FUENTE: La Razón
Las enfermedades degenerativas de la retina que suelen afectar a personas de edad avanzada empiezan a tener una importante presencia entre la población. En algunas de estas patologías, las células fotosensibles dejan de funcionar. Sin embargo, los circuitos neuronales que mandan la información al cerebro siguen intactos.
Gracias a ello, en muchos casos se puede minimizar los efectos de la enfermedad gracias al uso de implantes. Es decir, una cámara externa ubicada en las gafas recoge la información visual del entorno y ésta es enviada a través del nervio óptico mediante un estímulo, lo que permite restablecer la visión de forma artificial. Sin embargo, esta técnica está limitada ya que la estimulación del sistema nervioso se realiza a través de la inyección de carga con electrodos metálicos, lo que obliga a implantar electrodos grandes capaces de inyectar la carga adecuada y, por lo tanto, debido a su tamaño, no es posible implantar un gran número.
En este contexto, el reto del equipo liderado por José Garrido, investigador del Instituto Catalán de Nanociencia y Nanotecnología, es el de mejorar esta técnica gracias al uso del grafeno, que daría lugar a una visión más clara y definida, y a nuevas estrategias de estimulación autorregulables. «El grafeno permite inyectar más carga y de forma más eficiente para estimular el sistema nervioso y eso implica que podemos usar electrodos más pequeños y, por lo tanto, tener más puntos de estimulación», explica Garrido.
Además, en el marco de este proyecto, bautizado con el nombre de i-VISION, también se trabaja para intentar crear un mapa personalizado de la retina de cada paciente. «Una parte de la investigación está orientada también a entender cómo se estimula y para ello es necesario ver cuál es la reacción de las células cuando estimulamos», concreta Garrido, quien señala que «a partir de ahí y con el desarrollo de la electrónica adecuada podríamos controlar la estimulación y decidir así qué tipo aplicamos, adaptándola a las características de cada paciente».
El proyecto cuenta con la implicación de grupos de trabajo y centros de investigación de diversas disciplinas, por ello ha sido vital para su impulso y puesta en marcha el apoyo de la Obra Social La Caixa. Y es que Garrido ha sido uno de los 79 investigadores nacionales e internacionales que ayer recibieron las ayudas que otorga la Fundación para el desarrollo de proyectos pioneros y de gran impacto social en las mejores universidades y centros de investigación de España y Portugal.
Estas becas, con una dotación total de 28 millones de euros, se enmarcan en las tres líneas de actuación en el ámbito de la investigación de la entidad, como son las becas de postdoctorado Junior Leader; el apoyo a proyectos de excelencia de investigación biomédica y salud, y el programa CaixaImpulse.
Durante el acto, que estuvo liderado por el presidente de la entidad, Isidro Fainé, y el ministro Pedro Duque, se hizo entrega de 33 becas a investigadores de diferentes nacionalidades para llevar a cabo sus proyectos en España y Portugal en el marco de las becas postdoctorales Junior Leader, y se entregaron 25 ayudas para impulsar iniciativas de investigación en biomedicina y salud de excelencia científica e impacto social, tanto en investigación básica, clínica y traslacional. Por último, se concedieron 21 ayudas dirigidas a centros de investigación, universidades y hospitales de la Unión Europea que trabajen en un proyecto en el ámbito de la biomedicina.