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Los azúcares o hidratos de carbono son una especie de combustible para el cuerpo. Conforman nuestra fuente de energía, pues el organismo los utiliza para realizar las funciones vitales, para regular la temperatura corporal o para realizar trabajo muscular o actividad física. Aproximadamente la mitad de las calorías que tomamos al día, deberían provenir de ellos. Los hidratos de carbonos pueden ser simples o azúcares e hidratos de carbonos complejos. Los primeros se digieren rápido, por eso pasan inmediatamente a la sangre y generan energía. No se acompañan de vitaminas, minerales, ni ningún otro nutriente. Nos referimos al azúcar que nosotros añadimos a los alimentos, y al que se añade durante la fabricación de productos alimenticios como refrescos, caramelos y chucherías, productos de pastelería, galletas, helados, u otros alimentos preparados. El azúcar de mesa (o sacarosa) es transformada por nuestro cuerpo en glucosa. Entre los alimentos ricos en azúcares añadidos se encuentran los caramelos, helados, chocolates, natillas, miel, zumos comerciales...
Los hidratos de carbono complejos son aquellos que se absorben de una manera más lenta y gradual, por lo que no provoca un aumento tan inmediato de nuestros niveles de azúcar (glucosa) en sangre como los simples. Si además se acompañan de otros nutrientes, como fibra o grasas (lípidos) se enletece su absorción. Algunos alimentos ricos en hidratos complejos: pan, patatas, pasta, arroz, legumbres... Pero volviendo al primer tipo de azúcares... ¿Por qué debemos moderar el consumo de alimentos ricos en azúcares libres? Este tipo de azúcares o hidratos simples, se digieren rápido, con lo que pasa inmediatamente a la sangre y produce una elevación rápida del azúcar (glucosa) en sangre. Esto estimula la liberación rápida de una hormona llamada insulina. La respuesta que este pico genera en el organismo cuando se consume en exceso puede ser el origen de múltiples enfermedades, como la diabetes, la aterosclerosis o la obesidad. La cantidad de azúcares añadidos que debemos consumir a diario, depende de nuestras necesidades energéticas. Precisamente, esta semana el Ministerio de Sanidad ha presentado un Plan de colaboración para la mejora de la composición de los alimentos y bebidas y otras medidas 2017-2020 para reducir el contenido de azúcar, pero también de sal y grasas en más de 3.500 productos, gracias al compromiso voluntario de más de 500 empresas. El plan presentado tendrá un importante impacto en la cesta de la compra, ya que recoge los compromisos de reformulación de los sectores de la fabricación y de la distribución, para varios tipos de alimentos y bebidas de consumo habitual en niños, jóvenes y familias y se centra en la reducción de azúcares añadidos, sal y grasas saturadas. Las reducciones serán de en torno a un 10% . Los productos incluidos en el Plan aportan el 44,5% de la energía total de los productos con azúcares añadidos de la cesta de la compra de la familia española. Con este Plan se han comprometido no sólo los sectores de fabricación y distribución, sino también los de restauración social, restauración moderna y vending.Un plan de mejora de la alimentación