FUENTE: ABC
Un equipo de médicos sudafricanos llevó a cabo el que se considera como el primer trasplante mundial deliberado de hígado desde una persona con VIH a un paciente no infectado. Los protagonistas del hito son una madre que estuvo en tratamiento con antirretrovirales durante más de medio año y su bebé que entonces tenía 13 meses, el cual padecía una enfermedad hepática y se encontraba en fase terminal. El éxito de esta operación, que se realizó hace un año en Centro Médico Wits Donald Gordon de Johannesburgo (Sudáfrica), presenta un nuevo grupo potencial de donantes vivos que podrían contribuir a salvar más vidas.
Los Doctores de la Universidad de Witwatersrand (Wits) consideran que la intervención fue un éxito debido a que, un año después, los dos pacientes se han recuperado por completo. No obstante, no hay garantía de que el bebé no haya contraído el virus. Para los encargados de realizar dicha intervención se trata de una historia inspiradora, de decisiones valientes y de la búsqueda de soluciones a un problema que permaneció encallado durante mucho tiempo. «Hay dos aspectos que hacen que este sea un caso único: en primer lugar, se trata de una donación en vivo de un órgano de un donante VIH positivo y, en segundo lugar, el receptor recibió una triple profilaxis antirretroviral que puede haber prevenido la transmisión [del VIH], aunque esto solo se podrá confirmar con el tiempo,» explicó Jean Botha, investigador principal y cirujano, en un rueda de prensa el jueves. En las semanas posteriores al trasplante, al bebé se le detectaron anticuerpos contra el VIH; sin embargo, expertos del Instituto Nacional de Enfermedades Transmisibles realizaron pruebas específicas adicionales y no hallaron ninguna infección activa por VIH en el torrente sanguíneo del niño, el cual sigue recibiendo tratamiento antirretroviral por el momento.
«Incluso si el pequeño desarrolla el virus después, le hemos dado la oportunidad de vivir una infancia normal y saludable», dijo el profesor Botha.
El equipo de trasplante se enfrentó al dilema de salvar la vida del niño sabiendo que la operación podría llevarle a ser VIH positivo. La otra opción, sin embargo, implicaba una muerte casi segura. Los riesgos y beneficios fueron presentados al comité de ética de investigación humana del Wits Donald Gordon, el cual les dio el visto bueno para proceder con la intervención. La Dra. Harriet Etheredge, especialista en bioética médica que supervisa cuestiones éticas y regulatorias en dicho hospital, explicó que se hicieron grandes esfuerzos para encontrar a un donante de hígado fallecido o un donante vivo VIH negativo antes de considerar a la madre. El niño estuvo 180 días en la lista de espera para recibir el órgano, cuando el promedio de período de espera es de 45 días en Sudáfrica.
En 2017, 14 niños que estaban en la lista de espera para un trasplante de hígado murieron antes de que pudieran ser trasplantados en Johannesburgo. En un intento por abordar esta problemática, el hospital optó en 2013 por un programa de trasplante de hígado de donante vivo, el único programa de este tipo en todo el África subsahariana, según el equipo de trasplantes del Wits. «Para minimizar el riesgo para los donantes y receptores, esta operación se ofrece solo en circunstancias excepcionales», dijo Etheredge.
Por su parte, el ministro de Salud de Sudáfrica, Aaron Motsoaledi, dice que el gobierno está estudiando la posible modificación de la política del país para permitir que las personas VIH positivas puedan ser donantes de órganos en un futuro. Para Motsoaledi la intervención realizada en el Wits es «un gran avance científico».
Sudáfrica tiene uno de los porcentajes de población portadora del VIH del mundo y uno de los programas de tratamiento más importantes. En esta tesitura el uso de donantes con VIH podría ayudar a aliviar laescasez crónica de órganos viables. Si bien el procedimiento no es ilegal, está éticamente mal visto en la comunidad médica.