Fuente: El Mundo
Si acudes a una cita a ciegas o a una entrevista de trabajo con un nipón, jamás se interesará por tu signo del zodiaco, pero sí por tu grupo sanguíneo. Tanto en Japón como en Corea del Sur está fuertemente arraigada la creencia de que los grupos A, B, 0 y AB determinan la personalidad y son un indicador del talento (o de su ausencia). Hasta el punto de que el actual viceprimer ministro japonés, Taro Aso, presume en su perfil oficial en Internet de que su grupo sanguíneo es A. Es decir, que se le presupone trabajador, perfeccionista, atento a los detalles y con un temperamento estable. Nada que ver con los impulsivos, irresponsables y egoístas individuos del tipo B, que en Japón incluso sufren discriminación por este motivo.
Ni que decir tiene que asociar el tipo de sangre a la personalidad carece de todo fundamento científico. El grupo sanguíneo depende de qué proteínas exhiban en su superficie los glóbulos rojos que circulan por nuestras venas y arterias. Algo que en nada influye carácter y aptitud. Como el horóscopo, es pura pseudociencia. Sin embargo, pertenecer a uno u otro grupo sanguíneo sí puede afectar seriamente a la esperanza de vida.
Hace escasas semanas, investigadores del Hospital Universitario de Tokio sacaban a la luz que las personas del grupo sanguíneo 0 tienen un riesgo de fallecer casi tres veces superior a la media. ¿Por qué? Wataru Takayama y sus colegas sospechan que la diferencia tiene que ver con el factor de Von Willebrand, una proteína de la sangre que interviene en la coagulación y que escasea en las personas de grupo sanguíneo 0. Este déficit relativo del factor Von Willebrand puede incrementar la frecuencia de las hemorragias, es decir, de pérdida de sangre debido a la ruptura de un vaso sanguíneo. Como consecuencia, en caso de daños severos o accidentes, el riesgo de perder la vida aumenta. Saberlo, aseguran, podría ayudar a los equipos de emergencia a hacer mejor su trabajo al asistir a personas de este tipo sanguíneo.
Lo bueno de pertenecer al grupo 0 es que raramente padece cáncer pancreático.Sin embargo, las personas con tipos A, B y AB tienen un alto riesgo de contraerlo. Traducido a cifras, el riesgo de sufrir la enfermedad entre los individuos del grupo 0 es entre un 50 y un 70% inferior. Un alivio teniendo en cuenta que el cáncer de páncreas es uno de los que tiene peor pronóstico, ya que la supervivencia a los cinco años no llega al 5%.
A esto se le suma otra ventaja, y es que cuando la contaminación atmosférica se eleva, los sujetos con tipos sanguíneos A, B y AB son más propensos a sufrir un ataque cardíaco. El tipo 0, sin embargo, nos hace un poco más resistentes -aunque no totalmente inmunes- a la polución, según demostraron hace poco científicos de la Universidad Young Brigham (EEUU). No son las únicas investigaciones científicas que vinculan tipo sanguíneo y salud. En el terreno de la oncología, se ha comprobado que los perfiles sanguíneos AB y B padecen menos cáncer de estómago y de colon. Sin embargo, que en tu ficha médica aparezca "tipo AB" te vuelve más vulnerable ante el cáncer de hígado. Además de ser un blanco fácil para la pérdida de memoria.
De demostrar esto último se encargó la hematóloga Mary Cushman, de la Universidad de Vermont. Comparando el declive cognitivo que sufrían más de medio millar de individuos a medida que cumplían años, se encontró con algo inesperado. Los sujetos con tipo de sangre AB eran nada menos que un 82% más propensos a experimentar fallos de memoria, dificultades con el lenguaje y un detrimento en la capacidad de razonamiento.
En la Universidad de Sheffield han ido aún más lejos. Trabajando con imágenes obtenidas mediante resonancia magnética han demostrado que las personas sanas con sangre del grupo 0 tienen más volumen de materia gris en ciertas zonas de la sesera, especialmente en el cerebelo. En otras palabras, acumulan más neuronas. La materia gris "extra", dicen los científicos, podría servirles de escudo protector frente a enfermedades neurodegenerativas como el temido Alzhéimer.
Los grupos sanguíneos se heredan de los padres de la misma manera que el color de los ojos y el color del pelo. El grupo 0 positivo es el más frecuente, sobre todo entre los hispanos, mientras que los asiáticos tienen un número relativamente alto de individuos del grupo B en comparación con el resto de países. En España, el 45% de las personas pertenecen al grupo sanguíneo 0, un 42% al grupo A, y el resto se reparte entre los grupos B (10%) y AB (3%).