FUENTE: El País
El recelo de los adolescentes a acceder al sistema sanitario ha obligado a los especialistas a desplegar estrategias más proactivas para detectar potenciales problemas de salud entre el colectivo. Un punto negro, reconocen los expertos, es la atención a la salud mental, donde la actitud reticente de los jóvenes se recrudece por el estigma y la falta de sensibilización en torno a este ámbito sanitario. Para sortear estas deficiencias y atajar cuanto antes eventuales problemas, el Departamento de Salud ha desplegado un programa de atención a la psicosis incipiente para detectar precozmente las señales de alerta que pueden derivar en graves patologías. Cuanto antes se diagnostique, mejor será el pronóstico, insisten.
Los trastornos psicóticos se caracterizan por una alteración del funcionamiento mental y suelen presentar síntomas inespecíficos como el aislamiento u otros más determinantes como las alucinaciones visuales y auditivas. Según los expertos, la psicosis incipiente suele brotar en la tapa adolescente o entre los adultos jóvenes y tiene una incidencia anual de 15 a 25 casos por 100.000 habitantes. “Hemos desplegado un programa para detectar la psicosis incipiente porque cuesta mucho detectar los factores de riesgo y además la psicosis es una de las enfermedades mentales más graves y con más riesgo de cronificación”, explica la directora del Plan de Salud Mental del Departamento, Cristina Molina. Si no se tratan de forma adecuada, los trastornos psicóticos pueden desarrollar, más adelante, dolencias como la depresión o la esquizofrenia.
Las experiencias piloto de este programa impulsadas por Salud, que se han realizado en 12 territorios desde 2007 (cubrían el 27,4% de la población catalana entre 14 y 35 años), han permitido atender a 3.276 personas, el 65% hombres. Las evaluaciones del programa arrojan una alta adherencia al tratamiento y una mejora del estado funcional de los pacientes: el 83% continúan tratados un año después y el 82% ha mejorado la funcionalidad clínica y social. Salud invertirá ocho millones para desplegarlo por todo el territorio.
En el Centro de Higiene Mental del distrito de Les Corts de Barcelona saben bien lo que es la detección precoz de la psicosis. Llevan 10 años desarrollando el programa de atención a la psicosis incipiente y ya han atendido a más de 250 jóvenes de su área de referencia (unas 80.000 personas). En la tercera planta de un edificio que comparten con el centro de atención primaria y una residencia geriátrica, los equipos de salud mental infantojuvenil y de adultos y la unidad de atención a drogodependencias han desplegado una red comunitaria de alerta que alcanza a todas las patas del entorno juvenil, desde la escuela hasta el centro cívico. “Si un profesional de cualquier ámbito detecta alguna señal de alarma, hay canales rápidos de comunicación. A la gente joven le cuesta llegar al sistema sanitario pero si hace falta nos desplazamos allí donde sea más accesible”, explica Maite San Emeterio, jefa del área de servicios de salud mental de Les Corts.
Cuando un adolescente entra en el circuito —el programa atiende a personas de entre 15 y 35 años—, los especialistas evalúan el caso, pautan un tratamiento —puede ser farmacológico, psicológico o combinado— y hacen un seguimiento exhaustivo e individualizado de su caso durante cinco años. “Es un programa más intensivo. La media de visitas de los pacientes del programa es de 20 anuales, cuando lo habitual en un centro de salud mental infantil es de 12”, apunta Lluís Lalucat, psiquiatra y director médico del Centro de Higiene Mental.
El programa dispone además de un área de inserción laboral. “Son chicos que pueden estar estudiando y, de repente, surge el problema y hay una ruptura de su proyecto vital. Tienen que dejar de estudiar un tiempo y tienes que trabajar mucho el tratamiento, pero también pensar cómo se pueden integrar de nuevo en el mundo laboral”, explica Molina.