FUENTE: Heraldo
Sólo el 30 por ciento de las mujeres españolas considera que la osteoporosis puede llegar a ser un problema para su salud, ha concluido una encuesta realizada por Amgen.
De la encuesta, en la que han participado 700 españolas de entre 55 y 65 años, también se desprende que más de la mitad de las encuestadas sabe definir qué es la osteoporosis y está familiarizada con los síntomas, pero la mayoría desconoce el alcance de su gravedad.
Las fracturas por fragilidad son la consecuencia más grave de la osteoporosis y su impacto en la independencia física de las personas es elevado y llega a ser incluso incapacitante en algunos casos.
Valerse por sí mismas es uno de los factores que más preocupa al colectivo de mujeres encuestadas. Cerca del 80 por ciento considera frustrante no ser autosuficiente al hacerse mayor y a casi la mayoría de ellas les inquieta perder la movilidad. En España, más de tres millones de personas padecen osteoporosis. Durante 2017 se registraron 330.000 fracturas, cifra que se prevé que aumente en un 30 por ciento. Además, la Federación Internacional de Osteoporosis (IOF, por sus siglas en inglés) indica que las personas que ya han experimentado una fractura presentan el doble de posibilidades de padecer otra.
En la actualidad, las fracturas de muñeca, vértebras y cadera son las más comunes. Sin embargo, esta última es la complicación más grave asociada a la osteoporosis, ya que el 90 por ciento de las roturas de cadera se produce en personas a partir de 50 años. Además, su índice de mortalidad es del 25 por ciento durante el siguiente año. En mujeres, el riesgo de sufrirla es mayor que el de cáncer de útero, mama y ovario combinados.
A pesar de que continúa siendo la dolencia ósea más común, sóloel 17 por ciento de las mujeres mayores de 55 años y el 30 por ciento de las mayores de 65 han preguntado alguna vez a su médico sobre su prevención y tratamiento. Los datos de la encuesta resaltan la necesidad de implementar medidas preventivas y de diagnóstico precoz que sean claves para un papel más activo del paciente en el conocimiento de los factores de riesgo y prevención de esta enfermedad ósea.