FUENTE: ABC
«No se trata solo de usar la inmunoterapia para combatir el cáncer, sino de manejarla con precisión para que su acción no afecte al tejido sano y no haya efectos secundarios adversos». Un equipo de investigadores del Vall d’Hebron Instituto de Oncología (VHIO), dirigidos por el doctor Joaquim Arribas, profesor ICREA y responsable del Programa de Investigación Preclínica del citado Instituto, lo ha logrado en uno de los tipos de cáncer de mama con peor pronóstico, el HER2+.
Un trabajo liderado por Arribas, cuya primera autora es Irene Rius, ha demostrado que un fármaco, el p95HER2-TCB, que el VHIO lleva una década investigando, es capaz de guiar como un GPS a las células del sistema inmune, los linfocitos, hasta las células tumorales para destruirlas, y lo mas ímportante, «lograr que ese ataque sea selectivo» sin dañar a las células sanas. ¿Cómo lo consigue? Pues extendiendo dos brazos, uno que atrapa a las células del sistema inmune y otro a las tumorales, y acercándolos para que las primeras eliminen a las segundas de forma dirigida y sin daños colaterales. El medicamento –un anticuerpo biespecífico de células T (TCB)–se dirige hacia la proteína p95HER2, que expresan las células de este tumor y las erradica.
«Funciona como un imán, conecta los linfocitos con la citada proteína que está en las células tumorales para después destruirlas», explica Joaquin Arribas. El investigador subraya en declaraciones a ABC la relevancia del hallazgo. «Hemos conseguido lo que hasta ahora no se había podido conseguir: llevar un tratamiento de inmunoterapia «a domicilio» –es decir hasta las células del tumor– en este tipo de cáncer. Al sistema inmune le faltaba la dirección exacta del tumor, y ahora sabe que debe llevar el linfocito hasta las células que expresan la proteína p95HER2 para poder acabar con ellas», explica Arribas, que junto a su equipo lleva una década trabajando en esta investigación, publicada «Science Translational Medicine».
El fármaco, que se ha experimentado con éxito en ratones humanizados a los que se ha trasplantado el tumor y también sangre de la paciente, va dirigido a aquellas mujeres que padecen este tipo de cáncer (HER2+) y que no han reaccionado a otros tratamientos, un 40 por ciento del total de afectadas, que suponen, a su vez, el 10 por ciento del total de mujeres que padecen cáncer de mama. «Es muy importante el hecho de que se haya transferido también a los animales sangre de las afectadas porque se ha podido comprobar cómo interactúa el sistema inmunológico con el tumor», dice el responsable del Programa de Investigación Preclínica del VHIO, quien apunta que este anticuerpo se ha mostrado también eficaz en tumores gástricos y metástasis cerebrales.
«El sistema inmune llega a todas partes. En el caso de metástasis cerebrales se ha visto que este fármaco es capaz de hacer llegar las células del sistema inmune hasta las tumorales y eso no se había conseguido hasta ahora porque encontraban una barrera que se lo impedía», señala Arribas, también director científico de CIBERONC (Centro de Investigación Biomédica en Cáncer). Añade que la proteína a la que se dirige el fármaco también la expresan las células tumorales de algunos tumores gástricos. «Este anticuerpo es efectivo en el 15 por ciento de estos tumores de bastante mal pronóstico», afirma el investigador.
Respecto al tiempo que tardará en comercializarse y llegar a la fase clínica, Arribas fija la frontera de entre uno o dos años. «Una vez que sea biodisponible y se pueda administrar habría que empezar su producción e iniciar ensayos clínicos con pacientes. Además, el mismo mecanismo podría usarse, por ejemplo, para hacer esta entrega «a domicilio» de quimioterapias existentes que no se usan por su elevada toxicidad, pero que con este mecanismo irían dirigidas solo a la célula tumoral. Es un nuevo camino a recorrer, pero que promete grandes resultados», concluye Arribas.