FUENTE: La Razón
Se sabe que la obesidad es un factor de riesgo para desarrollar asma, pero un nuevo estudio muestra que también sucede al revés: las personas con asma registran más probabilidades de convertirse en obesas. La nueva investigación, presentada en el Congreso de la Sociedad Respiratoria Europea, que se celebra en París, Francia, indica que aquellos que desarrollan asma como adultos y aquellos que tienen asma no alérgico poseen mayor riesgo de obesidad, informa Europa Press.
El estudio sugiere que la relación entre el asma y la obesidad es más compleja de lo que se pensaba anteriormente y que es necesario realizar más investigaciones para comprender mejor y enfrentar estos dos crecientes desafíos de salud. «Ya sabemos que la obesidad puede desencadenar el asma, tal vez a través de un cambio fisiológico, metabólico o inflamatorio», plantea el encargado de presentar la investigación, el doctor Subhabrata Moitra, investigador de la Sociedad Europea de la Respiración en ISGlobal, el Instituto de Salud Global de Barcelona.
«Hasta ahora ha habido muy poca investigación sobre si lo contrario es cierto, si el asma puede llevar a la obesidad. En este estudio, tenemos suficientes personas y las hemos seguido durante el tiempo suficiente como para observar la relación entre estas dos afecciones», subraya.
La investigación fue parte de la Encuesta de Salud Respiratoria de la Comunidad Europea e incluyó a 8.618 personas de 12 países que no eran obesas al inicio de la investigación. Esto significa que todos tenían un índice de masa corporal (IMC) de menos de 30 kg/m2.
Se consideró que los participantes padecían asma si informaron que alguna vez tuvieron asma y sufrieron un ataque de asma o que se despertaron por un ataque de dificultad para respirar en los 12 meses previos, o si actualmente estaban tomando medicamentos para el asma.
El estudio comenzó a reclutar en la década de 1990 y los participantes fueron seguidos después de diez años y otra vez después de 20 años. Los investigadores examinaron las relaciones entre tener asma al comienzo del estudio y la probabilidad de ser obeso diez años después. También evaluaron a personas que habían desarrollado asma después de diez años en el estudio y su riesgo de obesidad en 20 años.
Además, los investigadores tuvieron en cuenta otros factores de riesgo, como la edad, el sexo, el país y la actividad física. De esta forma, descubrieron que el 10,2 por ciento de las personas con asma al comienzo del estudio se habían vuelto obesas diez años después. Entre las personas que no tenían asma, el 7,7 por ciento eran obesas diez años después. El incremento en el riesgo de obesidad fue aún mayor en las personas cuyo asma comenzó en la edad adulta y más elevado en personas con asma pero que no sufrían de alergias.
«Al seguir a un gran número de participantes en el estudio durante más de dos décadas, hemos podido observar cómo el asma aumenta el riesgo de que una persona se vuelva obesa, especialmente si su asma comienza en la edad adulta o si tiene asma, pero sin alergias», subraya el doctor Moitra.
«Nuestros hallazgos sugieren que la relación entre las dos afecciones es más complicada de lo que nos dimos cuenta anteriormente. Es importante que trabajemos más para separar esto. Por ejemplo, no sabemos por qué tener asma aumenta el riesgo de desarrollar obesidad o si los diferentes tratamientos para el asma tienen algún efecto sobre este riesgo».