"Debido a la anatomía de la trompa de Eustaquio, se ve facilitada la entrada de los gérmenes catarrales a la cavidad del oído medio, en primer lugar, es más corta y más estrecha y además tiene una disposición muy horizontal", explica el jefe del servicio de Otorrinolaringología pediátrica del Hospital Universitario Infantil Niño Jesús de Madrid, el doctor Javier Cervera. En concreto, la hay de varios tipos. Entre otras, se encuentra la otitis media aguda (OMA) si afecta al oído medio; o bien la externa, si afecta a la zona externa del oído. "Las externas son típicas del verano porque el oído se contamina por las piscinas. Es una infección de la piel que no afecta al oído medio, y no se suelen ver en el invierno. Tienen un tratamiento distinto y no dejan secuelas nunca", precisa Cervera. Mientras, señala que la OMA es una de las enfermedades infecciosas más frecuentes en el niño. Se estima que 2 de cada 3 niños han presentado algún episodio antes del primer año de vida, y más del 90% a los 5 años. Además, sostiene que el 74% de los niños tendrán tres o más episodios.
A su vez, destaca que el 10-20% de los pacientes presenta episodios frecuentes de OMA. No obstante, señala que, a partir de los 5 años de vida, la incidencia de otitis disminuye considerablemente, por varias razones: "En primer lugar su sistema inmunológico ya está más desarrollado, y por otro porque la trompa es más ancha y tiene mejor funcionante".
La Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AEPAP) destaca en este sentido que en los niños pequeños se puede sospechar una otitis cuando los bebés están irritables y presentan un llanto, sobre todo por la noche, porque aumenta la presión al estar tumbados en posición horizontal. También si se aprieta sobre el oído se origina dolor perfectamente perceptible. En algunos casos da fiebre.
En este sentido, el también miembro de la comisión pediátrica de la Sociedad Española de Otorrinolaringología (SEORL-CCC) subraya que existen una serie de factores favorecedores de las otitis en los niños: la asistencia a guarderías; la alimentación con biberón, ya que, según indica, "los niños que lo usan antes del año de vida presentan el doble de otitis que los que tiene alimentación materna, entre otras razones a que la leche materna tiene más inmunoglubinas que facilitan las defensas"; el tabaquismo familiar; o los niños con malformaciones craneofaciales.
A pesar de su alta incidencia, Cervera destaca que "la mayoría de las otitis medias agudas son autolimitadas", es decir, que se curan casi solas, "con una curación espontánea del 80-90 % sin dejar secuelas". Por ello, subraya que el primer tratamiento es sintomático, mediante el uso de antitérmicos, tipo Paracetamol o Ibuprofeno, y habitualmente no hace falta administrar antibióticos. "En aproximadamente en una semana desaparecen los síntomas", sostiene.
Eso sí, advierte de que la curación espontánea no es igual en los diferentes patógenos causales, y es de alrededor del 80% en 'M. catarrhalis', del 50% en H. influenzae (haemophilus), y del 16 %en 'S. Pneumoniae' (neumococo).
"En caso de otitis de origen bacteriano el primer antibiótico a utilizar sería la Amoxicilina a dosis elevadas de 80 mg/kilo/día. Sin embargo, en los casos de H. influenzae existe una elevada resistencia a la Amoxicilina y estaría indicado la amoxicilina con ácido Clavulánico y las cefalosporinas orales. Los macrólidos (antibióticos de tres días) tienen poca actividad en los patógenos extracelulares presentes en el oído medio y, además, las resistencias del neumococo a estos se sitúan alrededor del 30-50% en España", subraya.
Asimismo, el otorrino de la SEORL advierte de que las gotas óticas con antibióticos no están indicadas nunca en la OMA habitual. "Sí se puede contemplar su utilización en agudizaciones de otitis medias crónicas con perforación, y en pacientes portadores de tubos de drenaje de oídos, porque las gotas no llegan al oído medio que es donde está la infección", precisa.
Finalmente, el doctor Cervera subraya que para prevenir los casos de otitis en menores en primer lugar hay que evitar los factores de riesgo, tales como la asistencia a la guardería, intentar alargar el periodo de lactancia materna lo máximo posible, y por supuesto, no fumar nunca delante de los niños.
"El resto de las medidas preventivas corresponden al pediatra, que recomendará a la familia el antibiótico más adecuado en cada situación, nunca deberá la familia medicar al niño por su cuenta, únicamente facilitar los antitérmicos si tuviese fiebre", agrega Cervera.