FUENTE: 20 Minutos
El 21 de noviembre se celebra el Día de la Espina Bífida, una malformación congénita que se produce durante el desarrollo del feto y que afecta en torno al 10% de la población en España en su forma oculta y al 0,4% en su manifestación quística.
Su diagnóstico se realiza cuando nace el bebé, ya que suele manifestarse en forma de quiste en la espalda. Sin embargo, en ocasiones puede no ser tan evidente.
La finalidad de este día es dar a conocerla y promover la protección en todos los aspectos de las personas nacidas con espina bífida y/o hidrocefalia o afines, fomentando y perfeccionando, en lo posible, el nivel asistencial, educativo, laboral y social de dichas personas
La espina bífida surge porque "parte del tubo neural que forma la médula espinal no se cierra completamente", según indica la Federación Española de Asociaciones de Espina Bífida e Hidrocefalia (FEBHI). Cuando esto sucede, el sistema nervioso central, el genitourinario y el aparato locomotor se ven afectados.
La FEBHI también afirma que hasta en un 90% de los casos la espina bífida suele producir hidrocefalia. Esto provoca un exceso de líquido en los ventrículos, aumentando la presión y causando un deterioro en la función cerebral. Los bebés con hidrocefalia tienen un tamaño de cabeza mayor.
Características de la espina bífida
Existen hasta tres tipos de espina bífida cuyas características son diferentes entre sí. La FEBHI hace la siguiente clasificación:
El origen de esta malformación suele relacionarse con la ingesta suficiente de ácido fólico, según el Instituto Nacional de Trastornos Neurológicos y Accidentes (NINDS). De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierte que se puede reducir este riesgo hasta en un 70% si la madre toma diariamente la cantidad de ácido fólico que necesita, aproximadamente unos 0,4 miligramos.
Diagnóstico y pruebas
La espina bífida puede detectarse a través de una ecografía, amniocentesis o análisis de sangre. Pero, lo habitual es que se descubra cuando el bebé nace.
En el momento en el que se sospecha de esta malformación se realiza una radiografía, resonancia magnética o tomografía computarizada. Cuando esta malformación no se puede detectar a simple vista la única manera de descubrirla es mediante rayos X.
Tratamiento
El tratamiento de la espina bífida dependerá del tipo de lesión que presente el recién nacido. Estas son algunas opciones:
Tras el diagnóstico y tratamiento adecuados, el pronóstico para la espina bífida suele ser favorable. Aunque algunos niños tienen que utilizar dispositivos para poder caminar, la rehabilitación a lo largo de toda la vida les puede permitir llevar una vida completamente normal.