Fuente: ABC
La consecución de una vacuna eficaz frente al virus de inmunodeficiencia humana (VIH) ha constituido uno de los principales objetivos, sino el principal, de los investigadores dedicados a combatir el síndrome de inmunodeficiencia adquirida (sida). Una labor investigadora iniciada desde el mismo momento de la irrupción de la epidemia en los inicios de la década de los 80 y cuyos frutos son, tras cuatro casi décadas de trabajo y por decirlo de alguna manera, ‘insatisfactorios’ –cuando no directamente ‘decepcionantes’–. Y es que aún a día de hoy no contamos con la tan ansiada vacuna frente al VIH/sida. Sin embargo, investigadores del Instituto Nacional de Alergia y Enfermedades Infecciosas de Estados Unidos (NIAID) podrían haber dado un paso muy importante en este sentido. Y es como muestra un nuevo estudio publicado en la revista «Nature Medicine», han logrado diseñar una vacuna capaz de inducir la producción de anticuerpos frente a decenas de cepas de VIH de todo el mundo. O así sucede, cuando menos, en modelos animales –ratones, cerdos de Guinea y monos.
Como indica Anthony S. Fauci, director del NIAID, «nuestros investigadores han empleado su conocimiento detallado de la estructura del VIH para encontrar un punto especialmente vulnerable en el virus y diseñar una vacuna novedosa y potencialmente poderosa. Este elegante estudio supone un paso adelante en el reto de lograr una vacuna segura y efectiva frente al VIH».
Escoger el epítopo adecuado
En los últimos años se han descubierto múltiples anticuerpos naturales capaces de prevenir la infección por el VIH en células humanas. Se trata de los denominados anticuerpos ‘neutralizantes’ o ‘ampliamente neutralizantes’, tipo específico de anticuerpos producidos por el sistema inmune de algunos pacientes para ‘neutralizar’ o anular los efectos perniciosos del virus sobre el organismo. De hecho, se estima que cerca de la mitad de los pacientes que conviven con la infección llegan a producir estos anticuerpos. El problema es que lo hacen ‘tarde’, cuando el VIH lleva muchos años en el organismo y ya se ha diseminado y ocultado en los ‘inalcanzables’ reservorios virales.
Sea como fuere, los anticuerpos neutralizantes se presentan como el arma natural más poderosa frente al virus, por lo que han sido objeto de infinidad de investigaciones. También de las dirigidas al desarrollo de una vacuna, en las que se han caracterizado los lugares de la superficie del VIH –los denominados ‘epítopos’– a los que se unen estos anticuerpos para neutralizarlo. Así, de lo que se trataría es de diseñar una vacuna basada en inmunógenos –esto es, cualquier molécula capaz de provocar una respuesta inmune– con uno de estos epítopos para, así, inducir la producción de anticuerpos protectores ante una futura infección.
La nueva vacuna experimental descrita en el estudio se basa en un epítopo que, bautizado como ‘péptido de fusión del VIH’, fue descubierto por los propios autores en 2016. Concretamente, el péptido de fusión es una cadena corta de aminoácidos que se localiza en una protuberancia –o ‘pico’– en la superficie del VIH y que es empleada por el propio virus para ‘colarse’ en las células. Pero, ¿por qué centrarse en este epítopo concreto? Pues porque su estructura es común a la mayoría de cepas del VIH, por lo que se presenta como un candidato idóneo para una vacuna. Es más; este péptido de fusión carece de los azúcares que ocultan su ‘visión’ al sistema inmune, por lo que al contrario de los que sucede con otros epítopos es fácilmente detectable –y ‘atacable’– por las células inmunitarias.
Los autores diseñaron distintos inmunógenos a partir de la estructura del péptido de fusión y los administraron en un modelo animal –ratones–. ¿Y qué pasó? Pues que gracias a estos inmunógenos, los animales produjeron anticuerpos neutralizantes frente al péptido de fusión y, por ende, frente al VIH. Sin embargo, no todos los inmunógenos eran igual de eficaces. Así que lo que hicieron fue analizar las respuestas de los animales y quedarse con aquel que indujera la producción de más anticuerpos funcionales. El resultado es una vacuna experimental que, según el estudio, es capaz de neutralizar más del 31% de los virus de 208 cepas distintas de VIH repartidas por todo el planeta.
Aún habrá que esperar
Finalmente, los autores ajustaron el régimen de la vacuna y evaluaron su administración en otros animales –cerdos de Guinea y monos–. Y una vez más, indujo la producción de anticuerpos que neutralizaron un porcentaje significativo de cepas del VIH, lo que constata que la vacuna es útil en diferentes especies.
Como concluyen los autores, «el próximo paso será utilizar estos resultados para optimizar la vacuna y fabricar una versión adecuada para evaluar su seguridad en seres humanos en un ensayo clínico monitorizado y cuidadosamente diseñado».
Y exactamente, ¿cuándo se pondrá en marcha este estudio con humanos? Pues según han anunciado los autores, en el segundo semestre del próximo año.