FUENTE: EFE Salud
Algunos datos sobre salud mental en España
Un Plan Estratégico con seis lineas de trabajo
1. Incidencia política, reivindicación y Defensa de Derechos Humanos: Acciones coordinadas para reclamar un modelo de intervención que permita la adaptación progresiva a las realidades territoriales a través de las políticas públicas, así como realizar seguimiento y aportaciones a la actividad normativa y política.
2. Aumento de la proyección de la marca SALUD MENTAL ESPAÑA, refuerzo del trabajo de sensibilización social y visibilidad de las personas con experiencia propia en salud mental.
3. Desarrollo de un modelo equilibrado de gobierno para el conjunto del movimiento asociativo, donde personas con experiencia propia, familiares y profesionales puedan aportar su talento y su valor, a través de una estrategia de capacitación con una regulación básica y común de funcionamiento.
4. Sostenibilidad económica, a través de una diversificación de las fuentes de financiación, pública y privada, mediante el aumento de personas asociadas, la creación de nuevos modelos de colaboración con empresas, el diseño de nuevas fórmulas de financiación y el acceso a nuevas convocatorias públicas, dada la transversalidad de los problemas de salud mental.
5. Articulación dentro del movimiento asociativo de una red de trabajo liderada desde la Confederación para el intercambio de conocimiento, experiencias y buenas prácticas en el diseño, desarrollo, evaluación y mejora permanente de los productos, servicios, actividades y proyectos de las entidades.
6. Generación de ideas que permitan desarrollar nuevos productos, procesos y servicios o mejorar los ya existentes, y transferir ese conocimiento a todo el movimiento asociativo, generando un modelo de gestión propio reconocido y valorado por la sociedad.
Entrevista a Nel González
¿Cómo valora este Plan Estratégico?
En la situación actual, los problemas de salud mentaldeben adaptarse a las necesidades y realidades. Lo principal es que las personas con trastornos mentales accedan al ejercicio pleno de sus derechos fundamentales, una realidad que ahora se les niega.
¿Qué recursos se necesitan?
Todos aquellos que permitan a las personas afectadas recuperar su proyecto de vida, su autonomía. Es imprescindible asignar recursos económicos a la salud mental, pero en clave de inversión, no de gasto. Recuerdo que el coste, directo e indirecto, de la atención a los problemas de salud mental están entre el 6 y el 8 por ciento, una brutalidad.
¿De qué depende el éxito del Plan?
Del adecuado enfoque de toda la red de recursos, que deben ser respetuosos con los derechos humanos; del impulso de los derechos de participación ciudadana y la realización personal.
Los datos de los problemas de salud mental son alarmantes. ¿Se controlarán y frenarán, o aumentarán?
Van en aumento, pero es imprescindible abordar la situación actual de forma eficaz para que sea revertida; de lo contrario, vamos a la catástrofe, no solo económica, sino en la faceta personal.
Hay que activar un abordaje estratégico para la promoción y prevención de la salud mental y los trastornos mentales, trabajando en la enseñanza de la gestión de las emociones y las habilidades sociales, tanto a estudiantes como a profesores, e incidiendo en asuntos como la violencia de género o el suicidio.
¿Qué trastornos preocupan más?
Preferimos hablar de las etapas de la vida y de las señales que generan patología mental o social. El abuso sexual en la infancia; el acoso escolar; las dependencias, con o sin sustancias; la desestructuración social; el uso inadecuado de las redes sociales e internet; el juego patológico; o los problemas de los refugiados y otros colectivos vulnerables.
En los adultos es esencial un abordaje de apoyo y ayuda a los problemas de salud mental que permita recuperar el proyecto de vida. Y en la edad madura, hay que estar atentos a la soledad, la tristeza, la desesperación.
¿Cómo empoderar a las personas con problemas de salud mental?
En la Confederación tenemos claro que lo primero es la plenitud de la vida, disfrutar de todas las facetas de la vida. Lo segundo es el protagonismo de los afectados, hacer las cosas con ellos. Tercero, desarrollar el espíritu de superación, con apoyo para potenciar las habilidades propias; cuarto, el ejercicio de la responsabilidad, poner en valor tu madurez sin paternalismos sociales, ni estereotipos culturales; y quinto, la autonomía como garantía de desarrollo de un estilo de vida propio.
¿Y el estigma social?
El estigma es una lacra histórica, basada en la ignorancia. Tenemos que emprender el camino de vuelta de los estigmas y que la gente recupere su ciudadanía a través de los derechos.
¿Hay cohesión en las Comunidades Autónomas en las medidas que se adoptan?
Tienen ritmos diferentes y recursos desiguales. Abogamos por una estrategia de salud mental, desde nuestra colaboración con el Ministerio de Sanidad, para dar cohesión y que la estrategia se asuma y enriquezca desde el Consejo Interterritorial de Salud, con todas las CCAA, para que sirva de referencia.
¿Y desde el Gobierno central?
El tiempo apremia. Es necesario que la atención de la salud mental sea una auténtica prioridad política y esté en la agenda sanitaria.
Por tres razones: evitar el sufrimiento de las personas afectadas; por una cuestión de derechos humanos; y por el enorme gasto que supone al PIB y a las arcas del Estado.
Si trazamos una línea virtual que vaya de 2000 a 2019 y de ahí a 2040, ¿qué evolución observa en el abordaje de los problemas de salud mental?
Viví el voluntariado los últimos 20 años y el cambio fue progresivo, pero total. Lo que hacemos ahora, los apoyos, los recursos, era impensable hace 20 años, pero hay que seguir avanzando. Tenemos los objetivos puestos en la agenda 2030 de Naciones Unidas.
Los primeros pasos son identificar los estereotipos que encasillan a las personas, y que se combaten con información y formación, con la participación de las personas con experiencia propia en trastorno mental. Para que dentro de 20 años se haya revertido la constante del aumento de los trastornos.