Hay factores a tener en cuenta a la hora de seguir un control, ya que el peso varía durante el día.

Fuente: Levante EMV

Llega el verano y con él la preocupación a la hora de subirse a la báscula. Las obsesiones, la poca paciencia y las ganas de ver resultados inmediatos son los peores aliados a la hora de seguir una dieta para perder peso, y la báscula puede convertirse, también, en el peor enemigo.

Aunque hay algunos trucos que te pueden ayudar a llevar esa relación, en ocasiones, imposible. Según la propia ciencia, hay momentos concretos en los que subirse al peso.

Comprobar continuamente a la balanza es lo peor que puede hacer alguien que se encuentra a régimen. El peso de una persona varía durante el día y la báscula puede mostrar cifras muy diferentes dependiendo del momento. Según los expertos, lo ideal es hacer la comprobación siempre en el mismo momento de la jornada, cuando el cuerpo esté en las mismas condiciones.

Partiendo de esa premisa. Los médicos recomiendan a las personas que se encuentran en la ardua tarea de acabar con los kilos de más, subirse a la báscula por la mañana, después de vaciar la vejiga y antes de desayunar o ir al gimnasio. Según ellos, además de obtener una lectura más baja, será cuando la cifra concluyente se asemeje más a la realidad.

Además, parte importante de conseguir una lectura idónea es utilizar siempre el mismo aparato, ya que no todos pesan de la misma manera. La báscula siempre tiene que estar en una superficie dura y plana, es decir, en el suelo, no encima de una alfombra ni nada parecido.

También, en el momento de ponerse sobre el peso, lo idóneo es poner los pies algo separados equilibrando el peso en ambas partes del cuerpo.

Algunos trucos

Además de esto, hay ciertas pautas a seguir que harán que la báscula pueda convertirse incluso en una aliada.

Los expertos también recomiendan no pesarse todos los días. Hacerlo así puede ser muy frustrante, por lo que con una vez a la semana es más que suficiente, eligiendo, eso sí, siempre el mismo día a la misma hora.

Seguir un control puede ser más que satisfactorio. Si cada vez que se sube a la balanza se apunta el dato, a final de cada mes se puede hacer una media perfecta de los kilos perdidos.

Que el aparato en sí este en casa es lo mejor, ya que a la hora de pesarse se debe hacer sin ropa.

Subirse a la báscula después de beber mucha agua es un gran error. En las mujeres, se debe evitar hacerlo durante el periodo menstrual.

Ni qué decir tiene, que intentar comprobar el peso después de una buena comilona es lo peor que alguien puede hacer.

 

 

 

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