FUENTE: Diario Información
Si hablamos de problemas frecuentes en la etapa infantil, la enuresis es uno de ellos. La enuresis, según el DSM-V se refiere a la emisión inadecuada de pipí al menos 2 veces por semana durante al menos 3 meses en niños mayores de 5 años. Hacerse pipí en la cama es un comportamiento incluso normal a ciertas edades en las que aún no se ha desarrollado un adecuado control de esfínteres, algo que no se consigue antes de los 4 años. Sin embargo, normalizar el problema provoca a veces que se alargue y que genere consecuencias negativas en el niño en cuanto a sus niveles de socialización, su autonomía y su estado emocional. Resolver un problema de enuresis es relativamente fácil y rápido con la ayuda de un terapeuta experto en terapia psicológica en niños.
La enuresis es un problema muy ligado a la edad ya que a medida que la edad aumenta, el porcentaje de niños afectados por el problema disminuye. Un 15% de los niños de 5 años,un 10% de niños de 6 años y un 7´5% de niños de 10 años se hacen pipí en la cama, según algunos estudios.
Pese a que estos datos parezcan altos, la enuresis infantil es un trastorno infradiagnosticado y por tanto infratratado. Muchos padres no le dan importancia a la ocurrencia de episodios nocturnos de pipí o lo consideran un "problema menor" o algo que "ya se solucionará por sí solo". En ocasiones los padres de niños enuréticos también tuvieron problemas con el control del pipí de niños por lo que todavía lo ven algo más normal y se deciden por no buscar tratamiento o por aplicar otras estrategias como por ejemplo colocar un pañal al niño para dormir.
Si bien es cierto que hay un alto índice de remisión espontánea (niños que superan solos la enuresis) la ausencia de tratamiento alarga el problema causando graves huellas a nivel psicológico en los niños como: altos niveles de ansiedad, menor autoestima, pobres relaciones sociales, etc. Además, los estudios indican que los casos donde se dan más de 4 episodios enuréticos semanales no suele darse la remisión espontánea y es absolutamente necesario un tratamiento psicológico.
El desarrollo de un problema de enuresis suele deberse principalmente a tres factores. En primer lugar, una producción de orina elevada debido a altas ingestas de líquidos durante la tarde/noche o por la presencia de niveles elevados de la hormona ADH. En segundo lugar, una reducida capacidad vesical, es decir, un tamaño de la vejiga reducido que hace que enseguida se llene. Por último, un déficit de aprendizaje en cuanto a la detección de las señales que el cuerpo envía para indicar que la vejiga se ha llenado, así como una pobre capacidad de despertar.
Las consecuencias que rodean al niño tras los episodios enuréticos suelen contribuir al mantenimiento del problema. En la mayoría de los casos los padres no aplican consecuencias negativas ante los episodios de pipí nocturnos, más bien al contrario, refuerzan con palabras de cariño ("no pasa nada, papá y mamá cambian la cama") e incluso con sus comportamientos (cambian ellos mismos al niño de pijama, le besan, ?). Si bien estos factores sociales no suelen ser decisivos en el origen del problema, sí que lo son a la hora de impedir que se solucione.
Ya que la base del problema de la enuresis está en un aprendizaje deficitario del proceso de emisión del pipí durante la noche, el objetivo del tratamiento psicológico para los niños y sus familias consistirá en re-aprender dicho proceso. Para ello se utilizan intervenciones conductuales que buscan generar una asociación entre la sensación de pipí y el despertar.
Una reducción de al menos un 50% de la frecuencia de episodios de pipí nocturno indican una mejoría del problema, sin embargo en algunos casos estas medidas no serán suficientes y habrá que optar por otras técnicas. De entre todas las existentes, el método de alarma es probablemente la más eficaz y efectiva para resolver los problemas de enuresis.
El método de alarma fue desarrollado por Mowrer y Mowrer y consiste en un aparato que se coloca en el pantalón del niño y que se activa cuando las primeras gotas de orina alcanzan un electrodo que lleva integrado el aparato. En ese momento comienza a emitir un sonido que despierta al niño y por tanto detiene la micción. Este proceso permite, mediante condicionamiento clásico, asociar las ganas de orinar con el despertar. Tras sonar la alarma, el niño debe ir al baño para acabar de orinar y parar la alarma. Todo ello exige la colaboración de la familia, sobre todo al principio. Este método es el tratamiento de primera elección en casos donde los episodios son muy frecuentes (entre 5 y 7 episodios de pipí nocturno a la semana) y donde existe una gran motivación y participación de la familia y del niño. También en aquellos niños que tienen dificultades para despertarse por la noche este método puede ser muy útil.
Antes de comenzar con el método de alarma se suele dar a los padres unas instrucciones para mejorar la implementación del sistema, en las cuales se le explica que el objetivo del método es crear una conexión entre las ganas de hacer pipí y el despertar. Además, se le enseña al niño el funcionamiento del sistema mediante un simulacro mojando el electrodo y se le explica lo que debe hacer en el momento que suene la alarma: despertar, ir al baño, acabar de hacer pipí, cambiarse el pijama si se ha mojado y apagar la alarma.
El tratamiento mediante el método de alarma debe ser supervisado por un profesional médico o un psicólogo para su correcta aplicación y para ir resolviendo distintas cuestiones que vayan surgiendo durante el tratamiento. La alarma es un método muy efectivo que busca la presencia de "noches secas". Así, tras 7 noches seguidas sin mojar la cama se aumentará la ingesta nocturna de líquidos del niño hasta conseguir otras 7 noches secas seguidas, momento tras el cual se considera que el problema se ha resuelto y por tanto se suspenderá el tratamiento.
Como conclusión se puede afirmar que la enuresis es un problema relativamente frecuente en la edad infantil y que suele tener remisión espontánea. Sin embargo, resolver lo antes posible la situación previene el desarrollo de otro tipo de problemas que puedan afectar al niño en el presente y en el futuro. Recibir ayuda de un terapeuta infantil es una forma rápida y eficaz de reducir los episodios de pipí en la cama. Esto mejorará la autoestima del niño y le protegerá del padecimiento de futuros problemas emocionales además de que reducirá el estrés que la situación genera en el entorno familiar.