FUENTE: 20 Minutos
El Síndrome de Fibromialgia es una enfermedad reconocida por la Organización Mundial de la Saluddesde 1992. Pese a ello, aún hoy, algunos profesionales médicos niegan su existencia. Para sensibilizar y concienciar sobre este problema, que genera dolor crónico y que en España afecta a aproximadamente 1,5 millones de personas, el 90% mujeres, se han organizado diversas actividades, coincidiendo con la celebración cada 12 de mayo del día internacional de esta dolencia.
Una de esas actividades es la proyección este lunes en el madrileño Hospital de Torrejón de Consulta 32.Dirigido por Ruth Somalo, el documental recoge las historias de Maite, Pilar, Amparo, Desiré, Cristina y Dorita, enfermas de fibromialgia que han pasado por el mismo calvario: al sufrimiento físico han visto sumada durante años la incomprensión, llegando a ser acusadas de exagerar, fingir y somatizar sus aflicciones.
"Siguen existiendo muchas incertidumbres sobre esta enfermedad", asegura el doctor Vicente Palop, ex coordinador de la Unidad de Fibromialgia del Hospital Universitario de La Ribera y actual asesor médico del grupo sanitario Ribera Salud. Él lamenta la falta de reconocimiento de esta dolencia, la falta de una asistencia sanitaria que resuelva los problemas de estos pacientes y la marginación social, laboral y familiar a la que en ocasiones se ven abocados.
Como impulsor del cambio en las vidas de las seis protagonistas del documental, Palop también interviene en el vídeo y tras su emisión, participará en el coloquio posterior. En su opinión, los afectados se sienten injustamente tratados, se encuentran en un estado de queja continuada y de ansiedad al no ver resueltas sus demandas, y eso repercute muy negativamente en su evolución.
Marcada por dolor crónico y generalizado, fatiga e insomnio, la fibromialgia afecta prácticamente a todos los órganos y sistemas del cuerpo y puede conllevar problemas de memoria, trastornos del humor y depresión. Sus causas se desconocen y actualmente no existe ningún tratamiento que la cure pero sí métodos que permiten mitigarla y mejorar la calidad de vida de los afectados.
A nivel farmacológico se prescriben antidepresivos, anticonvulsionantes o analgésicos, realizando evaluaciones periódicas y controlando los efectos secundarios, ya que muchos de ellos pueden confundirse con síntomas del síndrome. Como terapias no farmacológicas, los especialistas recomiendan ejercicio físico, asistencia psicológica y una adecuada educación sobre una enfermedad que no mata pero produce sufrimiento para toda la vida.