FUENTE: La Vanguardia
La edad del corazón, de nuestro sistema vascular, es un gran indicador de nuestra esperanza de vida. O como mínimo, de la probabilidad que tenemos de fallecer de un infarto o de un ictus en los próximos diez años. Así que convendría conocerla. Y los años del corazón no siempre coinciden con los del calendario, con la edad real de cada persona. Factores como el tabaquismo, la diabetes, el colesterol elevado o la hipertensión aceleran el envejecimiento del corazón y las arterias, de modo que una persona hipertensa de 40 años que fume y tenga niveles de colesterol LDL elevados puede tener el corazón de alguien de 63.
Por ello, y para concienciar sobre el riesgo cardiovascular, el doctor José Ignacio Cuende –especialista en medicina interna del hospital Universitario Río Carrión de Palencia y profesor de la Universidad de Valladolid– ha desarrollado la Calculadora de la Edad del Corazón, una herramienta basada en un algoritmo que ha presentado la farmacéutica Sanofi y que puede consultarse online.
La calculadora estima la edad vascular de una persona cruzando los datos de sexo y edad, si es fumador o no, y las cifras de su presión arterial y nivel de colesterol. Con ello cubre todos los valores de riesgo absoluto que recogen las tablas SCORE, que son las que estiman la probabilidad de muerte vascular en personas de hasta 65 años de distintas regiones europeas, incluyendo un factor corrector en caso de población diabética.
Para desarrollarla, Cuende se ha basado en los datos que él mismo publicó en 2010 en el European Heart Journal sobre los métodos que permiten calcular la edad vascular. “No se trata de un avance tecnológico especial, porque se basa en una ecuación matemáticaque estaba desarrollada hace tiempo para conocer el riesgo que tiene una persona de sufrir un evento cardiovascular como un infarto o un ictus a diez años vista, pero la calculadora transforma esos números en algo muy gráfico como los años que tu corazón tiene de más o los que puedes rejuvenecerlo si mejoras tus hábitos y controlas tus factores de riesgo”, explica Ignacio Ferreira, jefe de Cardiología del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona.
Ferreira subraya que esta herramienta es muy útil para concienciar a las personas con la tensión alta o el colesterol elevado, o las que fuman, de las consecuencias que eso tiene en su salud y en su esperanza de vida, y mostrarles los años que pueden ganar si eliminan o controlan esos factores de riesgo. “A través de la calculadora la persona puede ver el incentivo que le supone dejar de fumar, tomarse la tensión arterial o controlar sus niveles de colesterol, porque si se controlan esos factores la edad vascular comienza a bajar y se puede volver a ajustar”, apunta.
Porque, enfatiza el cardiólogo, la edad del corazón depende de lo que lo cuidemos. “La gran vulnerabilidad del corazón son las arterias coronarias, porque su movimiento y su funcionalidad depende de que estas tuberías (las arterias) –que son las que lo alimentan–, estén sanas; y las tuberías, al hacernos mayores, desarrollan placas de colesterol que se calcifican, y se estrechan, y por ello el corazón envejece; si a ese envejecimiento natural le añadimos tabaco, hipertensión y altos niveles de colesterol, el proceso se acelera y las tuberías se estrechan más rápido, envejecen antes”, detalla el responsable de cardiología de Vall d’Hebron.
Leopoldo Pérez, cardiólogo del Hospital Clínico San Carlos de Madrid, coincide en que la calculadora de la edad del corazón es “un instrumento ideal para mentalizar acerca de la necesidad de controlar factores como el colesterol, la hipertensión, la diabetes y el tabaquismo y que, a la larga, las vidas de las personas sean más largas y de mejor calidad”. Al mismo tiempo destaca que detectar que uno tiene una edad vascular alta puede contribuir a buscar soluciones y que, cuanto más alta sea, “más estricto se debe ser en el control de los factores de riesgo cardiovascular y, muy especialmente, en el control estricto de los niveles de colesterol”.
La calculadora de la edad del corazón cuenta con el aval de Cardioalianza, la Federación Española de Diabetes (FEDE), la Fundación Española del Corazón (FEC) y la Fundación Hipercolesterolemia Familiar (FHF).