FUENTE: La Razón
La obesidad, considerada por muchos expertos como la pandemia sanitaria más grave del siglo XXI, no sigue un patrón social igualitario, ya que entre los hombres se da más en clases adineradas, mientras que en la mujer es más frecuente entre las clases más desfavorecidas.
Estudiada la incidencia de la obesidad por zonas, por áreas, por barrios y por nivel de riqueza, se ha llegado a la conclusión de que entre los más pudientes, los hombres tienen más obesidad, «porque ha sido siempre un signo de riqueza comer más y mejor, sobrealimentarte».
Por el contrario, entre las clases más pobres la mujer es más obesa que el hombre, «seguramente porque tiene menos acceso a la vida laboral y es más sedentaria», según explicó ayer Carlos Sala, cirujano y especialista en obesidad, en unas jornadas sobre este tema.
Por su parte, la especialista en nutrición Rocío Práxedes aseguró que, en cualquier caso, «a día de hoy, la situación del hombre y la mujer es diferente, no hay una igualdad en el reparto de obligaciones», y eso también tiene su reflejo en la incidencia de la obesidad.
«Cuando le digo a una mujer en la consulta que tiene que hacer ejercicio suelen preguntar de dónde sacan el tiempo, ya que al terminar su jornada laboral tienen uno o dos hijos que atender, con actividades extraescolares, y cuando llegan a casa hay que ocuparse de la ducha y la cena. No es realista pedirle a esa persona que vaya todos los días al gimnasio».
Añadió también que a su consulta llegan muchas más veces mujeres con carritos de bebé que hombres con hijos, y destaca que el hombre obeso suele responder al perfil de hombre de negocios que come mucho fuera de casa.
Aniceto Baltasar, pionero en intervenciones de cirugía bariátrica, puso como ejemplo lo que ocurre en algunas sociedades, como en los países del Golfo Pérsico, donde la mujer está en su casa sola, «sin forma de relacionarse con nadie y come».
Indicó, además, que la obesidad es una enfermedad de ricos en países pobres y de pobres en países ricos, lo que se explica porque «la gente rica tiene otras expectativas en la vida y el pobre lo único que quiere es comer». Citó como ejemplo el caso de EEUU, donde el 40 por ciento de los hombres tiene obesidad y el 80 por ciento sobrepeso, siendo los estados más pobres los que concentran más personas con esta enfermedad.