Fuente: ABC
El exceso de alcohol, no cabe ninguna duda, es muy nocivo para la salud. De hecho, infinidad de estudios han demostrado que el consumo abusivo de alcohol acorta la vida. Y no solo en aquellos casos en los que este abuso es consecuencia de un consumo continuado, lo que deriva en una degeneración progresiva de numerosos órganos, sobre todo del hígado y del cerebro. También cuando el consumo, aun esporádico, se produce en ‘atracones’, un término que los médicos denominan ‘binge drinking’ y que expresa de manera muy precisa lo que sucede en los ‘botellones’ que realizan los jóvenes y los adolescentes. De hecho, un estudio llevado a cabo por investigadores de la Universidad Vanderbilt en Nashville (EE.UU.) alerta que los jóvenes que se dan ‘atracones’ frecuentes de alcohol tienen una probabilidad significativamente mayor de presentar factores de riesgo de enfermedades cardiovasculares.
Como explica Mariann Piano, directora de esta investigación publicada en la revista «Journal of the American Heart Association», «comparado con lo que ocurría en las generaciones anteriores, la penetración, intensidad –número de bebidas– y regularidad –varias veces a la semana– del ‘binge drinking’ provoca que los adultos jóvenes de hoy en día tengan un riesgo superior de presentar mayores tasas de daño atribuible al alcohol. Los jóvenes deben ser conscientes de que las consecuencias de estos ‘atracones’ repetidos pueden dañar sus corazones. Y es que los riesgos van mucho más allá de un mal rendimiento académico y de un mayor riesgo de accidentes».
Malo para el corazón
Los estudios ya han demostrado que el consumo de alcohol en atracones, o lo que es lo mismo, el consumo por los varones de cinco o más bebidas alcohólicas –y de cuatro o más por las mujeres– en un tiempo máximo de dos horas, aumenta el riesgo de enfermedad cardiovascular en las personas de mediana edad y en los mayores. Sin embargo, la relación entre el ‘binge drinking’, la presión sanguínea y los factores de riesgo cardiometabólicos no se encuentra tan clara en el caso de los adultos más ‘jóvenes’.
En el estudio, los autores analizaron el posible efecto del ‘binge drinking’ sobre los factores de riesgo cardiovascular –entre otros, la presión arterial y los niveles de colesterol y azúcar en sangre– de 4.710 adultos que, con edades comprendidas entre los 18 y los 45 años, habían respondido a distintos cuestionarios sobre sus patrones de consumo de alcohol con motivo de su participación en las Encuestas Nacionales de Salud y Nutrición de Estados Unidos (NHANES) 2011-2012 y 2013-2014.
Los jóvenes deben ser aconsejados sobre el abuso del alcohol y alertados sobre cómo el ‘binge drinking’ puede afectar a su salud cardiovascular
Los autores dividieron a los participantes en tres grupos: un primero en el que se incluyeron los que aseguraban que nunca bebían alcohol en atracones; un segundo con los participantes, hasta un 29,0% de los varones y un 25,1% de las mujeres, que afirmaban practicar el ‘binge drinking’ entre una y 12 veces al año; y un tercero en el que se incluyeron aquellos que reconocieron consumir alcohol en atracones 13 o más veces al año –el 25,1% de los varones y el 11,8% de las mujeres participantes.
Los resultados mostraron que, frente a los que ‘pasaban’ del alcohol en atracones, los varones que abusaban del ‘binge drinking’ tenían mayores cifras de presión arterial diastólica (PAD) y mayores niveles de colesterol total. Y asimismo, que las mujeres que practicaban el ‘binge drinking’ tenían, frente a las que no lo hacían, mayores niveles de azúcar en sangre. Pero, ya sea en los varones o las mujeres jóvenes, ¿este incremento en los factores de riesgo cardiometabólicos no podría explicarse por otras situaciones distintas del consumo de alcohol en atracones? Pues no. Los resultados se mantuvieron igual tras analizar la posible influencia de otros factores relacionados con el estilo de vida, caso muy especialmente del ejercicio físico y de la dieta.
Primera causa global de mortalidad
Por tanto, y de manera similar a como sucede en las personas de mediana edad y los mayores, el consumo de alcohol en ‘atracones’ también parece dañar la salud cardiovascular de los jóvenes. Un aspecto a tener muy en cuenta dado que las patologías cardiovasculares constituyen, con 17,7 millones de muertes solo en 2015, la primera causa de mortalidad global.
Como concluye Mariann Piano, «la implementación de intervenciones en el estilo de vida para reducir la presión sanguínea en los primeros años de la etapa adulta puede ser una estrategia importante para prevenir la enfermedad cardiovascular en edades más avanzadas de la vida. Los jóvenes deben ser aconsejados sobre el abuso del alcohol, incluido el consumo en atracones, y alertados sobre cómo este ‘binge drinking’ puede afectar a su salud cardiovascular».