Fuente: ABC
La hipertensión arterial, esto es, la enfermedad definida por unas cifras de presión sanguínea superiores a 140/90 mmHg, constituye, como alerta la Organización Mundial de la Salud (OMS), la primera causa de mortalidad global. No en vano, hasta un 75% de la población con hipertensión –en torno a 1.100 millones de personas en todo el mundo y más de 14 millones de españoles– presenta un riesgo nada desdeñable de sufrir un ictus, un infarto de miocardio o de desarrollar enfermedad renal. Pero, ¿qué se puede hacer para bajar la presión sanguínea? Pues adoptar un estilo de vida saludable y, llegado el caso, seguir un tratamiento. Es el caso, sobre todo, de la toma de fármacos antihipertensivos. Pero cuidado: como muestra un estudio dirigido por investigadores del Instituto del Corazón del Centro Médico Intermountain en Salt Lake City (EE.UU.), no todos los antihipertensivos son iguales. De hecho, hay dos tipos que, denominados ‘alfabloqueantes’ y ‘agonistas alfa-2 adrenérgicos’, se asocian a unas oscilaciones para nada desdeñables en las cifras de presión sanguínea, por lo que su empleo conlleva un mayor riesgo de mortalidad y, por tanto, deberían ser evitados.
Como explica Brian Clements, director de esta investigación presentada en el marco de las Sesiones Científicas Anuales 2018 del Colegio Americano de Cardiología (ACC) que se están celebrando en Orlando (EE.UU.), «los pacientes deberían saber cuáles son sus cifras de presión arterial y, en caso de que esas estén todo el tiempo subiendo y bajando, consultar con sus médicos para explorar los mejores fármacos antihipertensivos que reduzcan estas variaciones. Y asimismo, y en los casos en los que resulte posible, deberían evitar estos dos tipos de medicamentos que muestran un incremento en las variaciones de las cifras tensionales».
Variabilidad letal
Las variaciones significativas en las cifras de presión arterial se asocian, tal y como han demostrado infinidad de estudios, con un mayor riesgo de mortalidad. En consecuencia, el objetivo del nuevo estudio fue analizar la relación entre los distintos tipos de antihipertensivos y las oscilaciones en la presión sanguínea para, así, tratar de identificar a aquellas familias farmacológicas que reducen en mayor medida esta variabilidad ‘tensional’.
Concretamente, lo que hicieron los autores fue seguir durante cinco años la evolución de más de 10.500 pacientes a los que se había tomado la tensión un mínimo de siete veces entre enero de 2007 y diciembre de 2011. Y durante este lustro adicional se centraron en los distintos tipos de antihipertensivos utilizados por los participantes y en las posibles variaciones en sus cifras de presión sanguínea. ¿Y qué pasó? Pues que todas las familias farmacológicas evaluadas lograron que los pacientes mantuvieran unas cifras tensionales más o menos estables. Pero hubo una, o más bien dos, excepciones: los alfabloqueantes y los agonistas alfa-2 adrenérgicos, asociados con la mayor variabilidad en estas cifras de presión sanguínea.
Tal es así que, como refieren los autores, «debe recomendarse a los médicos que empleen otras clases de antihipertensivos que han mostrado una reducción en el riesgo de mortalidad».
Como indica Brian Clements, «este trabajo nos ha ayudado a identificar los antihipertensivos que inducen una presión sanguínea más consistente y unos mejores resultados en términos de mortalidad. Unos fármacos entre los que se encuentran los inhibidores de la enzima convertidora de la angiotensina (IECA), los antagonistas de los receptores de la angiotensina (ARA), los calcioantagonistas y los diuréticos tiazídicos. Por el contrario, las personas que toman otros fármacos para la presión arterial tienen un mayor riesgo de muerte».
Medidas más precisas
Y llegados a este punto, y una vez señalados los alfabloqueantes y los agonistas alfa-2 adrenérgicos como los antihipertensivos menos ‘seguros’, ¿cuál es la familia de fármacos que induce una reducción de las cifras tensionales más ‘eficaz’ y ‘estable’? Pues la verdad es que no se sabe. Además, hay otras clases de fármacos con efecto antihipertensivo que no han sido evaluadas en este trabajo.
Así, apuntan los autores, «nuestro próximo paso será analizar otras medicaciones que han demostrado reducir la variabilidad en las mediciones de la presión arterial y evaluar los mejores métodos para una medida de esta tensión».
Como concluye Brian Clements, «la hipertensión afecta a un número muy elevado de personas, a hasta un tercio de los adultos estadounidenses según los datos disponibles. Y en este contexto, hay numerosas variables que afectan a la medición de la presión sanguínea, por lo que encontrar la forma de lograr una medición más precisa de esta tensión podría ser muy útil para identificar los tratamientos más efectivos para los pacientes con hipertensión».