Fuente: El Mundo
El director de Salut Mental del Parc Sanitari Sant Joan de Déu en Sant Boi de Llobregat, Lluís San, ha liderado la primera guía de práctica clínica a escala mundial para el tratamiento en población adulta de la patología dual: pacientes consumidores de sustancias y que, además, tienen un diagnóstico psiquiátrico. «El motivo principal es que detectamos que no existía una guía de diagnóstico dual: depresión y dependencia de nicotina, o, más complicado aún, esquizofrenia y adicción a la marihuana o a la cocaína», explica a este diario San, que ha tardado cuatro años en elaborar un manual que se traducirá al francés.
El objetivo es tratar de ayudar a psiquiatras y psicólogos en la toma de decisiones del tratamiento de la patología dual. San y su equipo habían detectado un gran vacío en la patología dual: apenas existía un manual inglés sobre un diagnóstico concreto. No había en todo el mundo nada como lo que querían impulsar. Pretendían orientar a los profesionales en la toma de decisiones sobre pacientes adultos con patología dual. Así nació una guía pública, gratuita y accesible en la web guiasalud.es, que está orientada a psiquiatras, enfermeros, psicólogos y médicos de cabecera. «Un usuario también la podría consultar, pero es tan técnica que sería difícil que pudiera entenderla quien no tiene la formación académica necesaria», precisa San sobre una guía de 400 páginas que incluye un resumen de las ocho situaciones posibles que un profesional puede encontrar en su consulta. En ella se han abordado los dos diagnósticos más graves aparecidos en la guía, la esquizofrenia y el trastorno bipolar, pero también los tres más frecuentes, que son la depresión, la ansiedad y trastorno por déficit de atención. Y se les han sumado cuatro sustancias, las más usadas: alcohol, nicotina, cannabis y cocaína o cualquier estupefaciente.
Si la guía no se elaboró antes fue porque se trata de «un proceso muy complejo que se hace en base a especialistas: en muchos lugares del mundo la red de drogodependencias tiene a sus expertos en un grupo diferente al que están los de salud mental, sin hablarse entre sí», expone San. «En Cataluña hemos creado hace tiempo expertos en los dos ámbitos; así, tenemos las primeras unidades de España en patología dual. En Estados Unidos lo tienen por separado», añade el psiquiatra.
- ¿Quién ha participado en la confección de esta guía?
22 psiquiatras, tres psicólogos y dos farmacólogos. Y, adicionalmente, una documentalista y la agencia de calidad de Cataluña.
- ¿No son los pacientes los verdaderos protagonistas? ¿Por qué no están?
No cambiarían las recomendaciones. No aparecen porque ni uno solo de los participantes puede tener conflicto de intereses: dinero de las empresas farmacéuticas, por ejemplo. El presupuesto era muy limitado. Deberíamos haber cogido pacientes de toda España y pagarles desplazamientos, alojamientos y dietas. Se hubiera disparado el presupuesto. Decidimos polarizar la primera guía en los profesionales. En la segunda sí estarán. Empezaremos en 2020. Y estará lista en 2022. Nos hará falta financiación. Estoy de acuerdo en que debemos trascender el papel paternalista tradicional: el paciente tiene hoy un rol activo en el proceso terapéutico.
- ¿Hay terapia psicológica en la guía?
Sí. Incluye tratamiento farmacológico y psicológico. Y un capítulo aborda sólo la parte psicológica.
- ¿Puede ayudar a que los pacientes tomen menos medicación?
Aunque no va dirigida a ellos, la guía puede ayudarlos. Nosotros tenemos una comisión de empoderamiento, y un plan estratégico de salud mental, en los que ellos están presentes y participan activamente.
- ¿Es un paciente de salud mental todo el que toma drogas de forma habitual?
No. No todos. Pero el impacto de las drogas es mayor en quien tiene un trastorno. Un esquizofrénico que fuma tres paquetes de tabaco al día ve reducida su esperanza de vida en 15 años. A un depresivo, consumir alcohol porque cree que le desinhibe le pasa factura.
- ¿Es el alcohol la sustancia más peligrosa?
Sí. Con una diferencia abismal sobre la segunda. Pero se minimiza.
Las tasas de consumo de drogas y alcohol son elevadas entre la población con problemas mentales porque «es un colectivo más vulnerable que, además, tiene más riesgo de engancharse», señala San. Que el paciente con patología dual sea rechazado por la mayoría de servicios asistenciales de salud, concluye el psiquiatra, obedece a la falta de servicios integrales a cuyos profesionales pretende ayudar la nueva guía.
"Aún no sé si fue primero el consumo de drogas o la depresión"
Álex Martín (43 años) es un salmantino residente en Barcelona que lucha por una sociedad libre de estigmas en salud mental. Es un activista que, desde la entidad Obertament, combate la discriminación a partir de su experiencia. Hasta hace unos años, era un politoxicómano que, además, padecía severas depresiones. Cuando finalmente le diagnosticaron una patología dual, se sentía en terreno de nadie. Desatendido, indefenso.
Hoy, liberado del consumo y también de los tratamientos farmacológicos, Martín comparte su experiencia con este periódico: "Tomaba todo tipo de drogas, las he probado prácticamente todas, así que siempre me he considerado un consumidor", explica. Unos años después, una vez rehabilitado de la politoxicomanía, fue diagnosticado de depresión: "Tal vez tuviera síntomas depresivos antes y durante mi época de consumo, quizás ya sufría esa patología. Quizás no fui bien diagnosticado. Pero precisamente para eso vine desde Salamanca a Barcelona: a abordar mi problemática y obtener un buen diagnóstico". ¿Qué fue antes el huevo o la gallina? "Aún no lo sé: en mi caso, a veces he pensado que la depresión, pero otras he creído que el consumo de sustancias. No lo puedo saber", responde.
Martín afirma que "el consumo no siempre es voluntario: tomar drogas no obedece siempre a la voluntad de uno cuando hay una patología detrás, ya que a veces se usan como un paliativo a una enfermedad que hay detrás; sé que es difícil de entender".
Sobre el estigma y el autoestigma, existen muchos focos, pero el activista aprovecha la ocasión para recomendar a los medios de comunicación que eviten relacionar las enfermedades mentales con la violencia. "En nada ayudan titulares como 'Un enfermo mental mata a un hombre', porque nadie imagina uno que diga 'Un cardiópata mata a un hombre'". Y concluye Martín: "La gente asocia las enfermedades mentales a los protagonistas de 'Psicosis' o de 'El Silencio los corderos'. Nada más lejos de la realidad".