FUENTE: La Vanguardia
Este verano está siendo más caluroso de lo que estamos acostumbrados, tal y como había avisado la Agencia Estatal de Meteorología (Aemet). Las olas de calor se suceden, y cada vez son más fuertes. Por eso, es normal que busquemos pasar más tiempo en playas y piscinas.Es habitual por estas fechas que algunas campañas de prevención animen a refrescarse en estos sitios. Además, se nos recuerdan los consejos básicos para evitar golpes de calor, como beber agua a menudo, vestir ropa holgada y clara, y evitar la exposición al sol en las horas de más calor, entre las 12 y las 17 horas.
Siguiendo estas recomendaciones tan sencillas, ya es mucho más fácil mantener una buena salud en verano, pero eso no evita que de ellas se deriven otros riesgos a tener en cuenta. A modo de ejemplo, muchos institutos y sociedades médicas advierten de la necesidad de proteger piel, ojos y oídos en esas largas jornadas de playa o piscina con las que tratamos de sobrellevar mejor las altas temperaturas estivales.
Elegir bien el protector solar adecuado a nuestra piel es básico para evitar problemas posteriores
Atentos al protector solar
Nuestra piel es la parte más expuesta al calor, y por tanto debe recibir unos cuidados acordes a ello. Estar demasiado tiempo al sol puede provocar quemaduras, envejecimiento prematuro de la piel y varios tipos de cáncer de piel. Para prevenir estos riesgos, además de evitar la sobreexposición a la radiación solar, la solución más sencilla es usar un protector solar adecuado a las necesidades de nuestra piel. Desde el Colegio de Farmacéuticos de Valencia (MICOF) han explicado las características a tener en cuenta para escoger fotoprotector.
En primer lugar, deberíamos comprobar en su etiqueta que nuestra crema protege tanto de rayos UVA como UVB. Además, debemos fijarnos en el Factor de Protección Solar (SPF). Este índice sirve para multiplicar el tiempo que tardamos en empezar a quemarnos al sol. Para saber con más seguridad qué SPF necesitamos, debemos saber también cuál es nuestro fenotipo de piel. Hay un total de seis, aunque los más comunes en la población española son el III y el IV, que se caracterizan por un bronceado bastante rápido y quemaduras no muy graves.
Teniendo todo esto en cuenta, los expertos recomiendan cremas de factores altos, entre 25 y 50. En cuanto a la aplicación, debe realizarse 30 minutos antes de la exposición al sol, y es conveniente repetirla cada dos horas o después de cada baño.
Las picaduras de animales marinos, fundamentalmente de medusas, son uno de los riesgos asociados a la playa (quintanilla / Getty Images/iStockphoto)
Saber tratar las picaduras
Otra amenaza para nuestra piel son las picaduras de animales marinos, en especial las medusas. Las medusas se acercan a las playas cada verano, y es habitual que acaben picando a alguien. Existen algunos mitos sobre cómo actuar en esos casos, pero la Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitaria(semFYC) los desmiente.
Ante una picadura, nunca se debe aplicar amoniaco ni orina, ni tampoco agua dulce; lo mejor para limpiar la zona es el agua marina o el suero fisiológico. Para aliviar el dolor, se puede aplicar sobre la herida hielo envuelto en una toalla. El siguiente paso ya es, por supuesto, buscar atención sanitaria, para recibir antihistamínicos y antiinflamatorios.
Cuidar los oídos
Los días de playa o de piscina también hay que cuidar los oídos. Según explican desde Sanitas, el 84% de otitis externas que se registran en verano se producen y contagian por la combinación de calor y agua. Para evitar la infección, las recomendaciones son muy sencillas.
Cada vez que se sale del agua, lo mejor es secar bien las orejas con la toalla. En ningún caso se deben usar para esto los tradicionales bastoncillos, ya que pueden facilitar la entrada de hongos y bacterias. También es preferible evitar baños muy largos, de una hora o más. Es mejor realizar baños más cortos, aunque volvamos al agua después de un rato al sol.
La mejor prevención contra las otitis de verano es evitar baños muy largos y secar bien las orejas al salir (galitskaya / Getty Images/iStockphoto)
Para evitar contagios, es posible que caigamos en la tentación de usar tapones cuando nos bañemos, pero los especialistas advierten que no es recomendable. A menos, eso sí, que hayamos sufrido este tipo de infecciones anteriormente. En ese caso se considera una medida de refuerzo para evitarlas.
Proteger los ojos
Más allá de los oídos, también hay que llevar especial cuidado con los ojos, sensibles a estas jornadas de sol y agua. Cuando nos damos un baño, el Institut Català de Retina recuerda que nos exponemos a irritaciones, conjuntivitis, o incluso pérdida de visión a largo plazo.
Cuidar la salud de los ojos, en este caso, es tan sencillo como usar gafas de natación o no abrir los ojos bajo el agua. En cuanto a laslentes de contacto, aseguran los especialistas que es mejor no utilizarlas durante los baños, ya que pueden absorber líquido y microorganismos potencialmente peligrosos.
La mejor herramienta para evitar daños oculares son unas gafas de sol homologadas (pixdeluxe / Getty Images)
Por otro lado, fuera del mar o de la piscina los ojos están expuestos a una radiación solar muy alta. Para evitar daños oculares, la mejor herramienta son las gafas de sol, aunque no cualquiera sirve. Los especialistas de Óptica y Audiología Universitaria aconsejan buscar gafas homologadas, tratadas para proteger de los rayos UV, en centros autorizados; porque no todas las gafas oscuras sirven.
A la hora de elegir unas buenas gafas de sol también debemos también pensar en las actividades para las que las vamos a usar. Las gafas de sol suelen categorizarse según la climatología y la actividad, y los cristales son distintos dependiendo de esto. Para los días de verano al aire libre, las más convenientes vienen señaladas con el número 3. Además, para que las gafas de sol no dañen la vista, es importante llevarlas bien graduadas en caso de ser necesario, y no usar las gafas de sol graduadas nunca en interiores, porque obligan a forzar la vista.
Los especialistas aconsejan usar gafas de natación o no abrir los ojos bajo el agua, y no bañarse con lentillas