FUENTE: EFE Salud
La alimentación es crucial en el control de la salud. En el consultorio de noviembre de el Abecedario de la Nutrición, en “El Bisturí”, Laura González, responsable de Nutrición y Salud de Nestlé, hace un pequeño repaso por la influencia de la alimentación en las enfermedades, la prevención de la obesidad en niños y las alergias.
¿La alimentación influye en las enfermedades?
Sin duda. Una alimentación saludable es un poderoso aliado para reducir el riesgo de enfermedades que hoy en día son muy comunes en nuestro entorno como la obesidad, la diabetes, la hipertensión, la osteoporosis o también algunos tipos de cáncer.
En otras enfermedades en las que podría parecer que no está relacionadas con la alimentación, como las víricas o infecciosas, son muchos los estudios que dicen que una dieta variada y equilibrada actuaría como barrera al reforzar el sistema inmunitario y ofrecería así una mayor resistencia a los procesos infecciosos.
La prevención siempre es mejor que la curación. Seguir una alimentación saludable es una buena práctica para prevenir la aparición de enfermedades.
¿Qué medidas hay que tomar para reducir los altos índices de obesidad en niños?
La obesidad es una enfermedad que en general se puede prevenir y reparar si mantenemos un estilo de vida saludable y cambiamos nuestros hábitos alimentarios. Los niños son unos grandes imitadores y los adultos somos el mejor ejemplo que los niños pueden tener. Si les ofrecemos alimentos saludables y los adultos nos alimentamos de manera equilibrada, los niños también lo harán.
En el ámbito familiar es muy importante la elección de los padres de los alimentos para toda la familia y la realización de actividad física diaria. Estos factores son los que más contribuyen a que los niños no presenten sobrepeso. En general, una dieta equilibrada, ajustada a la edad del niños que sea controlada en azúcares y grasas, y abundante en verduras y frutas, junto con la práctica regular de ejercicio físico es la mejor medida para prevenir la aparición de la obesidad.
Todos estamos implicados en la prevención de la obesidad infantil, por ello, industria alimentaria, instituciones públicas y privadas, los profesionales de la salud, debemos de ser capaces de que resulte sencillo de que se apliquen las recomendaciones nutricionales e incorporar a la rutina diaria los hábitos saludables a la hora de comer. Es fundamental aportar recomendaciones y consejos útiles. Todo ello contribuirá, sin duda, a mejorar la salud de los niños.
¿Alergias alimentarias más comunes? ¿Y las más raras?
Actualmente más de 120 alimentos producen alergias alimentarias y, según los datos, de una revisión sistémica de más de 60 estudios, las prevalencias de las alergias, por grupos de alimentos de población europea son: un 6 % a la leche de vaca. Un 3,6 % al trigo. 2,5 % al huevo, un 2,2 % al pescado. Un 1,3 % al marisco, 1,3 % a los frutos secos y un 0,4 % al cacahuete.
La alergia a la leche de vaca y al huevo es la más común entre jóvenes y niños, mientras que en adultos y mayores son más frecuentes las alergias a los frutos secos, al pescado y al marisco. Hay otras mucho menos comunes como por ejemplo, a las legumbres. Todas las legumbres pueden causar alergia, pero las lentejas son las que más. La prevalencia es más alta donde su consumo es más habitual, como en los orientales y los mediterráneos.
Algunas personas tienen alergia a determinado tipo de fruta. Como por ejemplo la ciruela, el kiwi, la fresa, el aguacate… pero es el melocotón el que más alergias produce. Antes se pensaba que era la piel, pero ahora se sabe que son las proteínas que contiene el propio melocotón. Como curiosidad: muchas personas alérgicas al aguacate o al kiwi, también lo son al látex, ya que las proteínas que contienen y que son las causantes de la alergia son muy similares.
Además hay personas alérgicas a otros alimentos como el tomate, algunas especias como la canela, a la pimienta negra, a la carne roja, la más rara de todas, personas que son alérgicas a todos los alimentos. Se denomina intolerancia alimentaria total. En estos casos la alimentación solo puede hacerse con preparados especiales y mediante sondas.
En personas mayores y niños, ¿cómo debe ser la alimentación para prevenir enfermedades o controlarlas mejor?
Niños y personas mayores tienen varias similitudes. Básicamente porque son más frágiles y vulnerables a las infecciones, intoxicaciones… u otros percances y su alimentación debe tener en cuenta estas particularidades.
Además de una alimentación variada y equilibrada que contenga todos los nutrientes necesarios, las necesidades hídricas, es decir, de hidratación y de calcio, tanto en la infancia como en la vejez cobran una especial importancia y la adolescencia son momentos clave para el desarrollo óseo. Más de la mitad de nuestra masa ósea se forma durante esta etapa y el proceso continúa hasta alrededor de los 20 años. Por esto es fundamental un adecuado consumo de productos lácteos.
Que son la mejor fuente de calcio de nuestra dieta sin duda en esta etapa. En la tercera edad los huesos se vuelven más frágiles. En especial en las mujeres, en las que es más probable la osteoporosis con el riesgo asociado de fracturas óseas, por lo que el consumo de lácteos en esta etapa también es crucial. La mayoría de la gente piensa que la osteoporosis es una enfermedad del anciano, pero en realidad se inicia en la infancia y se manifiesta en la vejez.
Esto ocurre cuando la alimentación del niño no aporta el calcio suficiente para una buena mineralización. Se recomiendan lácteos bajos en grasas y en casos de intolerancia a la lactosa, muy frecuente en personas de edad avanzada, leche sin lactosa o yogures que contienen poca lactosa.