o huevos? Lo cierto es que los productos ultraprocesados son los más rentables para un supermercado y les interesa mucho más señalar esos productos bajo una “percepción de saludable”. ¡Pero si recomiendan incluso galletas de dinosaurios para niños! No es casualidad; es toda una estrategia que confunde e incita a las familias a consumir productos que, en realidad, son poco recomendables para la salud”.

Sello azul con extra de azúcar y cero transgénicos

Ante la oleada de críticas en redes sociales, Alcampo ha explicado los criterios para seleccionar esos productos. “La Selección Azul no hace referencia a los productos más saludables, sino a aquellos productos que, dentro de su propia categoría, respetan los compromisos de la empresa (no contener Organismos Genéticamente Modificados -OGM-, aceite de palma…), y han obtenido la mejor puntuación nutricional”, explicaban en un tuit. Esta puntuación parece no tener en cuenta el exceso de azúcar o glutamato monosódico, que también son destacados con el “sello azul”.

En teoría, los no recomendables son productos con aceite de palma, grasas hidrogenadas o transgénicos, aspecto sobre el que también ha opinado el biotecnólogo José Miguel Mulet, autor del best seller Transgénicos sin miedo,entre otros libros sobre ciencia aplicada a la alimentación.

“En el #BoicotAlcampo he ironizado cuando digo que “yo nunca compro si se posicionan explícitamente en contra de los OGM”, porque eso es desinformar y transmitir que todos los alimentos transgénicos son peligrosos. No es verdad. Pero esto no es un problema de Alcampo; lo hacen también organismos oficiales, como cuando fomentan el mensaje de que los productos “ecológicos” son más sanos. No, solo son más caros: no hay ninguna evidencia científica que apoye que los alimentos “bio” o “ecológicos” sean más sanos. Con los productos procesados sucede lo mismo: ¿vamos a meter todos en el mismo saco? Podemos llevarnos las manos a la cabeza y criticar esta campaña porque lleva a error sobre lo que es sano o insano, pero al consumidor hay que facilitarle toda la información”, opina Mulet.

En este sentido, Alcampo explica que, por política internacional del grupo, mantiene la norma de retirar los productos transgénicos de sus lineales, aunque el algodón transgénico siga presente en los productos de higiene íntima o la ropa.

A las críticas sobre la elección de sus productos “menos perjudiciales” bajo el sello azul, la compañía asegura que un panel de expertos y un algoritmo han decidido esta catalogación.

“La Selección Azul se ha hecho a partir de una cesta tipo, a través de la suma de cestas de nuestros clientes… y se ha analizado el listado de productos de alimentación que formaban la cesta habitual, que no está solo compuesta por frutas, verduras y productos frescos. La compañía analizó cuáles son los alimentos menos perjudiciales dentro de los ultraprocesados, que también entran en esa cesta de la compra”, explica María José Rebollo, responsable de Comunicación Externa de Auchan Retail España, compañía detrás de la marca Alcampo. “Para saberlo se ha utilizado un algoritmo que realiza una evaluación objetiva de las etiquetas de los alimentos. Clasifica las características nutricionales de esos productos, en función de la presencia de algunos macronutrientes”.

Alimentación en manos de un algoritmo

El problema está en ese algoritmo, supuestamente objetivo, que podría haber introducido errores en la catalogación de los alimentos y explicaría por qué determinados productos son considerados como los menos perjudiciales en su categoría, aunque la letra pequeña de las etiquetas diga lo contrario.

Consultados sobre los intereses económicos del lobby alimentario, que podría haber presionado para destacar unos productos sobre otros, Alcampo asegura que no ha habido intervención empresarial en esta catalogación. De hecho, los productos ultraprocesados sin sello azul, es decir, los menos sanos dentro de los insanos, podrían verse perjudicados por esta clasificación algorítmica.

“Es cierto que quizá se haya equivocado la transmisión del mensaje y el consumidor interpreta el sello azul como la opción más sana. Considero que la intención de Alcampo era buena: se trataba de elegir los productos menos perjudiciales dentro de las opciones procesadas, de analizar la información de la etiqueta y elegir los menos malos. Pero cuando el grupo internacional planteó desde Francia esta campaña advertimos que podría confundir al cliente y que las marcas que no tengan el sello podrían quejarse”, reflexiona el doctor Miguel Ángel Rubio, Especialista en Endocrinología y Nutrición del Hospital Clínico San Carlos y uno de los expertos que asesoran a Alcampo. “La campaña llegó de Francia y se adaptó a los productos que se venden aquí. Venía con un algoritmo y una base nutricional a los que no tuvimos acceso. Si ese algoritmo ha recomendado productos con exceso de azúcar, aceite de palma o grasas -peores incluso dentro de su misma categoría- significa que hay un error y que habría que revisar los resultados”.

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