Fuente: Expansión
Los científicos investigan el vínculo entre la microbiota, el estado de ánimo y la memoria. En su opinión, las bacterias de nuestro organismo pueden cambiar nuestro comportamiento.
Los investigadores han descubierto un importante vínculo entre las bacterias intestinales y el cerebro. Según la Asociación Estadounidense para el Avance de la Ciencia -AAAS, por sus siglas en inglés- problemas como el insomnio y la pérdida de memoria pueden corregirse manipulando la microbiota, las bacterias que habitan dentro del cuerpo humano.
Hace relativamente poco que los científicos se han percatado de la importancia de la microbiota en la salud, probablemente el mayor avance del siglo para entender el funcionamiento del organismo.
Dado que gran parte de las bacterias se concentran en el intestino, los científicos estudian su papel en el proceso digestivo y el metabolismo y en problemas como la obesidad y en las enfermedades inflamatorias del intestino. Los últimos estudios presentados en la reunión anual de la AAAS en Austin, EEUU, muestran que la microbiota puede alterar nuestro estado de ánimo y nuestros patrones de comportamiento. "Hemos encontrado pruebas fehacientes de la conexión entre el cerebro y estas bacterias. Ahora intentamos descubrir los factores genéticos y bioquímicos responsables. Ya tenemos pruebas, pero faltan por publicar", anunció Janet Jansson, directora de ciencias biológicas del laboratorio Pacific Northwest National Laboratory, ubicado en Washington. Hace tiempo, su laboratorio descubrió variaciones genéticas en ratones que fomentan el crecimiento de bacterias intestinales y que estarían relacionadas con la memoria.
El equipo de Jansson intenta encontrar sustancias químicas producidas por la bacteria capaces de llegar al cerebro y mejorar la memoria. Sus investigaciones están financiadas en parte por la Oficina de Investigación Naval de EEUU-ONR, por sus siglas en inglés- que desde hace tiempo apoya este tipo de iniciativas. Según la ONR, este es un campo "completamente prioritario porque sus posibles repercusiones van mucho más allá del rendimiento de los combatientes. El ejército quiere aumentar la resistencia física y mental de sus soldados en situaciones en las que haya falta de sueño o alteración de los ritmos circadianos".
Otro de los receptores de las subvenciones de la ONR es Rob Knight, catedrático de pediatría de la Universidad de California, en San Diego. "El sueño modifica la flora intestinal y esta a su vez afecta al sueño", explica. Knight investiga la naturaleza de la interacción cambiando los ritmos del sueño de animales y personas que se presentan voluntarias a sus programas. Otros experimentos han demostrado que los ratones se vuelven más resistentes a las situaciones de estrés cuando su microbiota recibe suplementos de la bacteria Mycobacterium. "Queremos probar a utilizar probióticos y vacunas primero con ratones y después con humanos para producir cambios beneficiosos en la flora intestinal", explica Knight. En el futuro podrían utilizarse programas personalizados que favorezcan la microbiota porque la flora bacteriana varía mucho de unas personas a otras. No obstante, los investigadores no están seguros de los beneficios de ingerir los probióticos que ahora mismo se venden en farmacias y supermercados.