FUENTE: Las Provincias
«En junio de 2018 me operaron de un glaucoma en un ojo y el verano pasado me detectaron tensión en el otro, por lo que la doctora me recetó Arteoptic 20 miligramos en monodosis. Después de recorrer varias farmacias lo encontré. Al ser un tratamiento crónico, me dijeron que pedirían más, pero cuando se terminó me dijeron que ya no se encontraba, y que acudiera a mi médico a que me cambiara la medicación. Lo hizo, pero seguía sin encontrar los fármacos... Al final sólo me quedarán opciones que no financia la Seguridad Social, que es lo que quiere evitar el médico, pero si no lo hago me puedo quedar ciega». María Hortensia Abengózar, vecina de 63 años de la Cruz Cubierta de Valencia, forma parte del grupo de afectados por los problemas de abastecimiento de las farmacias valencianas, una situación que, en la actualidad, se ceba con diuréticos y ansiolíticos. En la Comunitat se han informado faltas en 73 formatos y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios contabiliza, en la actualidad, 524 presentaciones afectadas por problemas del suministro a nivel estatal.
Por ejemplo, según fuentes del Colegio de Farmacéuticos de Valencia, la furosemida -un diurético- es el medicamento más desabastecido en la actualidad, mientras que algunos ansiolíticos -como el alprazolam y terazepan- «que anteriormente estaban en faltas ahora mismo se están comercializando de forma normalizada, mientras que otros ansiolíticos toman sus puestos -clorazepato y lorazepam- y ahora aparecen desabastecidos», indicaron.
«La situación es fluctuante, pero la problemática viene porque entre los medicamentos afectados se encuentran algunos que no se pueden intercambiar, siendo las presentaciones únicas, como la butilescopolamina con metamizol o como en el caso de las hormonas tiroideas que son de estrecho margen terapéutico, y tiene que ser el médico quien prescriba un cambio. Estos dos ejemplos son los que más preocupan ya que al no tener un sustituto que se comercialice en España, pueden resultar en graves problemas de salud. Además, se acentúa el problema de la falta de suministro», detallaron.
Para las farmacias, los problemas de suministros suponen inconvenientes tangibles, especialmente para aquellas más humildes que trabajan con un menor número de proveedores y, por tanto, tienen menos posibilidades de localizar los medicamentos sustitutivos. Todo ello se traduce en desconfianza y descontento entre los pacientes que acuden a su farmacia y no reciben el medicamento del laboratorio que quieren.
Por otro lado, desde el colegio resaltaron que la gestión que realiza el farmacéutico para localizar un medicamento para reemplazar uno que no se encuentra es muy laboriosa. «Se precisan muchas horas y restan tiempo en el mostrador para poder proporcionar una buena atención farmacéutica», señalaron.
En cuanto al ciudadano, es el que tiene que acudir reiteradamente a la farmacia para comprobar si el medicamento solicitado ha llegado por fin, en caso de no ser así, recorrer la zona en busca de una farmacia que pueda tener ese medicamento o incluso, en ocasiones, el paciente se ve obligado a interrumpir su tratamiento por falta de suministros. Aunque se recomienda acudir al médico para que recete otro fármaco, son muchos los pacientes que prefieren no cambiar de medicamento para evitar confusiones o porque consideran que el que suelen usar tiene el efecto deseado.