FUENTE: Levante
El Presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Valencia, Jaime Giner, repasa en esta entrevista los problemas de la profesión y da claves para solucionarlos.
¿Es preocupante el número de farmacias que cierran por la baja rentabilidad y dejan a pueblos sin servicio?
Aunque normalmente se opta por la transmisión de la oficina de farmacia de continuar así la situación actual sí llevará al cierre de farmacias en un futuro. Y el problema viene porque estos cierres se darán en zonas rurales donde más se necesita el servicio, puesto que en muchos pueblos la farmacia es el único servicio sanitario que suele haber y sin ella el municipio puede darse por desaparecido, ya que sin servicio sanitario no se sostiene. La Administración debe tomar cartas en el asunto, y todo ello pasa por terminar con la búsqueda de ahorro con el medicamento, porque actualmente ya no hay margen de actuación sin provocar la ruina de muchas farmacias rurales que además de prestar un servicio sanitario prestan un servicio social. Hay muchas medidas que se pueden implementar, pero deben ser medidas estructurales, como el cambio retributivo, la apuesta por los servicios profesionales farmacéuticos o la racionalización de los servicios de urgencia o la penalización de su abuso, pero no se atreven. Hace falta un Pacto de Estado para la Sanidad, para que no se utilice a la farmacia comunitaria como herramienta electoral.
Se ha creado una asociación de farmacias de viabilidad económica comprometida (VEC) para demandar más apoyo y ayudas y no dejar pueblos pequeños sin servicio. ¿Qué posición va a tomar el colegio con esta asociación?
Estar a su lado, por supuesto. De momento hemos aprobado adelantarles la subvención que debido a los trámites burocráticos no suelen cobrar hasta mediados de año. Por otra parte, consideramos que estas subvenciones deben actualizarse, ya que están congeladas desde 2011, año en el que se publicó el decreto. Esa actualización debería tener en cuenta tanto en su cantidad como el tope para ser catalogadas como VEC. Si la Administración quiere combatir la despoblación y ayudar a las personas mayores que allí existen, sin duda, van a tener que proteger a la farmacia rural.
¿Qué reivindicaciones tiene el Colegio respecto a los servicios de urgencias de las farmacias?
Lo que está ocurriendo con los servicios de urgencia de farmacia es lo mismo que ocurre con la sanidad: se están desarrollando unos servicios basados en la cantidad y no en la calidad. Hoy en día, cuando un paciente sale de un centro de urgencias, o sale estabilizado o va al Hospital. En este sentido, la Oficina de Farmacia ha pasado a un segundo nivel, no existe una necesidad en un corto espacio de tiempo para dar el servicio, pero como solo lo sufre el farmacéutico, sin coste para la Administración, todo el mundo quiere una farmacia debajo de su casa. Pero a partir de los datos que maneja la conselleria, prácticamente no va nadie a la farmacia en la franja horaria nocturna. Antiguamente cuando se asoció el servicio de urgencias a nuestros ingresos con el margen profesional, solo había la mitad del número de farmacias que hay en la actualidad y nuestro margen era un 25% superior. Aparte de que la demanda de servicio era muy superior. Es un abuso lo que está ocurriendo y se está convirtiendo en una herramienta electoral, ya que se está exigiendo servicio en muchas poblaciones donde no había quejas ni demanda del servicio. Y todo ello provocado por los políticos municipales y sus promesas electorales. Pero, sin duda, lo más grave es que se está amenazando a farmacéuticos con presión social provocada por los políticos, cuando la normativa actual impide que consigan ese objetivo.
¿Hace falta una nueva legislación?
Por supuesto, pero no para contentar a alcaldes y concejales, sino para conseguir un servicio racional y buscar campo de mejoras con las tecnologías actuales. Hoy en día es más problemático que cuando se acude a una farmacia no tenga la medicación que la distancia que haya que recorrer hasta ella. Con la comunicación con Atención Primaria que demandamos, sería factible que, al acudir el paciente, tuviera ya preparada su medicación. Pero en este ámbito no hay voluntad política. Eso no da votos.
Según la Aemps, hay cerca de 530 presentaciones de medicamentos sin suministro en las farmacias. ¿A qué se debe?
