FUENTE: ABC
Brecha de esperanza para los afectados de cáncer de páncreas, junto al glioblastoma «las dos bestias negras» de la oncología mundial. El Hospital Vall d'Hebron de Barcelona ha intervenido, de forma pionera en España, a tres pacientes con cáncer de páncreas no operable mediante una técnica de radiofrecuencia que consiste en, a través de una aguja, aplicar calor en el corazón del tumor para abrasar a las células tumorales. El procedimiento está indicado en aquellos pacientes a los que, por la delicada localización del tumor, no tienen la opción quirúrgica y solo tienen como recurso la quimioterapia. Los candidatos a la radiofrecuencia deben presentar también un «buen estado general», no sufrir ningún otro cáncer en aquel momento y tampoco haberlo padecido en los últimos cinco años, según ha precisado hoy durante la presentación del procedimiento la doctora Elisabeth Pando, del Servicio de Cirugía Hepatobiliopancreática y Trasplantes del hospital.
«En general, la radiofrecuencia está pensada para el tumor de páncreas localmente avanzado -el 40 por ciento de este cáncer, con baja supervivencia-, que no puede operarse convencionalmente, y que ha demostrado poderse hacer con seguridad», añade la invetigadora.
Estas intervenciones forman parte de un ensayo clínico multicéntrico europeo liderado por investigadores holandeses y en el que Vall d'Hebron es el único centro español que participa. Los resultados preliminares del estudio, impulsado por la Fundación Bancaria La Caixa, se tendrán previsiblemente entre 2020 y 2021, según ha avanzado en rueda de prensa el jefe clínico de cirugía pancreática e investigador, Joaquim Balsells.
La técnica, que se aplica por primera vez en páncreas, requiere que un radiólogo experto y preciso que coloque durante una operación una aguja que dirige la radiofrecuencia al tumor y refrigera los órganos de alrededor, e incluye dos meses previos y otros dos posteriores de quimioterapia. «La aguja rompe el escudo del estroma (una red de tejido conectiovo y células que alimenta a las células tumorales) y permite que se apliquen temperaturas de hasta 80 grados directamente en la zona tumoral. Estas temperaturas abrasan literalmente el tumor causando la muerte celular. Este proceso también facilita la exposición de componentes tumorales para que nuestro sistema inmune los ataque», señala la doctora Pando.
María José, una de las tres pacientes intervenidas en el centro con esta nueva técnica, a la que detectaron la enfermedad hace ocho meses, celebra este paso hacia adelante en la lucha contra la enfermedad. La paciente, médico de profesión, supo que el color amarillento de su brazo era un «indicio de algún problema importante de salud». «Sabía que no era efecto de la diabetes. Me daba seis meses de vida», explica. Hoy, meses después de intervenirla y tras varias sesiones de quimioterapia, María José dice «sentirse muy bien. Preparada para hacer vida normal».