FUENTE: ABC
El 70% de nuestro cuerpo es agua y para mantenerlo sano es importante cuidar el balance hídrico. Especialmente en verano, ya que con el calor se pierde más líquido a través del sudor y esto favorece la deshidratación. Se debe asegurar el consumo de unos dos litros de agua diarios. «A base de agua y una buena alimentación será suficiente para reponer la pérdida de líquido y electrolitos en los días de calor intenso o en entrenamientos cotidianos», explica Carla Sánchez Zurdo, dietista-nutricionista y entrenadora personal en Boostconcept.
Las expertas consultadas advierten de que la sed ya es una señal de comienzo de deshidratación, por lo que recomiendan adelantarse, especialmente en momentos de más calor. El agua debe ser la base de nuestra hidratación, pero en esos dos litros se pueden incluir «alimentos líquidos como sopas, infusiones o caldos», explica Marta Cuervo, profesora del departamento de Ciencias de la Alimentación y Fisiología de la Universidad de Navarra. Esta experta reconoce que no a todo el mundo le «entra» el agua. Para «engañarla» se puede saborizar en casa con hierbas y vegetales.
Los zumos de fruta caseros también pueden ser una opción para hidratarnos en verano, pero, como mucho uno al día, elaborado con una o dos piezas de fruta y sin pensar que sustituye a una de las cinco raciones de vegetales diarias. «Cuando se prepara un zumo, se pierde la fibra y solo queda el azúcar de absorción rápida: la fructosa. He visto obesidades por exceso de zumos de frutas», asegura Marta Cuervo.
También los alimentos contribuyen al aporte de agua al organismo. «Debemos basar nuestra alimentación en frutas, verduras y hortalizas de temporada. Por ejemplo, la sandía y el melocotón tienen un 92% y un 86% de agua, respectivamente. Y el pepino y la lechuga son un 97% agua», explican Nuria Cañas, Elena Aguilar y Marta Villarino, miembros de la junta directiva del Colegio Profesional de Dietistas-Nutricionistas de la Comunidad de Madrid ( Codinma). Estas tres expertas en nutrición aconsejan que en verano la dieta incluya ensaladas variadas, gazpachos o cremas frías. Y las combinaciones son infinitas: ensalada de lentejas con tomate, lechuga, cebolla, pepino y queso feta; ensalada campera con pimientos, cebolla, tomate, atún, aceitunas y manzana; o ensalada de garbanzos con pipirrana de verduras y maíz son algunos ejemplos.
Cuidarse fuera de casa
Si salimos a tomar algo fuera de casa y buscamos algo distinto al simple agua, pero que no añada muchas calorías, «se puede tomar cerveza 0,0 o refrescos sin azúcar», apunta la profesora Marta Cuervo. También es una buena opción el agua con gas. «Se considera hidratante, refrescante y digestiva, y no aporta caloría alguna. Para estar hidratados se puede consumir igual que la natural, pero no hay que confundirla con otras bebidas como la tónica y la gaseosa», recuerda Carla Sánchez Zurdo, quien recomienda evitar los refrescos azucarados, los zumos comerciales y el alcohol.
Respecto a las bebidas isotónicas, la entrenadora personal recomienda limitar su ingesta a situaciones como «competiciones largas o ejercicios prolongados. así como climas muy húmedos y calurosos en los que sudemos mucho». Pero sin abusar de ellas puesto que contienen «una elevada cantidad de azúcares».