FUENTE: 20 Minutos
Los atragantamientos en bebés y niños pequeños es una de las causas de muerte accidental más comunes en la infancia, la tercera, aunque es verdad que a mucha distancia, por detrás de los ahogamientos y los accidentes de tráfico.
Cortar los alimentos en trozos lo suficientemente pequeños, enseñar a los niños a masticar bien la comida, evitar que coman mientras corren, saltan o juegan y evitar que manipulen juguetes u objetos con piezas pequeñas o de los que se puedan desprender piezas pequeñas, es vital.
¿Cuáles son los alimentos más peligrosos? Según un estudio elaborado en 2013 estudiando los casos no fatales de atragantamiento de 111.914 niños de hasta 14 años producidos en EE UU entre 2001 y 2009 publicado en Pediatrics, los caramelos duros son los más peligrosos, responsables del 15,5% de los accidentes registrados en ese país. Y detrás de ellos van otras golosinas con otras consistencias (12,8%).
El siguiente más peligroso es la carne (la normal, no la del perrito caliente). La carne están tras el 12,2% de los casos registrados (en España el jamón curado y otros embutidos como el lomo cuentan como carne potencialmente peligrosa) y después irían los huesos y las espinas con el 12%.
Caramelos, carne, huesos y espinas suman más de la mitad de todos los casos de atragantamientos.
La típica salchicha de perrito caliente que abundan en los menús infantiles, para horror de los nutricionistas que abogan por una dieta sana desde la infancia, está tras el 2,6% de los casos. El problema es que cuando el atragantamiento es con una salchicha es más frecuente que sea un caso grave que requiere hospitalización. Su forma circular y su textura que no se deshace fácilmente son las culpables de su peligrosidad. Se recomienda cortarlas no solo en rodajas, sino también a lo largo.
También hay más riesgo de acabar en el hospital con los frutos secos, que comparten tamaño, forma e imposibilidad para deshacerse con la saliva con las salchichas. Los frutos secos son muy saludables, pero conviene esperar hasta pasados los cinco años, que el niño pueda masticarlos con presteza.
Otro estudio de 2008 recogido en PubMed que analizaba datos de entre 1989 y 1998 en 26 hospitales de EE UU y Canadá con casi 1.500 accidentes, apuntaba a que el mayor riesgo se producía hasta los tres años y a que los cacahuetes eran el alimento que más atragantamientos producía y las salchichas el que más casos con consecuencias fatales tenía.
También hay que tener cuidado con...
Las uvas, como los frutos secos, también son saludables, pero también tienen una forma y tamaño potencialmente peligrosos para obstruir las vías respiratorias. No se les deben dar enteras. Y lo mismo pasa con las aceitunas y las cerezas, que además vienen con hueso.
Las zanahorias crudas, como las salchichas, hay que cortarlas muy bien y a lo largo y asegurarnos de que el niño va a ser capaz de masticarlas. Mejor si se las damos cocinadas y blanditas si no lo tenemos claro.
También hay que tener especial cuidado con las palomitas de maíz, fuente de muchos sustos.
Las pilas, frecuentes en sus distintos tamaños en numerosos juguetes y productos infantiles, son otros objetos peligrosos a vigilar. Especialmente las pilas de botón, que no solo pueden provocar atragantamientos, sino que además pueden generar quemaduras internas graves por las reacciones químicas que generan sus productos internos. Es importante que los productos que las contienen estén bien cerrados y que los niños nunca tengan pilas sueltas a su disposición.
Y los globos también tienen su aquel. Los niños juegan a inflarlos por imitación a los adultos y pueden obstruir las vías respiratorias. No hay que dejar a su alcance ni globos desinflados y o los que en su día lucieron grandes y estupendos y ya están empezando a perder aire o gas. Por supuesto, hay que retirar todos los trozos si estallan.
Pese a lo que muchos creen, no se puede bajar la guardia en cuanto el niño deja de ser bebé. La edad crítica de riesgo se prolonga hasta los seis o siete años según el mismo estudio publicado en Pediatrics, y es algo que se puede producir incluso más tarde, durante toda la vida. Por eso es también importante saber cómo proceder ante un caso de atragantamiento.
Cómo actuar si se produce el atragantamiento
La Asociación Española de Pediatría, en su guía online de seguridad para familias que sería recomendable que todos los padres recientes conocieran, recomienda en primer lugar animar al niño a toser con fuerza para procurar que salga por si solo, antes de iniciar ninguna maniobra.
Si eso no funciona, dando por hecho que el niño está consciente. El procedimiento es el siguiente según los pediatras españoles:
Pongámonos en lo peor. No expulsa el objeto y pierde la conciencia. O habíamos encontrado al niño ya inconsciente. En ese caso, intentando conservar la calma, hay que llamar al 112 si es que no se había hecho antes.
Si el niño respira recomiendan colocar al niño de costado vigilando que no deje de respirar hasta que llegue el servicio de emergencias. En caso de que no respire hay que intentar una maniobra de reanimación (en niños pequeños el reanimador puede insuflar aire simultáneamente en boca y nariz), comprobando cada dos minutos si vemos el objeto que ha producido el atragantamiento para retirarlo.