FUENTE: 20 Minutos
La crisis del coronavirus ha generado numerosos efectos. Por ejemplo, las mascarillas se están agotando. Pasa algo parecido con los geles desinfectantes. Tal es el desabastecimiento que en Internet han surgido diferentes recetas para que nos podemos crear nosotros mismos un desinfectante. Pero puede que no sea una buena idea.
Lo segundo es que las recetas pueden estar bien planteadas, pero si no consigues seguir perfectamente los pasos, puede que acabes con un producto que no sirva para nada, que pueda ser incluso agresivo para tu piel y que desperdicies ingredientes.
La clave está en la proporción de estos ingredientes. Por ejemplo, el Centro de Control de Enfermedades de EE UU recomienda usar un desinfectante de manos que contenga al menos un 60% de alcohol, algo que para nosotros mismos puede ser difícil de crear.
La mayoría de las recetas proponen mezclar alcohol isopropílico entre el 91 y el 99% y gel de aloe vera, que proporciona humedad para contrarrestar la sequedad que produce el alcohol. La proporción normal es un 60% de alcohol por un 40% de aloe vera, o 2/3 de alcohol y 1/3 de ale vera. Pero ni siquiera siguiendo estas proporciones, no puedes controlar cómo se diluye el alcohol en el producto final. Si te quedas corto de aloe vera, tu piel se resecará. Y si te quedas corto de alcohol, no será efectivo para matar gérmenes, lo cual lo hace inútil. Y si no usas herramientas limpias para mezclarlo, puedes malograrlo también.
Otro problema es que debido al coronavirus, el alcohol isopropílico y el gel de aloe vera está empezando a agotarse en comercios. Y las alternativas que se leen en internet, como el vodka, están desaconsejadas, porque los licores se mezclan con agua. Si mezclas vodka con aloe vera, tendrás un desinfectante de menos del 40% de alcohol.
La OMS tiene su propia receta casera, pero requiere más ingredientes: agua estéril, un alcoholómetro para medir la concentración en la mezcla final y glicerina. No recomiendan usar colorantes, aceites esenciales o fragancias, porque pueden provocar reacciones alérgicas.
Así pues, lo mejor es simplemente lavarse las manos con agua y jabón durante al menos 20 segundos, numerosas veces al día, sobre todo tras ir al baño, antes y después de comer, antes y después de cocinar, etcétera. Hay que evitar tocarse la cara en general, pero sobre todo con las manos sucias, porque casi todo lo que tocamos a lo largo del día tiene gérmenes y si tocamos las mucosas (boca, nariz, ojos), podemos propagarlos por nuestro cuerpo.