FUENTE: 20 Minutos
En España se produce un ictus cada seis minutos, 120.000 nuevos casos cada año. El conocimiento de la población española sobre la sintomatología del ictus y cómo prevenirlo es bastante bajo, incluso en aquellas personas que ya han sufrido episodios de este tipo. Esta es una de las conclusiones que se extraen de un reciente estudio presentado por la Sociedad Española de Neurología y el Grupo de Estudio de Enfermedades Cerebrovasculares. Teniendo en cuenta que, según la Federación Española de Ictus, casi un tercio de los pacientes podría salvar su vida o librarse de una grave discapacidad si fuera atendido rápidamente, estas cifras revelan la necesidad de reforzar las ociones principales respecto a cuáles son sus señales características (a través del método F.A.S.T) y sobre cómo proceder en caso de que lo sufra un tercero o uno mismo.
En el Día Mundial del Ictus, que se celebra este martes, le ofrecemos unas pautas para ayudar a detectar esta enfermedad a tiempo y reaccionar de la forma adecuada:
Identificar los síntomas
Aunque existen varias metodologías para la detección de ictus, la escala de Cincinnati (método F.A.S.T.) se ha establecido como la mejor herramienta de evaluación prehospitalaria para su identificación, señalan desde la aseguradora Cigna. El objetivo es que, mediante unos sencillos indicadores, el acompañante pueda determinar la gravedad del episodio y transmitirla correctamente a los profesionales de la salud. Éste consiste en:
Llamar al 112
Las primeras horas son clave para la evolución del paciente. Por ello, lo primero que hay que hacer cuando se identifica un posible cuadro de ictus es ponerse en contacto inmediatamente con emergencias y trasladar la situación. Esta llamada será el primer paso para activar el Código Ictus, procedimiento de actuación sanitaria prehospitalaria que tiene como objetivo movilizar la cadena asistencial para el rápido traslado del afectado a un centro clínico.
Estar alerta y actuar en consecuencia
Es de vital importancia mantenerse al lado del afectado en todo momento y no intentar trasladarle por medios propios. Si la persona queda inconsciente, es recomendable colocarla en posición lateral de seguridad y vigilar su respiración. En el peor de los casos, se deberá proceder a una reanimación cardiopulmonar. Si la víctima convulsiona o se agita, hay que intentar sujetarla, sin hacerle daño.
No dar comida, bebida o alimentos al afectado
Mientras vienen los profesionales sanitarios, también es importante evitar darle de comer o de beber, ya que el ictus puede afectar a la deglución y podría darse un caso de ahogo, y no administrarle ningún tipo de medicamento.
Y si estamos solos y sufrimos un ictus...
En caso de que el afectado se encuentre solo y comience a experimentar cualquiera de los principales signos de alarma que caracterizan a un ataque de este tipo (debilidad o entumecimiento de una parte del cuerpo, imposibilidad o dificultad en el habla, incapacidad o dificultad para caminar, sensación de inestabilidad, dolor de cabeza brusco o trastorno visual), es importante llamar a los servicios de urgencia con la mayor rapidez posible, añaden desde Cigna.
27.000 muertes al año
Cada año se producen en España 120.000 nuevos casos de ictus y fallecen 27.000 personas. Dos de cada tres personas que han padecido esta enfermedad tienen más de 65 años, pero en las últimas dos décadas ha aumentado un 25% el número de casos entre personas en edades comprendidas entre los 20 y 64 años, según datos aportados por la Sociedad Española de Neurología (SEN). El ictus es, además, la primera causa de mortalidad en la mujer y la tercera en el hombre en España.
Factores de riesgo
Hay factores de riesgo vascular que no se pueden modificar como la edad (el riesgo aumenta con los años), el sexo (la incidencia es mayor en las mujeres a partir de los 85), el historial familiar. Pero hay otros en los que se puede incidir como la hipertensión arterial, la diabetes, la hipercolesterolemia, tabaquismo, obesidad, la vida sedentaria, el consumo de alcohol, los anticonceptivos o las enfermedades cardíacas.
Asimismo, hay que tener en cuenta la fibrilación auricular, una arritmia muy frecuente entre la población general que incrementa hasta en cinco veces el riesgo de sufrir un ictus y que, a menudo, permanece asintomática. “Por ello es fundamental el diagnóstico precoz de esta enfermedad y la instauración de un tratamiento adecuado con anticoagulantes”, añade la especialista en Neurología de HM Hospitales.
Otro factor de riesgo es el hecho de haber sufrido ya un ictus. El 10% de los pacientes sufren un nuevo episodio durante el primer año y a partir del segundo el riesgo de recurrencia es de un 5% anual, por lo que es esencial llevar un control muy estricto de todos los factores de riesgo vasculares si se ha sufrido un ictus.