FUENTE: Las Provincias
Mientras los principales países europeos han realizado un importante esfuerzo para aumentar sus servicios de cuidados paliativos, las unidades especializadas en minimizar el dolor físico y el sufrimiento emocional de los enfermos y de sus familias en la última etapa de la vida, España no ha puesto en marcha nuevos equipos en los últimos seis años e, incluso, cuenta con menos recursos en algunas comunidades autónomas.
El resultado es que, en la actualidad, la sanidad española tiene una oferta pública de cuidados paliativos muy inferior a la media europea y desde 2013 ha caído más de 20 puestos en el 'ranking' continental que mide los servicios y unidades especializadas por cada 100.000 habitantes, según el 'Atlas de cuidados paliativos en Europa 2019', el estudio de referencia internacional elaborado por el Programa Atlantes de la Universidad de Navarra.
La razón principal, según el coordinador del 'Atlas', Carlos Centeno, es que España cuenta con los mismos 260 servicios de hace seis años, cada vez más lejos de las dos unidades por cada 100.000 habitantes que consideran necesarias los especialistas, y que en Europa solo cumple a rajatabla la sanidad austriaca. «Mientras en nuestro entorno han avanzado, nosotros nos hemos estancado», señaló Centeno, que atribuye el empeoramiento a varias razones, pero de manera especial a «un problema de falta de voluntad política», porque las autoridades sanitarias «no priorizan» la adecuada atención a estos pacientes ni el aumento de recursos. No hay ley nacional de cuidados paliativos -«lo que ha provocado un desarrollo muy desigual según la comunidad autónoma»- y la estrategia estatal para potenciar estos cuidados tiene ya once años de antigüedad.
El efecto de este parón español en el desarrollo de los cuidados paliativos es doble. La existencia de un número muy bajo de servicios especializados, pese a que la demanda no deja de crecer por el envejecimiento de la población y el aumento de muertes por enfermedades no transmisibles, y que los recursos que existen estén «al límite». La escasez de unidades hizo que el 61% de las 130.000 españoles que en 2017 precisaban de cuidados paliativos especializados, por estar afectados por dolores y problemas físicos y psicológicos severos y constantes, no los tuviera. Unos 80.000 pacientes murieron en España con sufrimiento y con una mala calidad de vida al carecer de ayuda profesional.
Si las carencias para dar una atención y acompañamiento adecuados al final de su vida a los adultos españoles son claras, el problema se agrava cuando se pone la lupa en los niños y adolescentes con patologías mortales. Ricardo Martino, coordinador de la Unidad de Cuidados Paliativos del madrileño Hospital del Niño Jesús, indicó que de los aproximadamente 1.300 menores que cada año mueren en España con una clara necesidad de recibir esta atención especializada el 85% no obtiene los cuidados. En la actualidad existen diez servicios de cuidados paliativos pediátricos -ocho domiciliarios y dos hospitalarios-, aunque Martino dijo que «hay una ola de jóvenes profesionales que está presionado a los políticos para crear unidades en varias comunidades».
Carlos Centeno reclamó al menos tres medidas para tratar de sacar a España de su parón en cuidados paliativos. Dos son formativas. La primera es crear una especialidad o subespecialidad médica en estos cuidados, ya que España es el único de los grandes países europeos que no la tiene. La segunda, que todas las facultades de Medicina y las escuelas de Enfermería cuenten con una asignatura obligatoria de Cuidados Paliativos, para que los profesionales de atención primaria y hospitalaria puedan implicarse al menos en los cuidados de los enfermos incurables con necesidades menos severas.
La tercera reclamación es la necesaria multiplicación de los escasos servicios especializados. Centeno pidió que al menos cada hospital cuente con un equipo de cuidados paliativos (médico, enfermero, psicólogo y trabajador social) para atender a todos los pacientes que lo precisen y a sus familias.