FUENTE: El País
El Gobierno de Aragón investiga un caso de malaria en una persona de Zaragoza "sin antecedentes de viaje a una zona endémica", lo que significa que se ha contagiado de la enfermedad en España. La Consejería de Sanidad ha confirmado el caso, del que "se está investigando su origen y mecanismo de transmisión".
El enfermo es un "hombre de avanzada edad con un cuadro complicado de patologías previas", ha informado la consejería. Sanidad ha remitido las muestras del paciente al Centro Nacional de Microbiología, confirma un portavoz de este organismo. Mientras estas averiguaciones no concluyan, Sanidad no ofrecerá más detalles del episodio, ha afirmado el Gobierno aragonés.
Fuentes sanitarias han explicado que el paciente fue hospitalizado hace varias semanas, aunque el diagnóstico por malaria no se ha hecho hasta fechas recientes.
La malaria es una enfermedad infecciosa causada por un parásito microscópico del género Plasmodium cuya vía de transmisión más habitual es la picadura de un mosquito del género Anopheles. En este caso, la especie del parásito es falciparum, el “más frecuente en el mundo y también el que desarrolla cuadros clínicos más graves”, explica Fernando Salvador, del servicio de enfermedades infecciosas del Hospital Vall d'Hebron (Barcelona).
Los síntomas más comunes de la malaria son “fiebre con picos de temperatura muy elevada, escalofríos, dolores y fatiga”, detalla Quique Bassat, profesor de investigación ICREA del ISGlobal de Barcelona. “Son síntomas que pueden confundirse con la gripe, por ejemplo. Si el paciente no ha viajado a zonas de riesgo, esto puede retrasar el diagnóstico y agravar el pronóstico, ya que es difícil que los médicos puedan pensar que están ante un caso de malaria. Si se diagnostica rápido, la enfermedad es curable en casi el 100% de los casos”, añade Bassat.
La malaria fue erradicada en España en 1964 y desde entonces la práctica totalidad de diagnósticos son en personas que han viajado a zonas de riesgo, los llamados "casos importados". Un estudio reciente del Instituto de Salud Carlos III recoge que entre 2014 y 2017 fueron diagnosticados 2.970 casos importados de malaria en España, de los que el 75,3% requirieron ser hospitalizados y 15 (el 0,5%) fallecieron.
Los casos autóctonos son mucho más excepcionales. Hasta la fecha, España había registrado 20 en las tres últimas décadas. De ellos, en 12 casos la infección se ha producido en un hospital, cinco han sido congénitos (en los que la madre transmite la enfermedad a su hijo recién nacido), dos “introducidos” (en los que un mosquito transmite la enfermedad tras picar a un caso importado) y uno de la llamada "malaria de aeropuerto". Estos casos se producen cuando un mosquito infectado llega en avión desde un país endémico y transmite la enfermedad a una persona en España, como ocurrió en 2001 con una jubilada de Torrejón de Ardoz (Madrid).
El gran reto ahora para los especialistas implicados (epidemiólogos, microbiólogos, infectólogos…) en la investigación en marcha es averiguar cómo adquirió la enfermedad el paciente ingresado en Zaragoza. La hipótesis de que se trate de un caso introducido parece descartada “porque los mosquitos Anopheles que hay en España, de la variedad atroparvus, son un vector competente para otros tipos de malaria, como la vivax, pero no transmiten la falciparum”, explica Salvador
Una posibilidad sería que se hubiera asentado en Zaragoza alguna otra especie de mosquito Anopheles capaz de transmitir el Plasmodium falciparum, pero “hasta ahora esto no ha sido detectado en la zona” explica Rosario Melero, experta en entomología sanitaria. Estas investigaciones, sin embargo, se han visto dificultadas por el retraso en el diagnóstico del paciente. “En esta época del año los mosquitos no prosperan por las bajas temperaturas, así que no es el momento adecuado para este tipo de investigaciones”, añade Melero.
Otra hipótesis que investigan los especialistas es que se trate de un caso de malaria de aeropuerto, algo que sería posible debido a la presencia de la Base Aérea de Zaragoza del Ejército junto a la capital aragonesa. Un tercer posible origen de la infección sería nosocomial, es decir que el paciente hubiera adquirido la malaria durante su ingreso por otras patologías en un hospital de Zaragoza. Este tipo de contagios se producen cuando por algún fallo asistencial el enfermo entra en contacto con sangre de otro paciente infectado por el parásito.
Todos los expertos consultados insisten en que el riesgo para la población “es nulo” y que se trata de un “caso excepcional”. Lo que sí está descartado por ahora es que pueda producirse una transmisión sostenida de la enfermedad de forma local, como ocurría hace más de medio siglo en España.
Según la Organización Mundial de la Salud, en 2018 fueron diagnosticados 228 millones de casos de malaria en el mundo y la enfermedad causó 405.000 muertes, en su gran mayoría en países en desarrollo.