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La insuficiencia cardiaca ya provoca en la provincia de Alicante más muertes que el infarto de miocardio: 565 frente a 506, según los últimos datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística. De ahí que la incidencia de esta enfermedad preocupe a los expertos, por su elevado impacto social y económico. No en vano, la insuficiencia cardiaca «supone la primera causa de hospitalización en la población mayor de 65 años y representa entre el 2% y el 3% del gasto sanitario en España», explica Juan Gabriel Martínez, jefe de Cardiología en el Hospital General de Alicante.
En la provincia de Alicante, según los últimos datos del INE, la insuficiencia cardiaca es el segundo motivo de ingreso en el hospital entre todo el conjunto de la población, solo superada por las complicaciones en el embarazo. En paralelo, las muertes por infarto han ido disminuyendo con el paso de los años, debido sobre todo a la aparición de nuevas técnicas para tratarlo, en especial de los cateterismos. De hecho, en la provincia de Alicante las muertes provocadas por este problema cardiaco se han reducido a la mitad en menos de 20 años.
Al contrario, las cifras asociadas a la insuficiencia cardiaca no hacen más que aumentar. Cerca de 20.000 personas en la provincia de Alicante padecen esta dolencia, provocada por la incapacidad del corazón de bombear la sangre que el organismo necesita. De estos pacientes, la inmensa mayoría son mayores de 75 años. Y es que una de las causas del incremento de esta dolencia es el envejecimiento de la población y los factores de riesgo que se asocian a él, como la hipertensión o la diabetes. La insuficiencia cardiaca, explica el responsable de Cardiología del Hospital General de Alicante, «generalmente se asocia a enfermedades de las arterias coronarias, sobre todo en pacientes que han sufrido un infarto, hipertensión, enfermedad de las válvulas del corazón o dolencias propias del músculo cardiaco, enfermedades pulmonares, alcoholismo o drogadicción». En población más joven, añade Martínez, generalmente se esconde detrás una miocardiopatía o un defecto congénito del corazón.
Mal controlada, la insuficiencia cardiaca provoca un encharcamiento de los pulmones, que causa fatiga, ahogos, aumento de peso o pulso irregular. Si no se ataja a tiempo, las consecuencias pueden ser fatales. De hecho, incide Juan Gabriel Martínez, la insuficiencia cardiaca «es una enfermedad grave, con una mortalidad que es superior a la de los cánceres más comunes». El 15% de los pacientes fallece al año del diagnóstico y el 50% a los cinco años del diagnóstico. De las 565 personas que murieron en el último año en la provincia de Alicante a causa de esta dolencia, la mayoría, 372, eran mujeres. El aumento paulatino de casos y de ingresos hospitalarios ha llevado al Hospital General de Alicante a poner en marcha en el último año una consulta específica para estos pacientes, en la que se les ajusta la medicación y se les controla para que no haya una descompensación.
Los fármacos que hay actualmente en el mercado permiten un buen control de la enfermedad, «y, además, hay un grupo de pacientes a los que se les puede implantar un resincronizador», un dispositivo parecido a un marcapasos que permite al corazón bombear mejor.
Aun así, insiste Juan Gabriel Martínez, se trata de una enfermedad prevenible y tratable. «Puede ser prevenible en el 80% de los casos por medio de un estilo de vida saludable, lo que implica seguir una dieta sana rica en frutas y verduras, no fumar, no abusar del alcohol, disminuir el consumo de sal, realizar actividad física de forma habitual, así como controlar la hipertensión arterial, el colesterol y la diabetes con medicamentos apropiados».
Además, diversos estudios han demostrado el efecto beneficioso de la práctica de ejercicio físico moderado y controlado por el cardiólogo en pacientes con insuficiencia cardiaca. «Mejora la calidad de vida y, posiblemente, la supervivencia del paciente». En este sentido, algunas de las actividades recomendadas son pasear, ir en bicicleta o la natación.
Para Juan Gabriel Martínez es importante, además, poder reconocer los principales síntomas de la enfermedad «que en algunas ocasiones pueden pasar desapercibidos». Son, entre otros, falta de aire con los esfuerzos o al acostarse, fatiga, hinchazón en piernas, hinchazón en abdomen, pulso irregular o aumento de peso.