FUENTE: La Razón
Investigadores del Hospital Universitario de Aarhus (Dinamarca) y la Universidad de Stanford (Estados Unidos) han descubierto que las migrañas se asocian a un mayor riesgo de problemas cardiovasculares, y no solo de infartos o ictus como ya se había visto en otros trabajos sino también de otras dolencias como arritmias o tromboembolismos. Y aunque el riesgo absoluto es bajo, piden considerarlo un factor de riesgo «potente y persistente» en ambos sexos, informa Europa Press.
Estudios previos han sugerido ciertos vínculos entre la migraña y los infartos de miocardio o los ictus, especialmente en las mujeres, pero la relación con otros problemas cardíacos era menos conocida, han reconocido los autores de este trabajo que publica el ‘British Medical Journal’.
Para corroborar o descartar esta relación, recopilaron datos procedentes del Registro Nacional de Pacientes de Dinamarca durante 19 años, entre 1995 y 2013, identificando a más de 51.000 personas diagnosticadas con migraña, uno por cada diez del mismo sexo y edad que los que en el estudio no sufrían esta enfermedad (510.000).
La edad media en el momento del diagnóstico fueron los 35 años, y el 71 por ciento de las afectadas eran mujeres. Además, durante los 19 años analizados vieron que la migraña se asociaba con un riesgo mayor de infarto, ictus, coágulos sanguíneos o arritmias.
Por ejemplo, por cada mil participantes había 25 pacientes con migraña que tuvieron un infarto, frente a los 17 del grupo control, mientras que la probabilidad de ictus fue de 45 por mil en personas con migraña, frente a los 25 por mil del grupo control.
Además, estas asociaciones persistieron después de tener en cuenta otros factores de riesgo cardiovasculares como el índice de masa corporal (IMC) o el tabaquismo. En cambio, no se encontró ninguna asociación significativa entre la migraña y la enfermedad arterial periférica o la insuficiencia cardiaca.
Esta vinculación, particularmente en el caso de los ictus, fue más fuerte en mujeres que en hombres, en el primer año del diagnóstico de la migraña que a largo plazo, y en pacientes con migraña con aura (en la que aparecen síntomas adicionales al dolor de cabeza).
Los autores reconocen que se trata únicamente de un estudio observacional, por lo que no se pueden sacar conclusiones firmes sobre la relación causal entre ambos factores ni descartar que pueda deberse a otros factores no analizados en este trabajo, como la actividad física. No obstante, a su favor juega el gran tamaño de la muestra y el seguimiento a largo plazo realizado.
Entre las posibles causas, apuntan que este mayor riesgo puede deberse a que las personas con migraña suelen tomar más medicamentos antiinflamatorios, que se asocian con un mayor riesgo de problemas cardiacos, mientras que la falta de movilidad asociada a la migraña también podría favorecer un mayor riesgo de coágulos de sangre.
«La migraña debe considerarse un factor de riesgo potente y persistente para la mayoría de las enfermedades cardiovasculares, y será importante determinar si las estrategias preventivas en pacientes con migraña pueden reducir la carga de enfermedad cardiovascular», han destacado.
«Ahora tenemos muchas pruebas de que la migraña debe tomarse en serio como un fuerte marcador de riesgo cardiovascular», ha apuntado Tobias Kurth en un editorial que acompaña a la investigación.