Las causas del desabastecimiento son diversas, es un problema multifactorial donde solo hay unas pocas plantas de fabricación de principios activos. Por tanto, cuando una tiene una rotura de producción, es difícil cubrir el mercado. A todo ello hay que sumar los problemas en la fabricación de medicamentos, la escasez de materia prima, las políticas de precios de medicamentos y el incremento puntual de la demanda, etc. Hay que tener en cuenta que la política de precios es importante, primero se suministra a quien más paga y España tiene unos precios muy bajos. Y, a pesar de ello, sigue profundizando en ese rol, de manera que, si aplica las anunciadas subastas, se va a vivir una situación grave en este campo, ya que, aunque toda Europa está sufriendo esta falta de suministro, casi todos los países pagan más que España por los medicamentos. Lo que no es viable es que hoy en día cueste más un paquete de papas o de caramelos que un medicamento.
¿Cuál es la solución?
Desde luego bajar los precios y aplicar subasta no lo es. Los farmacéuticos, a pesar de no ser responsables de estas faltas de suministro, están solucionando el problema con información a los pacientes y alternativas, como puede ser la sustitución cuando es posible, o la formulación magistral. Nosotros podemos ayudar con los medicamentos personalizados, preparando fórmulas magistrales para paliar estas faltas, pero la administración no nos deja, excepto en algunas comunidades autónomas. Desde luego en la Comunitat Valenciana no es el caso.
¿Está haciendo suficiente el Ministerio de Sanidad para atajar este problema de falta de suministro?
Se está actuando, intentando solucionar el problema hasta donde puede, haciendo que los laboratorios informen de forma temprana sobre los posibles problemas, importando medicamentos€ Pero mucho más caros. Podríamos fabricarlos en nuestras farmacias de forma más eficiente y con un mayor control. Pero tampoco es un problema que pueda solucionar la administración española. Como he dicho es un problema global, solo puede poner parches.
¿Qué reivindicaciones mantienen actualmente ante el gobierno autonómico?
Las relaciones con la Conselleria de Sanidad, así como con el resto de la administración son excelentes. Nos reunimos periódicamente, al igual que con los portavoces de los partidos políticos con representación parlamentaria y con el resto de colegios profesionales sanitarios valencianos. En referencia a la Conselleria de Sanitat, contamos allí con unos excelentes profesionales que conocemos desde hace muchísimos años. Por lo que la relación es muy cordial. No obstante, sí que es cierto que hay determinadas reivindicaciones por las que continuamos luchando. Principalmente conseguir que la administración sanitaria reconozca oficialmente el rol del farmacéutico dentro del sistema sanitario, de manera que las farmacias puedan ofrecer una atención protocolizada y registrada para que haya constancia dentro del sistema de las actuaciones del farmacéutico sobre el paciente, así como que el farmacéutico conozca las actuaciones de otros profesionales sanitarios sobre el paciente y así poder ofrecer un servicio más integrado. Un reconocimiento del farmacéutico como profesional del sistema sanitario, acompañado de esa visualización por parte de la población, solucionaría muchos otros problemas a los que nos enfrentamos actualmente y que pasan, entre otros temas, por no reconocer la grave situación en la que se encuentra el farmacéutico comunitario a la hora de ofrecer servicios de urgencia. Hay que estudiar y revisar la Ley de Ordenación Farmacéutica, para mejorarla en lo posible y poner en marcha el comenzar a concertar en base al Decreto de Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, necesario para el desarrollo de la Farmacia Comunitaria.
¿A qué retos se enfrentan?
Tenemos un futuro apasionante si continuamos siendo proactivos y continuamos adaptándonos al entorno y las necesidades de la sociedad, tanto en la actualidad como en el futuro. La profesión farmacéutica es una de las que más fácilmente se adapta a prácticamente cualquier situación. Hemos pasado por momentos muy duros con los impagos y, a pesar de ello, hemos sobrepasado esos escollos y atendido a la población. Nos hemos enfrentado a retos tecnológicos que ahora son una rutina más en nuestro ejercicio profesional diario. Y nos hemos adaptado a las diferentes demandas de la sociedad, siguiendo de cerca su evolución y evolucionando nosotros con ella al ritmo que marque. Nuestro principal reto es conseguir que la sociedad nos vea más allá de la mera dispensación de medicamentos. Que no nos identifiquen como comerciantes sino que nos vean como lo que somos: unos profesionales sanitarios preparados para cuidar de su salud. Los farmacéuticos tenemos mucho que aportar a la sociedad. Solo depende de la voluntad de la Administración. Cuanto más tarde en integrarnos dentro del sistema sanitario, más se deteriorará.