Fuente: ABC
Sentirse abrumado o superado en el trabajo, o lo que es lo mismo, sentirse estresado, no es, ni mucho menos, bueno para la salud, muy especialmente para la salud de nuestros corazones. Y es que como han demostrado multitud de estudios, el estrés laboral incrementa de forma notable el riesgo de sufrir una cardiopatía isquémica. Sin embargo, parece que las nefastas consecuencias del estrés ocupacional sobre la salud cardiovascular no acaban aquí. Y es que como concluye un estudio llevado a cabo por investigadores de la Facultad de Salud y Bienestar de la Universidad de Jönköping (Suecia), las personas que padecen estrés laboral tienen un riesgo un 48% superior de padecer fibrilación auricular y, por tanto, una mayor probabilidad de acabar sufriendo un infarto o un ictus.
Como explica Eleonor Fransson, directora de esta investigación publicada en la revista «European Journal of Preventive Cardiology», «la fibrilación auricular es una afección común con graves consecuencias, por lo que es muy importante para la salud pública encontrar formas de prevenirla. Sin embargo, sabemos muy poco sobre los factores de riesgo asociados a esta enfermedad, muy especialmente el papel que juega el entorno laboral».
Poca capacidad de decisión
La fibrilación auricular es una enfermedad caracterizada por unos latidos descoordinados de las aurículas del corazón, lo que provoca un ritmo cardiaco rápido e irregular. Una enfermedad que, a día de hoy, se corresponde con la arritmia cardiaca más frecuente, llegando a afectar a un 4,3% de los españoles mayores de 40 años –el 3,9% de las mujeres y el 4,7% de los varones–. Una situación a tener muy en cuenta dado que este tipo de arritmia se asocia con un mayor riesgo de distintas enfermedades cardiovasculares, caso de la insuficiencia cardiaca, los ictus, los infartos agudos de miocardio y los episodios de muerte súbita.
En el estudio, los autores siguieron durante un promedio de 5,7 años la evolución de 13.200 trabajadores que, sin historial de insuficiencia cardiaca, infarto de miocardio o fibrilación auricular, habían respondido a distintos cuestionarios sobre su salud, hábitos de vida y condiciones laborales con motivo de su participación en la Encuesta Ocupacional Longitudinal de Salud de Suecia (SLOSH) en el año 2006, 2008 o 2010.
Concretamente, el estrés en el trabajo se definió como el desempeño de una ocupación en la que se combinaban una alta demanda psicológica y un bajo control sobre la situación laboral. Y para evaluar el grado de estrés o ‘tensión’ laboral, la encuesta incluyó cinco preguntas sobre el nivel de demanda y seis sobre el grado de control, entre otras: ‘¿Tiene que trabajar muy duro o muy rápido?’, ‘¿Tiene tiempo suficiente para completar las tareas asignadas?’, ‘¿Su trabajo es más o menos monótono?’ y ‘¿Puede decidir qué hacer en su trabajo y cómo hacerlo?’.
Durante el seguimiento se diagnosticaron un total de 145 casos de fibrilación auricular. Y de acuerdo con los resultados, sentirse estresado en el trabajo aumentó en hasta un 48% el riesgo de desarrollar este tipo de arritmia cardiaca.
Como apunta Eleonor Fransson, «nuestro trabajo muestra que en el caso de la población trabajadora de Suecia, los empleados con trabajos estresantes tienen una probabilidad cerca de un 50% mayor de desarrollar fibrilación auricular. Un riesgo estimado que, además, se mantiene después de tener en cuenta otros factores como el hábito tabáquico, la actividad física en el tiempo libre, el índice de masa corporal (IMC) o la hipertensión arterial».
Y, exactamente, ¿cuáles son los trabajos que provocan estrés? Pues como recoge la definición contemplada en el estudio, aquellos en los que el trabajador se siente psicológicamente exigido y apenas tiene control sobre la manera de llevarlo a cabo. Y entre otros oficios, los autores citan a los trabajadores en las cadenas de montaje de las fábricas, los conductores de autobús y el personal de Enfermería.
Como indica la directora de la investigación, «necesitamos gente que desempeñe estos trabajos, pero los empleadores pueden ayudar al asegurarse de que el personal cuenta con los recursos necesarios para completar las tareas asignadas. Los jefes deberían programar descansos y escuchar las propuestas de los empleados sobre cómo mejorar su trabajo y el entorno laboral».
¿Son conscientes las empresas?
La asociación entre estrés laboral y fibrilación auricular no es nueva. De hecho, los propios autores recuerdan que ya se habían realizado dos estudios al respecto que concluían que el estrés ocupacional incrementaba en un 37% el riesgo de este tipo de arritmia cardiaca. Pero, ¿las empresas no son conscientes de la tensión a la que se ven sometidos sus trabajadores? Pues cuando menos en el caso de nuestro país, sí. Y es que según una encuesta publicada hace poco más de un año, casi tres de cada cuatro empresas españolas reconocen que el estrés laboral es su principal preocupación en relación con la salud y la productividad de sus plantillas.
Como concluye Eleonor Fransson, «el estrés laboral ya se había asociado en estudios previos con la cardiopatía isquémica. Y ahora, este estrés laboral debe ser considerado un factor de riesgo modificable para la prevención tanto de la cardiopatía isquémica como de la fibrilación auricular. Las personas que se sientan estresadas en su trabajo y tengan ‘palpitaciones’ u otros síntomas de fibrilación auricular deben consultarlo con sus médicos y hablar con sus jefes sobre cómo mejorar su situación en el trabajo».