FUENTE: La Razón
Un defecto genético heredado ha hecho que cinco pacientes que contrajeron el VIH usando jeringuillas a principios de los años 80 en Madrid hayan conseguido controlar el virus durante más de 25 años sin necesidad de tratamiento, según un estudio que publica la revista ‘mBio’.
El estudio, que señala por primera vez cómo los defectos en la membrana externa del VIH han protegido a los pacientes, ha sido llevado a cabo en una colaboración entre el Instituto de Investigación del Sida (IrsiCaixa) de Badalona (Barcelona), la Universidad de La Laguna (ULL) de Canarias y el Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III de Madrid.
Según ha explicado el investigador del IrsiCaixa, Julià Blanco, cuando alguien se infecta por el VIH, lo hace de por vida, pero el virus no evoluciona de la misma manera en todas las personas.
Existe un pequeño grupo de pacientes (menos del 1 %) en cuyo organismo la infección no avanza, aunque no tomen tratamiento antirretroviral, por lo que estas personas han sido objeto de numerosos estudios para identificar los factores responsables de esta capacidad natural para controlar el VIH.
El estudio publicado hoy revela, por primera vez, defectos en la proteína de la envoltura (membrana externa) del VIH-1 que explicarían que los cinco pacientes con diferentes perfiles inmunológicos hayan conseguido controlar el virus durante más de 25 años sin necesidad de tratamiento.
El estudio sobre las cinco personas que, desde 1980, han controlado el VIH sin tratamiento confirma, según los investigadores, que los defectos del VIH-1 se heredan entre los virus y pueden determinar la evolución clínica de una persona, haciendo que la infección no progrese en ella.
Los médicos llaman «long-term non progressor» (no progresores a largo plazo) a las personas que llevan más de 10 años infectadas por VIH, no toman tratamiento y mantienen un número elevado de CD4, las células a las que ataca el VIH, sin síntomas de la infección.
Dentro de este grupo, existen los «controladores de élite», en los que el nivel de virus en su sangre es tan reducido que es indetectable.
Los investigadores han descubierto que los factores que convierten a una persona en «controladora» se relacionan con su genética, su sistema inmunitario y las características concretas del virus con el que se infecta. A este último grupo pertenece el estudio publicado ahora en la revista mBio.
«El VIH-1 actúa modificando la estructura de las células para poder infectarlas. En este estudio hemos descubierto que las envolturas de los virus que infectaron a estas personas tienen defectos en este paso clave de la infección», ha detallado el investigador Agustín Valenzuela, de la Unidad de Farmacología y del Instituto de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de Canarias (IUETSPC), de la Universidad de La Laguna (ULL).
Hasta ahora, se habían señalado algunas regiones del VIH-1 que pueden influir en su capacidad de replicación, pero nunca se habían explorado en profundidad ciertas características de la envoltura del virus.
Según Blanco, este hecho puede ser relevante para avanzar en el desarrollo de vacunas contra el VIH-1 debido a que, como en la mayoría de vacunas, los anticuerpos que protegen del VIH-1 se dirigen contra las proteínas externas del virus.
«El próximo paso sería evaluar si estos cinco pacientes pudieron generar una respuesta inmunitaria eficaz gracias a la envoltura defectuosa y, en caso afirmativo, estudiar cómo podrían usarse estos virus defectuosos para generar anticuerpos que podrían formar parte de potenciales vacunas preventivas», ha concluido Blanco.
El estudio también es relevante porque demuestra que las características del virus son transmitidas y pasan de una persona a otra, un concepto conocido como «heredabilidad» del VIH, que es la parte de la progresión de la enfermedad que viene condicionada por la genética del virus y que es heredada por el virus de la persona infectada.
«El VIH-1 con el que se infectaron estas personas es tan ineficaz que es muy probable que ni siquiera pudiera transmitirse por vía sexual. En este caso los pacientes se infectaron porque la transmisión por vía intravenosa es mucho más efectiva», según la investigadora Concha Casado, del grupo de Virología Molecular del laboratorio de Referencia e Investigación de Retrovirus del Centro Nacional de Microbiología, del Instituto de Salud Carlos III.